Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

No sé ustedes, pero yo los echo mucho de menos. Ahora solo puede verse la temperatura que nos achicharra los sesos en la calle o nos congela hasta el tuétano, en los termómetros de la farmacia o en móvil (en el mío falla más que una escopeta de feria). La verdad es que es raro que una ciudad como Jerez ya no disponga de ellos. A un servidor le encantaba ver la temperatura que hacía y también la hora, camino del trabajo. Eso solía ayudarme mucho a ir despacio o acelerar si es que el tiempo se venía encima.

Pero ahora no hay ni uno solo. Creo que venció el contrato de la empresa o algo así y, como tantas otras cosas de Jerez, han desaparecido para no volver. Y es una pena, la verdad. Me provoca cierta envidia ver en los informativos, cuando hablan de olas de calor o de frío, ciudades de España y sus calles, con el termómetro y reloj para tomar referencia de la temperatura extrema, por el invierno o el verano. A fuerza de no verlos, hay gente que ni siquiera los extraña, pero yo sí. Me encantaban.

Recuerdo en mis tiempos de vigilante, cuando en la quietud de la noche, el termómetro-reloj que había en Correos, cambiaba la pantalla de la hora a los grados. Era la forma de ver pasar el tiempo en noches interminables y aburridas.

Espero que algún día vuelvan a colocarlos. Los recuerdo en Cristina, en Correos, en la calle José Luis Díez (aunque ese marcaba lo que le daba la gana. Había otro junto a Capuchinos. Pero ya no están. Ya no nos anuncian la angustia de un día tórrido ni el frío de un día de otoño. Una pena.

Eso sí, las cosas han cambiado, y no sé qué anuncios contendrían. Ahora no se anuncia tabaco, ni pueden exhibirse fotos de chicas sin que se arme. Imagino que estarían bien con publicidad de los tabancos de Jerez. Lugares a los que, por cierto, se puede ir llueve o caigan cenizas.

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