El insigne pedagogo Manuel Siurot fue un gran aficionado al cante flamenco. Rescatamos fragmentos de una charla suya de 1937.

El Niño de Marchena rompió los moldes tradicionales del flamenco. Cantó con orquesta y cambió la indumentaria, vistiendo de smoking en los escenarios.

El Niño de Marchena le dio al fandango la brillantez y el protagonismo que le convirtieron en el palo más demandado por los públicos.

Pepe Marchena fue el cantaor más grande de la ‘ópera flamenca’. Con él, el fandango de Huelva alcanzó su máxima popularidad.

En agosto de 1929, el ayuntamiento de la capital convocó un concurso de fandanguillos, a celebrar cuando la romería de la Virgen de la Cinta.

La presencia del flamenco en Barcelona es tan vieja como en el resto de España. Las masivas migraciones de andaluces a Cataluña fueron el origen de su asentamiento.

Las guerras sacan la parte más oscura de la condición humana pero en medio del espanto surgen a veces, como florecillas en un pedregal, destellos de arte que concilian las emociones. El emperador de la saeta.

Camarón de la Isla no tuvo ninguna intencionalidad, ni simbólica ni esotérica, cuando se tatuó una estrella y una luna creciente en su mano izquierda.

Amiga de poetas de la Generación del 27 y de dos toreros con los que tuvo relaciones afectivas, La Argentinita fue, sobre todo, una gran artista con la que Huelva mantuvo un hermoso idilio artístico.

Todos los aficionados a los fandangos de Huelva deben gratitud a Fernando el de Triana, que los defendió con ardor cuando era un cante denostado por buena parte de la flamencología.