De la crítica a la euforia en 10 minutos
La afición volvió a pedir la marcha de Morales, cargó contra Ziganda pero se marchó encantada con el primer triunfo
Suele ocurrir en este Xerez Deportivo que cuando los problemas extradeportivos se acumulan los deportivos van como la seda. Así ha sucedido de unos años a esta parte, y así se volvió a repetir en la jornada de ayer.
De cualquier forma, el encuentro tuvo absolutamente de todo, desde protestas contra Morales, que esta semana se incrementaron considerablemente, hasta tángana al final del partido en pleno túnel de vestuario, una trifulca en la que un Policía Nacional tuvo que abandonar el estadio con un fuerte hematoma en el pie por un pisotón de Diego López.
Por partes. La afición recordó a Joaquín Morales que no le quiere. Lo hizo con el clásico 'Morales, vete ya', y a través de diferentes pancartas en las que se podía leer: 'Morales, vende ya. Salvemos al Xerez'. Tampoco se libró de la quema el actual presidente de la entidad, Carlos Osma, con otra pancarta alusiva y en la que se leía 'Osma-rioneta'.
El otro lance desagradable de la tarde lo protagonizó el portero del Villarreal. Con el partido terminado y en pleno túnel de vestuarios, el gallego perdió los nervios, y en un arranque impropio de un profesional se llevó por delante a todo lo que encontró a su paso. Los más perjudicados fueron un Policía Nacional y el jefe de seguridad del Xerez, que sufrieron fuertes pisotones en los pies. Y que un pisotón con una bota de tacos...
En cuanto al partido en sí se resume con un nombre propio: Antonio Ramiro Pérez. El sevillano resolvió la papeleta en sólo diez minutos con un gol de los que sólo él sabe meter y salvando la bronca a Ziganda. Su aportación al juego ofensivo del equipo fue espectacular. Desquició a la defensa, buscó las paredes en la frontal, algo poco habitual este año, y sobre todo anotó un golazo de bandera, con una vaselina a Diego López, de casi 1'95.
Justo antes, coincidiendo con su salida, Cuco Ziganda recibió una dura reprimenda por parte del público al sustituir a Bermejo, otro de los que estaba siendo de los más destacados, por el sevillano. Eso sí, al equipo se le vio mucho más arropado con el nuevo sistema. Los tres centrales y el dibujo táctico en mediocampo beneficiaron a Viqueira, ayer mucho más a gusto y con menos kilómetros que recorrer y eso, con su edad, se nota. También se vio a un Abel, que suplió al lesionado Mendoza, mucho más entonado que otras veces. Buena señal.
La victoria final hizo disfrutar a la afición, que ayer volvió demostrar su señorío con una ovación a Robert Pires (qué treinta y cinco años del francés porque fue de los mejores de su equipo) en el segundo tiempo. El xerecismo saboreó como nunca el primer triunfo en Primera. Ya tocaba.
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