La foto del presidente Sánchez con Bildu para cerrar un acuerdo de Gobierno son el mejor ejemplo gráfico del título de este artículo. Lo que se nos vende como concordia y generosidad se aplica sólo con aquellos que mayor daño le han hecho a la democracia mientras se acusa a la otra media España de revoltosa, golpista y antidemocrática. Para llorar. Sólo un poco de sentido común y de memoria no manipulada bastan para que se te revuelva el estómago con la instantánea de la semana pasada en la sede de la soberanía nacional. Perdieron los Ortega Lara, los cientos de asesinados por ETA y los crímenes aun por esclarecer y ganaron los Otegui, Aizpurúas y los Josu Terneras de la vida.

Tras la liberación de Ortega Lara- eso sí es memoria histórica que no se estudia en los colegios- la actual portavoz de Bildu en el Congreso- la de la foto con Sánchez-, Mertxe Aizpurúa- condenada por apología del terrorismo-, editora entonces del libelo terrorista Egin, tituló la portada -con la cara del demacrado secuestrado- “Ortega Lara vuelve a la cárcel”. Esta es la jauría con la que se amiga el Gobierno. Ella señalaba periodistas, ahora da instrucciones al Gobierno.

El presidente pacta con Otegui, condenado por secuestro, pertenencia a banda armada y otros delitos no menores. Pacta con Josu Ternera, declarado asesino terrorista e instigador de varias decenas de ellos que dijo hace unos días sobre la Guardia Civil que no sabía por qué se quejaban de los asesinatos de compañeros y sus familias si habían prometido darlo todo por la patria. Lo peor de todo es que la miseria moral no se queda en el Gobierno, sino que la mayor parte de su electorado da por buena esta perversa asociación, olvidándose de los compañeros caídos con un tiro en la nuca o destrozados por un coche bomba. Esa memoria no les interesa nada, miserable olvido.

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