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Tres años, 6 meses y 3 días, o lo que es lo mismo, 1.281 días después, Pedro Pacheco dejó el centro penitenciario Puerto 3, donde ingresó un 24 de octubre de 2014 para cumplir la primera de las condenas impuestas por la Justicia. La concesión del tercer grado penitenciario esta semana le permite disfrutar de un régimen de semi libertad (tremendo oxímoron) al cumplir con los requisitos establecidos por la ley, lo que implica que sólo tendrá que ir a dormir por las noches al Centro de Inserción Social (CIS) de Jerez, que lleva el nombre de Alfredo Jorge Suar Muro, el médico asesinado por ETA en El Puerto en 1983. Pacheco pasará página, aunque no definitiva, a una pesadilla que jamás pensó podría durar tanto, sobre todo a la vista de muchos casos que están en la mente de todos y que se han saldado con condenas mucho más generosas. Un apunte: en seis meses podrán pedir permisos los condenados por el caso de la Manada.

Desde que entró en prisión, el ex alcalde y político andalucista no ha sido un preso cualquiera, muy a su pesar. Se han seguido con minuciosidad sus pasos, se han mirado con lupa sus conductas, tanto desde dentro como desde fuera de ese mundo tan duro y complejo como es el penitenciario. Atrás quedan, por ejemplo, episodios como los registros en su celda con retirada de libros, su paso fugaz por la revista de la cárcel, 'Ágora', en cuyo staff llegó a figurar. O sus clases de Inglés, las horas en el gimnasio ("se está poniendo cachas", decían el verano de 2015 quienes le veían machacarse a diario) o aquel cartel pegado sobre una puerta en el que podía leerse "Asesoría jurídica", tal era (y es) su disposición a ayudar a muchos presos en la elaboración de escritos legales.

Sin olvidar que el CIS de Jerez depende de Puerto 3, Pacheco también ha sido noticia todo este tiempo por sus enfrentamientos con el director de la prisión, uno de los más simbólicos el de la retirada de un crucifijo -regalo de otro preso- de su celda. El ex regidor jerezano no disfrutó de su permiso de fin de semana hasta hace ahora un año. Las continuas denegaciones de salida de prisión para ver a su familia causaron un sentimiento de cierta solidaridad incluso entre quienes fueron sus enemigos en sus años de político en activo y pasaron factura a la imagen de Instituciones Penitenciarias. También en su tiempo en Puerto 3 hubo un antes y un después, un pendulazo, en el tratamiento al 'preso FIES Pacheco'.

Ni cuando era alcalde, ni cuando fue delegado de Urbanismo, ni siquiera en los pocos años de una oposición un tanto descafeinada, Pacheco dejó indiferente a nadie, referente de grandes amores o grandes odios. Su paso por la cárcel y el hecho de estar ya fuera de la política no han cambiado esa percepción pública. A sus 69 años cumplidos este mes, Pedro Pacheco encara una nueva etapa de su vida, tal vez la penúltima, con el deseo de dejar atrás la "pesadilla" que asegura estar viviendo y con dos juicios pendientes. Desde ahora lo hará con la vista puesta en esos 3,5 kilómetros que existen, en línea recta, entre su casa y el CIS. La distancia que le marcará los próximos meses, cada mañana, la puerta de la libertad.

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