Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

Economía

El salto de calidad de frutales y hortícolas

Cultivo de brocolis

Cultivo de brocolis

La innovación genética es clave para el futuro de la agricultura. A los productores se les exige reducir el uso de fitosanitarios y técnicas de cultivo más respetuosas con el medio ambiente, por lo que, para mantener la productividad, tendrán que recurrir a nuevas variedades más adaptadas al clima y más resistentes a las plagas.

Las nuevas técnicas de edición genética permiten realizar cambios en el genoma de la planta sin usar elementos externos, como sucede con los Organismos Genéticamente Modificados (OGM), y supondrán, seguramente, una revolución de la I+D en el sector obtentor. Ahora mismo, la Unión Europea está culminando el debate sobre su aplicación y se prevé que la legislación sea aprobada antes del mes de junio.

“Si se aprueban, podremos acortar el tiempo necesario para obtener una nueva solución; si ahora tardamos de ocho a diez años, con ellas reduciremos el plazo a cuatro a cinco años, y en mejores condiciones y con más seguridad. Sería un paso muy importante, que permitiría a los agricultores españoles mantener la competitividad”, señala Luis Marín, responsable de la sección de Hortícolas de la Asociación Nacional de Obtentores Vegetales (Anove).

Árbol con nectarinas Árbol con nectarinas

Árbol con nectarinas

En realidad, estas técnicas solo acelerarían un proceso que viene de años, que ha conseguido cosas inimaginables tanto para el sector primario como para el consumidor hace tan solo unas décadas. Con la I+D tradicional, es decir, seleccionando y eligiendo la variedad que mejor se adapta al fin que se quiere, los cultivos hortícolas han evolucionado ya de forma muy significativa.

Luis Marín pone varios ejemplos de éxito de la I+D. Se han puesto en el mercado variedades más resistentes al virus rugoso del tomate, que es capaz de destruir hasta un 40% de la producción. El responsable de Anove explica que –como sucede en el caso de los humanos con las vacunas del coronavirus– las soluciones genéticas no impiden que el tomate coja el virus, sino que puedan sobrevivir a él. “Es un virus que afecta mucho a la mortandad de la planta, muy agresivo, que se transmite por contacto y hemos invertido mucho en dotar al tomate de resistencia”.

Otro caso es el de los brotes tiernos, como espinacas o lechugas. Su ciclo de vida es muy corto, de solo 25 días, y eso hace muy difícil aplicar fitosanitarios, “ya que la cadena alimentaria te los exige sin residuos”, explica Marín. Por eso la industria pone en el mercado variedades resistentes a plagas todos los años, para prevenir enfermedades como la bremia.El futuro es esperanzador, no solo por la prevención de plagas sino porque se podrán lograr variedades en más estaciones del año (ya ocurre con el melón y la sandía), con muy poca necesidad de agua o adaptables a agua de menor calidad, o con capacidad de aportar vitaminas y antioxidantes.

En los cultivos frutales, por otro lado, se ha producido un avance espectacular, por ejemplo, en la familia de los melocotoneros. Según señala María José Rubio, responsable de la sección de Frutales de Anove, a partir de los años 90 la selección asistida con marcadores moleculares ha dado un fuerte impulso al sector. “A partir de una planta germinada, ya con las hojas en verde, analizo su ADN y tomo los caracteres que más me interesan”, afirma Rubio, que resalta que los melocotoneros son de rápida reproducción, lo que hace que sea muy fácil hacerlos germinar en el laboratorio. Y se conoce ya muy bien su genética: “Ya sabemos que gen puede determinar la nectarina. Se puede hacer”, afirma Rubio.

Los trabajos de investigación en los últimos años han dado lugar a que haya cada vez más variedades (melocotón, paraguaya, nectarina, platerina...) y que se consigan plantas (sobre todo aquí en Andalucía) con menos necesidades de frío, y que, por tanto, maduran antes y pueden estar en el mercado en abril y mayo. Eso da a estos frutos una ventaja competitiva que no tienen las variedades que se cultivan, por ejemplo, en el Valle del Ebro, una zona con variedades más tradicionales.

Algo parecido ocurre con las ‘berries’, el otro campo de los frutales que ha avanzado muy rápidamente en I+D varietal. Las nuevas variedades tienen poca necesidad de frío y pueden estar en el mercado antes que sus competidores.

Las nuevas técnicas de edición genética, añade Rubio, no serán tan importantes en los frutales como en los hortícolas, admite Rubio, pero “permitirán acelerar los procesos de selección” gracias a los portainjertos (una planta a la que se le hace un injerto). Esa aceleración permitirá conseguir individuos, por ejemplo, más tolerantes a la sequía, más aromáticas o más atractivas por su coloración.

“Estamos ante una oportunidad de oro. Esperamos no perder el tren, por el bien de la agricultura española, porque como lo perdamos nos va a costar recuperarlo”, concluye Luis Marín, el responsable de hortícolas de Anove.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios