Hay ‘personajes’ en la Historia que han importado bien poco como toda esa carne de cañón que durante siglos han sido puras cifras de leyendas, documentos y albaranes.
Pero ellos son nosotros. Nosotros fuimos ese grueso de la Historia condenados a la vanguardia de un pelotón directos a la trinchera enemiga. Ellos no envejecerán (se puede ver bajo demanda y lo emite esta noche Canal Historia a las 23.35) aclara las imágenes de la Primera Guerra Mundial y pone un rostro real, juvenil, desdichado, a esos 10 millones de hombres que fueron enviados al matadero por políticos exaltados y militares criminales.
Una confrontación cuando la humanidad terminó de ser humana. Cuando la civilización europea perdió su nombre para entregarse a la matanza. Entre sus coetáneos aquellos reclutas importaron poco. Y para las generaciones posteriores pervivían en destellos remotos.
El cineasta neozelandés Peter Jackson, director de la gran saga de El Señor de los Anillos, rastreó por archivos, restauró y coloreó centenares de fotos y fragmentos de cine que hasta ahora parecían invisibles.
Los soldados de Ellos no envejecerán miran a la cámara. Con técnicas actuales se les acentúa el alma de sus ignorancias, sus miedos, sus ganas de vivir y sus escasas posibilidades de sobrevivir. Estaban condenados a no hacerse mayores.
El documental de Jackson es absolutamente ‘horrible’, sobrecogedor, cruel en sus imágenes y sonidos. Y triste en la sucesión de los testimonios, las voces en off.
La historia de estos reclutas arranca con visos de mili y excursión y termina chapoteando entre sangre, ratas y cráteres de obuses. Pero hasta ahora no lo habíamos visto con tanta nitidez lo que eran aquellas postales de abuelos y bigotones.
La crueldad de la Segunda Guerra Mundial los había difuminado. Borrado. Y el futuro los olvidó. Ellos no envejecerán es incómodo de ver. Pero hay que verlo.
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