Músculo para dar y regalar

En el fútbol moderno impera el músculo y el continente africano se ha convertido en una fuente de jugadores para los clubes europeos. En el encuentro de ayer se vieron dos ejemplos de ello y tuvieron bastante protagonismo, aunque en el cómputo global se puede dar como ganador al jugador del Getafe y no porque el resultado final favoreciera a los azulones sobre los azulinos.

Dentro del dibujo creado por Míchel, en el que manda el buen trato al balón, la figura del jugador de Ghana tiene una gran importancia porque es un futbolista por el que pasan muchos balones y que es capaz de darle una salida bastante fluida y clara. Además, rinde bastante en la recuperación, aunque esa forma de entender el juego tan intensa lleva implícito un alto porcentaje de errores en el pase.

El malí del Xerez no atraviesa por su mejor momento. Después de un mal inicio de temporada y tras cerrar la boca de mucho crítico despiadado, el centrocampista demostró ser un jugador muy competitivo y que, muy probablemente, tiene un hueco la próxima campaña en Primera, haga lo que haga el Xerez. Demostró que no sólo es un jugador útil en la recuperación y en abarcar campo, sino que además no está exento de calidad para contribuir en la creación.

Con el paso de los partidos ha perdido algo de esa chispa. Ahora que Víctor Sánchez ha ganado mucho protagonismo en la organización, el africano ha bajado algunos enteros en su aportación. No se le puede negar la misma entrega de siempre, pero sus apariciones son esporádicas y no goza de la continuidad de hace algunas jornadas. Eso lo nota el equipo, que en un momento como el actual precisaría de todos sus elementos al máximo rendimiento.

Y en esta ocasión tenía enfrente un equipo que fue de menos a más en la parcela central. En el inicio del choque eran Boateng y Celestini los jugadores que formaban el armazón en la medular, escoltados por Adrián y Pedro León, pero la salida de Casquero en la segunda mitad fue fundamental para ganar la batalla en esa zona del campo.

Keita fue útil con el pie y también con las manos porque Gorosito ha descubierto en él una habilidad que puede ser muy potable. Es el encargado de sacar de banda en las acciones cercanas al área del rival y en algunas ocasiones puso en serios aprietos a los defensas del Getafe por poner el balón donde más duele, aunque en la segunda mitad intervino ya como rematador y creó peligro por su potente salto, aunque siguió sin fortuna para hacer su primer gol de la temporada.

Boateng, por hacerlo bien, intervino con éxito incluso en el gol de Rafa que le dio los tres puntos a su equipo. Demostró su elasticidad, centró con acierto y el Getafe mató buena parte de las ilusiones del xerecismo. El africano forma parte de esa nutrida clase media de la categoría que convierte en competitivo a un equipo.

A ninguno de los dos les faltará equipo porque hoy el músculo es lo que impera. Sólo unos pocos juegan al fútbol. El resto, a correr y a perder tiempo, como hizo el propio Boateng.