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Torbellino de colores

La crónica del Miércoles de Feria de Jerez 2023

El ‘día de la mujer’ en el González Hontoria se fue animando a media tarde, en una jornada en la que se volvió a escuchar poco flamenco en las casetas

Guía de La Feria de Jerez 2023: programación, actuaciones, plano, cortes de tráfico y transporte público

Mujeres riendo en el Real de la Feria de Jerez, este miércoles. / Miguel Ángel González
M. Valero

10 de mayo 2023 - 21:54

Yo soy la Lola señores. La Lola, que usted espera. Con traje o bata de cola. Yo soy la Lola señores. De Jerez de la Frontera. Y es mi cabeza gitana. Mis brazos dos monumentos. Y en los flecos del mantón. Yo me llevo enreao. Un suspiro de pasión.

Miércoles de Feria. El día de la mujer en el González Hontoria el año en el que se celebra el centenario del nacimiento de la Faraona. Y así, como un torbellino de colores bailaban los volantes de los trajes de flamenca por el albero. Claveles en el pelo, espartos en los pies. El calor sólo se sofocaba con abanicos y hielo.

El paseo principal de la Feria comenzó a lucir tras la comida. Autobuses llenos dejaban a los feriantes en la puerta de la Avenida, que iban directamente a almuerzos reservados en las casetas. Parece que este año o reserva con antelación o no es fácil encontrar mesa a una hora prudente cuando calienta el sol.

Y si a veces es complicado llegar a sentarse para tomar algo, cuidao con despistarse y querer entrar en la zona de reservados, que los vigilantes de las casetas bien que llaman la atención para mandarte (a veces con cara de pocos amigos) a la zona ‘libre’. Que está muy bien tener espacios para socios, que para eso lo pagan, pero atención con desviar nuestra feria libre a una feria de carné.

Este miércoles una ‘Minnie’ vendía globos junto a un grupo de mujeres que llevaba una jarra con varias botellas de fino a modo de ‘botellón’. El camión municipal de la limpieza echaba agua al albero paseando por el Real como si fuera un coche de caballos más. Y aunque estético no es, se agradece asentar la tierra cada cierto tiempo, porque los alérgicos están sufriendo un año complicado.

Cerca de un templete una joven vestida de flamenca se acercó a una pareja extranjera para invitarles a dar un paseo a caballo y pagar a medias. Que la Feria es muy bonita, sí, pero está cara y hay que compartir gastos.

Es la Feria del bizum y de las pasarelas. Incontables las mujeres que posaban entre los caballos para hacerse prácticamente un book de fotos. “¿Y cómo pongo las manos quilla?”, preguntaba una mujer guapísima a su amiga mientras con el móvil disparaba ¿decenas de instantáneas?. Una locura.

En CCOO la gente se animaba con el ‘probe Miguel’ y mientras un dj gritaba “esas manitas arriba Jerez, con alegría, con alegría”, un barrendero con unos cascos recogía la basura que unos guarros dejaron en el suelo.

“¿Qué pedimos?”. En las mesas muchas tortillas de patatas, chocos y montaditos. Jarras de rebujito, que algunos pagaron a 8 euros y otros hasta 18. Dos claveles a un euro, cañas a dos y hasta bandejas con un expositor de gafas de sol.

Se te nota en la mirada, que vives enamorada... Hay casetas en las que ‘cantan’ las comandas en altavoz. Se evitan colas en la barra y parece que no es mala idea para sitios con precios populares, como en las casetas de las hermandades.

Sarandonga nos vamos a comer. Sarandonga y un arroz con bacalao. Sarandonga y en lo alto del puerto. Sarandonga que mañana es domingo... A media tarde la cosa se animaba, ¡menos mal! El González Hontoria comenzó a tener de verdad el color de un Miércoles de Feria. Había casetas en las que la gente hasta hacía cola para entrar y en las menos ¡había hasta flamenco! Quien diga que no hay casetas-discotecas es que no ha estado en el Real, porque las hay y muchas.

A las nueve de la noche, varias casetas de la calle Moraito Chico tuvieron problemas con la luz, quedándose a oscuras en hora punta.

Un grupo de mujeres extranjeras de piel blanquita lucía de noche los hombros quemaos. Pero daba igual, ellas sonreían con una flor en la coleta, mirando a todos lados como un niño en una juguetería. Y es que a la Feria de Jerez hay que ir, hay que cuidarla, proteger su esencia (que se nos olvida) y vivirla.

La Feria de Jerez hay que bailarla, tocarle las palmas y cantarle, como cantaba Lola. Me dirán torre de arte. Me dirán entrañas mías. Pero tienes que entregarte con el alma y con la vida. El mundo es un redondel. Que te aplaude entre clamores. Y pa que eso se dé, hay que nacer en Jerez y llamarse Lola Flores.

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