La historia no fue justa con la afición

Chapín se puso su mejor frac para recibir a la Primera División. Todo estaba dispuesto para una gran fiesta, una fiesta que la afición del Xerez lleva esperando 62 años pero la historia fue cruel con ella y le pegó un revolcón de esos que no se olvidan. Los leones del Athletic, aún sin ser tan fieros como se esperaban, se llevaron los tres puntos...

El 13 de septiembre de 2009 ya quedará para siempre grabado en la retina de las más de diecisiete mil almas que se dieron cita en el estadio. Y el fuerte aguacero que cayó durante el partido seguro que les sirvió para tapar alguna que otra lágrima de impotencia, impotencia por la derrota e impotencia por una nueva actuación arbitral que deja interrogantes.

La liga de los galácticos es preciosa y los modestos también tienen derecho a disfrutarla. Ayer, Chapín se quedó más que helado congelado con el gol en propia puerta de David Prieto, un central que, aunque no estuvo afortunado en esa acción, debió marcharse a casa con la cabeza muy alta porque plantó cara perfectamente a todo león que le encaró.

Hora y media antes del choque, ya había aficionados en el estadio. Cuando el equipo salió a calentar ya sintió el aliento de sus seguidores y cuando los dos conjuntos saltaron al césped, a más de uno se le pusieron los vellos de punta. El Fondo Sur volvió a llevarse la palma con una pancarta que rezaba 'surcando nuevos horizontes', acompañada por otra de un gran barco de vela. Los trabajadores de Vicasa también tuvieron su momento de apoyo.

Los aficionados del Athletic se hicieron notar en Chapín y celebraron por todo lo alto el penalti a favor, aunque lo falló Martínez, el gol para los suyos y, especialmente, la salida al campo de Muniain.

El ambiente fue de más a menos por la lluvia pero la salida al campo de Antoñito encendió la llama de la esperanza, una esperanza que a punto estuvo de hacer realidad Emilio Viqueira con una falta lanzada de forma magistral que no acabó porque estaba Iraizoz.

P.D: Qué suerte tuvieron los aficionados que pudieron disfrutar del gran espectáculo en vivo y en directo. A los periodistas, esta vez nos tocó sufrirlo. Encerrados en una jaula, sin visibilidad y siguiendo el encuentro por un monitor de televisión. Eso sí, ahora dirán que la pantalla era plana...