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fútbol partido de pretemporada

Adri Gallardo afina la puntería

  • El delantero marca dos de los tres goles del Sanluqueño en el Marcos Monge frente al Recre Portuense

Kevin Bonilla persigue al jugador del Sanluqueño Ceballos.

Kevin Bonilla persigue al jugador del Sanluqueño Ceballos. / fernández hortelano

El Atlético Sanluqueño se impuso por cero goles a tres al Recreativo Portuense en un nuevo partido de pretemporada que Rafa Carrillo aprovechó para dar minutos a todos sus jugadores disponibles. El partido se puso pronto de cara para los verdiblancos. A los doce minutos, Adri Gallardo, beneficiado al golpearle un rechace de la defensa, driblaba al portero en el uno contra uno y marcaba enviando al segundo palo.

Cuatro minutos antes del descanso, Antonio Jesús colgó una bola al área chica y Adri Gallardo se las apañó para buscarla a medio metro del suelo, contactar su cabeza con el esférico y mandar la bola a las redes, sepultando aún más el ánimo local.

La segunda parte reveló en sus primeros compases a un Recreativo con ganas de recortar la ventaja, más ordenado defensivamente, pero que vio cómo poco a poco los verdiblancos volvían a hacerse con el dominio de la situación, en una segunda mitad que ofrecería menos calidad a los espectadores que la precedente.

Justo es constatar una asistencia de José Romero a Santiago, cuyo tiro raso obligó a una meritoria intervención de Darío mandando a córner (75') y un centro de Roberto a Dani Muñoz, quien cabecea y obliga a Darío a sacar la mano (78'). A falta de cuatro minutos para el final, el colegiado se inventa un penalti en la pugna por un balón aéreo de Darío y Santiago en la que ninguno de los dos llega a contactar con el cuero. Abel Gómez, engañando al guardameta, anotaba el tercer y definitivo tanto.

La anécdota del partido ocurrió antes del inicio del choque, cuando el colegiado expulsó al técnico local, Juanjo Durán antes de comenzar el encuentro.

La versión del rojiblanco Juanjo Durán detalla un diálogo con el árbitro en el que éste manifestaba que Abraham no podía jugar con un piercing, mientras su entrenador restaba importancia al hecho argumentando que ya había actuado así en los amistosos anteriores. El debate acabó deparando la insólita escena de ver a Durán marchándose del banquillo entre la sorpresa general de los aficionados, que no dejaban de hacerse cábalas sobre el origen del hecho en un contexto como aquél, al margen de un partido de competición oficial.

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