¿Era necesario llegar aquí?
Después de casi un mes de negociaciones y demás menesteres, no comprendo cómo los administradores se plantean ahora empezar mañana a firmar contratos y renovaciones si no se solucionan los despidos de Miguel Ángel, Monterrubio y Poyatos. Toda esta historia cada día se entiende menos sobre todo porque desperdiciar un tiempo tan preciado para decir que lo arreglarán aunque no se extingan sus contratos es para ponerse a llorar. ¿Tanto culebrón para llegar a esto? Me sorprendería que como dice Jesús Rodríguez, el club comenzase mañana a renovar y a fichar jugadores, aún sin solucionar el tema de estos tres empleados sobre todo porque me pregunto, ¿no se podría haber hecho esto antes?
Cada vez me cuadra más la teoría de que dentro de los administradores no hay unidad de ideas y que por tanto, no hay seguridad global a la hora de prescindir de estos empleados. Si analizamos la situación, es totalmente comprensible, al menos después de peinar el mercado, que los administradores no hayan encontrado la persona apropiada para suplir a Monterrubio y que por tanto, y ante la imperiosidad creciente en la planificación de la próxima campaña, recelen de que abandone la entidad, ya sea por perder el hilo de las relaciones con la Liga y Federación o por el mero hecho de contar con alguien que les asesore en la negociación de los nuevos jugadores.
Lo mismo puede ocurrir con Rondán, una teoría que ya comenté hace unos días. Viqueira gusta por su personalidad y conexión con la afición pero su escasa experiencia merma confianza a los administradores, de ahí que estos últimos movimientos, por un lado los de Javier Tebas, y por otro los del propio club, no sean más que una estrategia para frenar sus salidas.
Aún así, sigo pensando que la misma maniobra realizada por los administradores con Cuco Ziganda allá por el mes de enero, en la que no hubo que su destitución fue inminente, se podría haber utilizado para finiquitar, siempre y cuando se tuviera claro, las extinciones de contrato de estos señores.
Sea lo que sea, es triste que una afición entera haya entrado en un estado de indiferencia crónica con este asunto y que por una razón u otra se esté perdiendo el respeto a profesionales como Emilio Viqueira, Rodríguez, Del Puerto, Rondán, Poyatos o Monterrubio que se han convertido en víctimas de una guerra innecesaria y totalmente evitable. Si no se cree en los despidos es mejor ir de frente, asumir responsabilidades y mantenerse firme a una idea porque de lo contrario, como está ocurriendo, el único perjudicado es el Xerez CD y su afición.
En cualquier club, el proceso concursal ha tenido sus altos y sus bajos pero ha ido como una balsa, en todos sitios menos en el Xerez, un club en el que la polémica es ya una rutina y donde lo normal se transforma en utópico. ¿Hasta cuándo?
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