Feria del Caballo

Al rico rebujito y sus otras versiones

  • En la Feria proliferan nuevas propuestas de consumo del vino de Jerez al hilo del auge de la coctelería

  • El clásico rebujito comparte espacio con variantes de todo tipo tanto en el vino como en el refresco que lo acompaña

Un camarero sirve en el templete de González Byass una copa de Croft Twist a 'El Selu' en presencia de José Argudo, responsable de la marca Tío Pepe.

Un camarero sirve en el templete de González Byass una copa de Croft Twist a 'El Selu' en presencia de José Argudo, responsable de la marca Tío Pepe. / Pascual

El fino es sinónimo de alegría y amistad, por lo que le viene como anillo al dedo a cualquier celebración jerezana que se precie, llámese bodas, bautizos, comuniones y, como no, la Feria, en la que no puede faltar el tradicional vino jerezano criado bajo el velo de flor. La Feria es fiesta, alegría y lugar de reencuentro, por tanto, terreno abonado para que se imponga la ley no escrita que indica que el consumo de fino por parte de un grupo de amigos es contagioso para los que presencian la escena.

Donde fueres haz lo que vieres, y es frecuente ver como los visitantes sucumben en Feria sin apenas resistencia a la tentación de pedir media botella cuando observan a los nativos, exultantes, brindar una y otra vez con fino, el alma de los días feriados por mucho que el calor, como el que aprieta en estos días, intente aguar la fiesta. Ojo, pues como en el anuncio de la colonia, hay que medir bien las distancias para no acabar ‘ajumao’, y en esto de la bebida más vale quedarse corto que arrepentirse.

El rebujito y sus variantes

No seré yo quien lleve la contraria a John Ruskin, aquel que allá por el siglo XIX apeló a la justicia de beber vino de Jerez desde que nace el sol hasta que se pone. Claro que el escritor y sociólogo británico no precisó la forma en la que consumía el vino en las horas de mayor exposición al lorenzo, pues por aquellas fechas nació el ‘Sherry Cobbler’, el primer cóctel de Jerez en el que tiene su origen el rebujito, la popular combinación a base de fino o manzanilla, refresco de lima-limón, un toque de hierbabuena e hielo con la que el vino de Jerez planta cara a sus principales competidores para mantener su reinado en la Feria del Caballo y otras ferias de la primavera.

Claro que hay otras alternativas igualmente refrescantes al consumo de fino a palo seco cuando aprieta el calor y sin tener que abandonar el maravilloso mundo de los vinos de Jerez. Sin ir más lejos, Sandeman elabora en su caseta desde hace años su propia versión de rebujito, en la que el medium sustituye al fino y el refresco de limón a la gaseosa bajo el sugerente nombre de ‘spritz’.

Para encontrar las principales variantes del rebujito, la apuesta segura es pasarse por las casetas de las bodegas, de las que, todo sea dicho, quedan cuatro mal contadas –la ya mencionada Sandeman, Amigos del Canasta (Williams & Humbert), el templete de González Byass y Bodegas Fundador–. Hasta la edición del año pasado había una quinta en liza, Garvey, que este año se ha caído del cartel.

El cream con una rodaja de naranja y cubitos de hielo en vaso ancho es otro de los clásicos, que en su reinterpretación moderna incorpora, por norma general, refresco de naranja. La caseta de Williams es un referente para esta sugerencia, que deberán pedir como Canasta Orange, o como Canasta Tea si lo prefieren con té helado. Hay una tercera versión, la de ginger ale, que aún no ha sido bautizada. En este rincón de la feria, el rebujito adopta el nombre de ‘Alegría Mint’ en alusión a la marca de manzanilla de la bodega con la que se elabora y al toque de menta que redondea su sabor. Williams también trabaja el trago largo con su gama completa de brandies Gran Duque de Alba.

A escasos metros de los Amigos del Canasta, en un rincón privilegiado a resguardo del sol, se erige el templete, la casa en la Feria de González Byass y el ‘Tío Bujito’, como habrán deducido ya, el rebujito elaborado con ‘Tío Pepe’ junto al resto de ingredientes habituales.

