Xerez CD

Mario, 'determineitor'

  • Un gol de Bermejo en el último segundo mantiene vivo a un Deportivo que se queda a cinco puntos de la permanencia. Los azulinos jugaron 50 minutos con diez por la expulsión de Keita

Increíble, indescriptible, inenarrable y, por supuesto, impresionante y apoteósico. Bermejo se inventó un remate de cabeza sobre la campana tras un centro de Prieto que mantiene vivo al equipo a falta de tres jornadas para el final. Se queda a cinco puntos de la salvación.

El delantero estaba en posible fuera de juego pero su gol tiene su peso en oro. El partido había sido un auténtico suplicio para los azulinos y verse con tres puntos más en la tabla después de haberlo tenido casi perdido y de haberlo afrontado con diez por la infantil expulsión de Keita, al que se le fue la cabeza, es algo que debe dar al equipo de Gorosito el empujoncito que le falta para obrar el milagro.

El fútbol es un deporte en el que no siempre gana el mejor y en el que la máxima de que el que perdona lo acaba pagando, se termina cumpliendo con asiduidad. El Almería perdonó la vida al Deportivo en cuatro contras de las que no se pueden errar en ninguna categoría pero mucho menos en la máxima. Los de Lillo no acertaron con la meta de Renan y Determineitor Bermejo sí lo hizo.

El cántabro, ya sin fuerzas por el desgaste que había realizado, celebró el tanto como merece un gol de ese calibre, mientras que muchos de sus compañeros lo festejaron tirándose al suelo exhaustos y sin creerse lo que estaba sucediendo. Alguna vez la fortuna tenía que sonreír a un equipo que en más de un encuentro esta temporada la ha merecido y no la ha tenido jamás como compañera de viaje.

La grada de Chapín, entregada y sufrida como pocas, fue más decisiva que nunca y fue determinante porque cuando al equipo le fallaban las fuerzas y ya no tenía oxígeno, se levantó y animó como nunca lo había hecho esta temporada.

Antes de todo eso, al Xerez sólo le valía ganar o ganar, y esta vez no había espacio para las coartadas, ni sitio para valorar de forma positiva un empate ni otras consideraciones. Una igualada o una derrota hubiese llevado al equipo a un punto sin retorno.

El Xerez entró fuerte en el partido pero sus ideas se le comenzaron a agotar pronto. Le costó tener el balón -Víctor Sánchez tenía que asumir demasiado trabajo porque Keita estaba acelerado, tanto que no terminó la primera parte por doble amonestación y una expulsión infantil-, dando facilidades al rival, que pronto pasó a mandar y a crear ocasiones a la contra.

A los seis minutos, un tiro precisamente de Piatti se estrelló en el poste de la meta de Renan y a los 20, una acción de Bernardello puso el corazón en un puño a los aficionados locales.

Sin embargo, cuando lo tenía peor el equipo de Gorosito, se adelantó en el marcador con un gol en propia puerta de Juanma Ortiz en su intento por despejar una falta que colgó al área Carlos Calvo. Pero la alegría le duró poco porque el Almería no tardó en nivelar la contienda también tras otra falta que ejecutó Bernardello y convirtió en gol Soriano de cabeza.

El árbitro también tomó protagonismo y se convirtió en juez parcial del choque. Comenzó a machacar a los azulinos con faltas y con tarjetas y perdonó el regalito a los visitantes por entradas merecedoras de recibir alguna que otra amonestación. La gota que colmó la paciencia de los xerecitas y del público llegó en la recta final de la primera parte, cuando Keita vio dos amarillas en dos minutos. Al malí se le fue la pinza, entró duro al balón y a Piatti y tuvo que salir del campo. La pañolada con la que fue despedido Ayza Gámez fue de las que hacía tiempo no se recordaban en Chapín.

Gorosito tuvo que mover pieza en el descanso para evitar perder el control del centro del campo y dejó en la caseta a Calvo para apostar por Bergantiños, que le dio un poco de más consistencia a esa parcela.

El Almería no pasó apuros en los comienzos del segundo tiempo y dispuso de alguna que otra opción a la contra pero Orellana, en el minuto 63, pudo sentenciar. Recogió un balón largo de Bermejo, encaró pero no supo resolver.

A medida que fueron pasando los minutos, el partido fue muriendo y entrando en la dinámica que al Almería le interesaba por su superioridad numérica. La precipitación y la ansiedad se apoderaron de un Xerez que se quedaba sin gasolina y al que ni la entrada de Antoñito, que reemplazó a Mendoza, le sirvió para salir de su inercia.

A falta de diez minutos, Gorosito tiró de Míchel para colgar balones y fue expulsado Guilherme por doble amarilla pero no había forma ni fuerzas y encima los nervios y la tensión eran cada vez mayores.

Sin embargo, llegó el milagro. Chapín, cuando la vida se le iba al equipo se levantó y animó como nunca a unos jugadores fundidos.

En el minuto 86, Piatti se plantó en el área, tuvo tiempo de levantar la cabeza, se la puso a Nieto, que entraba solo y estrelló el balón en la cepa del poste, fallando el 1-2. Ahí firmó su sentencia el cuadro de Lillo porque Mario Bermejo, en el descuento, no perdonó... Luego, tangana y una bronca para olvidar.

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