Que nadie, por invisible que sea, deje este mundo sin menoscabo de la irrenunciable dignidad que le corresponde como persona.

El caso portugués nos deja la sensación de que siempre queda un hueco para la estabilidad como valor imprescindible.

Nunca entendí muy bien ese interés desmesurado de la Iglesia por inscribir todos los bienes, incluso los de culto.

Ignorado por todos, Garzón ha ido sobrellevando el liviano cargo entre ocurrenciasy meteduras de pata.

Un hombre que muere en una tapia fusilado por sus ideas merece, cuanto menos, un poco de respeto.

La apuesta madrileña por la permisión y sus enormes réditos electorales bien contrastados pesan demasiado.

Es de destacar la prudencia y moderación que ha mantenido el presidente de la Junta, Juanma Moreno, en este tema.

Lo peor de los sucesos de Canet del Mar es el silencio de tanta gente que defienden sin expresarlo lo mismo que ellos.

Confieso que nunca he entendido el fervor que sienten algunos, muchos al parecer, por las luces de Navidad.