Los González, como el resto de bodegas presentes en el Hontoria, acuden a la fiesta con todo su arsenal de vinos, cuyo servicio cuidan al detalle. ‘Tío Pepe’ muy frío, también en su versión en rama, con su preceptiva cubitera con hielo y servido en copa de talle alto en lugar del clásico catavino.

La opción vegana y los cócteles

El Tío Pepe también tiene la compañía en Feria de la gama completa de vermouth La Copa –rojo, blanco, extra seco y reserva–, así como de los vinos de la firma jerezana en otras Denominaciones de Origen y los destilados de su portfolio. Pero en los últimos tiempos proliferan, no obstante, todo tipo de propuestas animadas por el auge de la coctelería, y que tienen al jerez como protagonista, caso de ‘Croft Twist’, vino de baja graduación del segmento aperitivo que se lanzó en España en verano del año pasado, aunque ya estuvo presente en la última edición de la Feria, en la que este año está en pleno auge. Croft Twist es, además, apto para veganos, y se recomienda para su consumo servirlo con hielo, hojas de albahaca y cáscara de limón.

Croft Twist, el vino de baja graduación de González Byass, está en pleno auge en la Feria

Bodegas Fundador también acude a la Feria con su gama completa de jereces, embotellados bajo la marca Harveys, y ojo, en formato de medio litro –no confundir con la media botella, que tiene 125 centilitros menos–. Pero al margen del fino, amontillado, oloroso, palo cortado y Bristol Cream, la bodega del Grupo Emperador mantiene su apuesta en la Feria por el Brandy de Jerez, entre ellos el Terry White y las nuevas presentaciones de Fundador Doble Madera y Triple Madera, así como por los cócteles elaborados a base de vinos y brandies de la casa. Dentro de los cócteles, Fundador ofrece el rebujito clásico y Harveys Berry, que incorpora frambuesas arándanos a los ingredientes habituales de la popular mezcla a base de fino.

La otra ruta del vino

Fuera del circuito oficial bodeguero, el plano oficial de la Feria del Caballo recoge otra decena de casetas mal contadas de lo que podría llamarse la otra ruta del vino por su relación, directa o indirecta, con el mundo bodeguero, ya sea a través de acuerdos con bodegas jerezanas, ya sea porque sus socios se dedican al noble arte de los vinos de Jerez. Pero también hay casetas que tienen nombres del argot bodeguero, aunque sus titulares y socios carezcan de vínculo personal o profesional con este mundillo.

Dentro de este último grupo figuran Las Duelas, Vara y Pulgar, La Gañanía, Medio Tapón, La Bota de Roble y Asoleo, de la que curiosamente forman parte hosteleros y altos ejecutivos de la marca de refrescos más universal y la cerveza andaluza por antonomasia.

Y dentro del segundo grupo figuran El Trasiego, Vinolento y Sociedad Jerezana del Vino, caseta esta última que se estrena en Feria y que promete algunas novedades en torno al consumo de vino de Jerez para próximas ediciones.

Precios y recomendaciones

En cuanto al precio del vino, se puede encontrar entre 5 y 9 euros la media botella, que al casetero le sale en bodega por unos 3,50 euros. Pero el precio de venta al público depende de muchos factores, el principal, si la caseta tiene acuerdo con algunas de las bodegas que pagan el sitio a cambio de un pedido mínimo, unas setenta cajas.

Y entre las recomendaciones, después de saludar cortésmente al camarero de turno, comprobar que el vino, si es fino, está lo suficientemente frío y que le abran la botella en su presencia. No está de más hacer lo propio cuando se pida rebujito para que no le den gato por liebre –algún vino parecido al fino o fino de alguna marca que puede sonarle a eslovaco–. Siempre es preferible cristal a plástico, aunque no siempre se puede elegir y dar una vuelta de reconocimiento para comparar precios. Busque, compare y si encuentra algo mejor, cómprelo y no lo promulgue demasiado, pues puede llevarse la desagradable sorpresa al día siguiente de una repentina subida de precio.

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