Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

ERA por mayo cuando la primavera, asentada en los lienzos de la tarde, se sacudía el frío del invierno y se iba a pasear sin prisas entre las sombras de la ciudad.

Era por mayo cuando a mí me enseñaron a querer a la Virgen, en sus diversas advocaciones, inculcándome una serie de valores que aún me sirven para respirar.

Era por mayo cuando las mesas de altar se adornaban con espigas de trigo, las comuniones no eran bodas en miniatura y la vida era más sencilla.

Era por mayo cuando el sol aún no tostaba las pieles de manera oficial, las terrazas consumían risas y caracoles y los armarios mudaban la piel y las costuras.

Era por mayo cuando las marismas se ponían bonitas, se volvían a desanudar promesas moradas y la Blanca Paloma sonreía entre preparativos de peregrinos y bautizos de romeros.

Y era -y sigue siendo por mayo-, cuando el albero de la ciudad efímera se asienta, las luces se sonrojan y los volantes piden rebujito para calmar la sed y la espera, y el tiempo caminará despacio por ese rincón de la ciudad que no entiende de problemas.

Allí se dan besos y abrazos como si no hubiera mañana, allí se mira con deseo y con una pizquita de lujuria -sobre todo el miércoles-, y allí el bolsillo no tiene fondo porque en el fondo apenas hay bolsillo.

Las clases sociales se concentran a consumir el mismo aire viciado, se queda para ser feliz en la misma caseta de siempre con la gente de siempre y pobre de aquel que no pise ese real sin corona durante esta semana... que de manera inmediata alguien puede acusarle de no ser jerezano.

Era por mayo - y siempre seguirá siendo- , cuando el mundo se detenga en nuestro ombligo y nosotros nos detengamos en nuestro mundo.

Feliz Feria del Caballo.

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