¿Cómo atraer a los hijos que no solo llaman de higos a brevas a sus más que maduros padres, sino que, además, traspasando todo límite, nos les van visitar en Navidades? Desde luego no con reproches, ni lágrimas, ni amenazas… Ya saben lo de "más moscas se atrapan con miel…". La realizadora Alexandra Leclère, especializada en comedias familiares con una pizquita -solo una pizquita- de mala leche (Las hermanas enfadadas, Mamá), cambia la miel de nuestro refrán por dinero: para atraer a sus hijos los padres fingen que les ha tocado la lotería.

Humor que pretende ser desenfadado y es basto, diálogos que pretenden ser ingeniosos y resultan forzados, emociones que se quieren hacer aflorar bajo el cinismo y nunca llegan a hacerlo por mucho que -como hacia el final- se fuercen … Una comedieta de la que se pueden salvar, no sin algún esfuerzo, las interpretaciones de los veteranos Josiane Balasko y Didier Bourdon -sobre todo la de ella, gran veterana de pantallas y escenarios- y en menor medida las de Marilou Berry (hija también en la vida real de Josiane Belasko) y Ben Abdallah. El problema, su problema, es que se las tienen que ver con un endeble guión rutinariamente filmado.