Al menos algo salió bien

El experimento de Momo en la mediapunta resulta un éxito por el criterio que ofrece el canario por detrás del punta, siendo decisivo en el tanto de Bermejo

Francisco José Jiménez / Jerez

25 de enero 2010 - 05:02

El cambio más significativo realizado por Gorosito en el once xerecista fue la ubicación de Momo en la mediapunta, en lugar de hacerlo inicialmente en la banda, como ha sido habitual desde la llegada del canario. El experimento, a pesar de la derrota, se puede considerar un éxito porque el equipo estuvo mejor con él por detrás del punta. Cuando en la segunda parte dio entrada a Abel y Momo cayó en la banda, el juego fue mucho más directo porque no había un jugador que enganchara con la gente de arriba.

En Osasuna Camacho sale a jugar con dos delanteros y no se puede decir que Aranda sea exactamente un mediapunta, pero a sus 29 años el entrenador de Cieza ha conseguido que dé el máximo de sí mismo y ahora se le ve bajando a recibir la pelota, cayendo en banda, rematando, presionando... Si a eso le unimos el oportunismo de Pandiani, se puede decir que el equipo navarro tiene un ataque de lo más competitivo.

El Xerez, un equipo tan necesitado de calidad, no ha disfrutado en esta temporada del Momo que se esperaba tras su explosión en la pasada campaña. Por las lesiones o por la falta de confianza de Ziganda, el canario no ha tenido continuidad hasta hace poco y está muy claro que es de los pocos jugadores de esta plantilla con el mínimo nivel que se exige para jugar en Primera. Otro con esas características, Antoñito, se ha quedado fuera porque, según Gorosito, necesita mejorar su estado de forma. Tiempo tiene para rectificar si, realmente, aspira a sacar puntos en lo que queda de Liga.

Al menos ha entendido que Momo puede aportar sentido al juego. Ayer colaboró decisivamente en el tanto de Bermejo y aunque alguna vez lo pasó mal jugando de espaldas, quedó claro que puede ser un buen invento, siempre que la gente que le acompañe arriba esté mínimamente despierta. De nada servirá que el jugador de Las Palmas la aguante y la abra a la banda si el que allí aparece es Orellana, pero es lo que hay. De momento.

Mucho mejor le van las cosas a Aranda, cuya carrera parecía que enfilaba una clara decadencia. Tras jugar en el Sevilla en la 2004-05, donde coincidió con Redondo, fue decayendo al terminar en equipos como el Albacete, el Granada 74 o el Numancia. Ahí apareció Camacho, que confió en él y supo darle el cariño necesario a un futbolista con pinta de irascible sobre el campo y que necesita sentirse importante para rendir lo bien que lo está haciendo.

Sea en la mediapunta, en la banda o donde sea, pero Momo debe ser un intocable en este equipo. Gorosito ha demostrado tener vista con él, ahora lo que hace falta es que se dé cuenta de lo que aporta Orellana y que medite sobre lo que necesita este equipo a jugadores con calidad. Los entrenadores son los que hacen que los jugadores tengan confianza, como ha hecho Camacho con Aranda, y un flaco favor se le hace al Xerez si Antoñito se convierte en un simple espectador de las derrotas azulinas.

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