Al Xerez DFC se le escapó el sexto triunfo seguido y se tuvo que conformar con un empate a tres frente a La Palma en su regreso a Chapín. Lo tuvo todo a favor para firmar una cómoda victoria pero se complicó la vida en un cuarto de hora horrible, en el que tiró por la borda todo el excelente trabajo realizado en una notable primera mitad. El cuadro xerecista volvía a 'casa' después de la resiembra y los fantasmas que había ahuyentado en las jornadas anteriores aparecieron por momentos en una tarde loca, en la que Juan Antonio sufrió más de lo esperado en su estreno en el Municipal. El técnico isleño tenía muchas ganas de ver en acción a su equipo en Chapín y los jugadores cumplieron con el guión pero sólo en la primera mitad. En la segunda todo fue mucho más gris.

Los buenos resultados en Chapín se resisten. Si en Rota el equipo ha fue capaz de sacar adelante sus encuentros como local ante Ciudad de Lucena y Puente Genil, dos gallitos, con solvencia, en su vuelta tropezó ante un equipo que encadenaba cuatro jornadas sin ganar.

Con cambios en el once, unos por obligación y otros por decisión técnica, el conjunto azulino fue una apisonadora desde el pitido inicial y no tuvo problemas para superar a un rival que, pese a su generosa propuesta, no pudo ni con la zaga local ni con un Edu Villegas muy atento en todo momento.

El Xerez DFC, con una defensa en la que Padilla y Jon Erik ocupaban los puestos de Álvaro Ramírez y el sancionado Antonio y con Copero en lugar de Goma más arriba, se exhibió ante el cuadro de Alfaro. Y pronto abrieron la lata los azulinos, tanto que antes de los dos minutos ya vencían por 1-0. Cuenca tiró de habilidad para batir a un incrédulo Ezequiel.

El técnico xerecista había comentado en rueda de prensa que Chapín debía ser para ellos "un aliciente, no una rémora" y dicho y hecho. Sus futbolistas demostraron que tenían bien aprendida la lección. Con confianza por el 1-0 y con imaginación en ataque, el equipo hizo pronto el segundo. Cuenca anotó también el 2-0 después de una buena acción de Javi Tamayo que le dejó el balón en bandeja.

Los xerecistas, con la tranquilidad del 2-0 y ya sin miedo ni presión por el regreso a Chapín, encadenaron varias oportunidades para haber abierto aún más brecha en el marcador.

Antes, en el minuto 13, Edu Villegas tuvo que aplicarse para despejar con reflejos un tiro de un Fermín habilidoso, que creó algunos problemas a los laterales azulinos, y diez minutos tarde, otra vez el meta xerecista se lució, en esta oportunidad ante Juanjo. Le aguantó bien en la salida y el tiro del atacante onubense se estrelló en su cuerpo evitado el 2-1 (27').

A los azulinos, esos dos avisos les sirvieron para despertar porque en la jugada siguiente, Copero estrelló un buen disparo en el palo y Orihuela, aprovechando el rechace, remató fuera de cabeza. Superada la media hora (33') fue Tamayo el que pudo marcar. Recibió un buen balón dentro del área, le dio tiempo a revolverse, se preparó el disparo pero lo mandó alto.

La Palma, de vez en cuando, enseña las uñas y se acercaba a las inmediaciones de Villegas. En el minuto 35, Juanjo se aprovechó de un despiste de Borja Perea para recuperar un balón que no acabó dentro del portal azulino porque el veterano Villegas seguía atento.

Lo normal era que con todo a favor, en la segunda parte el conjunto de Juan Antonio volviera a la carga pero fue todo lo contrario. Alfaro realizó dos cambios y su equipo se transformó. Pasó de ser un juguete roto en manos de los azulinos a convertirse en equipo capaz de todo. El Xerez DFC era un cazador ante una presa tocada y esa presa se revolvió. Nada más sacar de centro, Juanjo avisó con un disparo que se le marchó por encima del larguero. En la siguiente acción, fue arrollado por Villegas dentro del área y el árbitro no dudó en señalar penalti. Manu, que acababa de entrar, lo transformaba con maestría. 2-1 (49').

Con el 2-1, el partido entraba en una fase loca, de ida y vuelta, con un equipo visitante que cada vez creía más en sus opciones. Apenas seis minutos más tarde, Fermín, el más listo de la clase, conseguía el empate a dos y tres después llegaba lo que nadie esperada, el tercer tanto visitante. El árbitro tampoco dudó en considerar penalti una acción de Jon Erik sobre Fermín. Nuevamente Manu, todo un especialista, engañaba a Villegas.

La afición no tardó en reaccionar y en darse cuenta que el equipo la necesitaba más que nunca para superar el miedo escénico que ya planeaba sobre Chapín.

Al equipo de Alfaro se le comenzó a hacer el campo muy grande porque tuvo que dar un paso atrás para defender con uñas y dientes ese marcador pero aún así tuvo el 2-4 en una contra de Diego que Juanjo no convirtió de milagro (64'). El Xerez DFC apretó y comenzó a poner cerco a la meta de un Ezequiel que tuvo intervenciones de mucho mérito. Cuenca lo intentó de cabeza (66') pero se topó con el portero, un tiro de Padilla se fue a las nubes fruto de la desesperación (69') y una jugada Barba también la mandó fuera el debutante Caballero (70'). En el 73, los xerecistas reclamaron penalti después de que Cuenca rematara de cabeza una jugada de Tamayo y a renglón seguido, otro paradón del portero al ariete.

El cronómetro volaba, los onubenses perdían tiempo en cada caída y el empate se resistía. A falta de tres minutos para el final, Pedro Herrera, que había entrado por Álex Padilla, puso su testa para firmar las tablas. Era la justa recompensa al trabajo.