La Maestranza | Primera novillada del ciclo de promoción

Olivera deja una grata impresión

  • El incipiente torero pacense da dos vueltas al ruedo tras mostrarse solvente ante el complicado quinto novillo

  • Carlos Fernández da una vuelta al anillo en el que abrió plaza

Eric Olivera, quien dio dos vueltas al ruedo, en un natural al complicado quinto.

Eric Olivera, quien dio dos vueltas al ruedo, en un natural al complicado quinto. / Jose Ángel García

Comenzó el XXXIV Ciclo de promoción de Nuevos Valores de la Torería con un sexteto de incipientes toreros en un festejo que arrojó un pobre balance artístico y en el que destacó el pacense Eric Olivera, nacido en Villanueva del Fresno y de la Escuela de tauromaquia de Badajoz.

Olivera, ante el garbanzo negro del buen encierro, en su conjunto, de La Quinta, demostró capacidad y se mostró solvente ante el quinto de la noche, un ejemplar que se quedaba corto por ambos pitones y que incluso se revolvía al final de las suertes. Salvo en un desarme, el torero, con valor y disposición, dejó una grata imagen. Lanceó bien a la verónica. Con firmeza intentó siempre bajar la mano y llevar sometido al áspero animal. Fue una faena meritoria para un novel que remató de espadazo. El público pidió con fuerza una oreja que fue denegada por la presidencia, dando dos vueltas al ruedo y siendo el usía abroncado.

Carlos Fernández, nacido en Alemania, pero residente desde niño en Lora del Río, se las vio con un gran novillo por su prontitud, movilidad y buena condición. Bien con el capote, realizó una labor con altibajos en la muleta, acertando con la espada y dando una vuelta al ruedo.

Al murciano José María Trigueros, ante un animal que acudía con prontitud y movilidad, le faltó mando y dominio, fallando con la espada.

Álvaro de Chinchón, de la citada localidad madrileña destacó en una tanda diestra con buena composición, siendo cogido en dos ocasiones, la segunda con rotura de la taleguilla, pero aparentemente sin mayores consecuencias. Estuvo desacertado con los aceros.

Manuel Casado, de Lora del Río, muy bullidor y arropado por una legión de partidarios, se mostró muy dispuesto. Recibió al cuarto con dos largas cambiadas de rodillas en los tercios. Con la franela le faltó someter al eral de La Quinta. Tampoco estuvo acertado con la espada.

El portuense Víctor Barroso se las vio con una res pegajosa por momentos y que salía con la cara alta de las suertes. El gaditano realizó una labor con entrega que cerró con manoletinas.

En el primer festejo del ciclo de promoción, en el que el nivel en su conjunto fue bajo, destacó el pacense Eric Olivera, quien dejó una grata impresión en una novillada de La Quinta que ofreció embestidas a raudales para el triunfo.

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