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Jerez

"Con Cáritas entró la luz a mi vida"

Olena Gorobets (derecha) abraza a Miriam Durán, técnico de Cáritas, días atrás.

Olena Gorobets (derecha) abraza a Miriam Durán, técnico de Cáritas, días atrás. / Manuel Aranda

Olena Gorobets es ucraniana y llegó a España antes de que explotara la guerra en su país. Al menos, antes de que explotara a nivel mediático, puesto que Olena cuenta que la tragedia comenzó mucho antes de que llenara titulares en todo el mundo.

Hace tres años llegó a Málaga en calidad de refugiada junto a su marido y sus cuatro hijos. Por temas de salud de unos de sus hijos tuvieron que buscar un nuevo hogar. Pensaron primero en Crimea, pero ya estaba anexionada por Rusia "y decidimos cambiar del todo nuestras vidas". 

Entidades sociales malagueñas dieron apoyo a Olena y a su familia a su llegada a España con el alojamiento. De hecho, su hijo pequeño nació en Málaga: "No tenía ni idea de español y estoy muy agradecida a todas las personas que me ayudaron y me acompañaron durante el tema del embarazo y el parto". 

Después de nueve meses, vinieron a Jerez y Tharsis Betel se convirtió "en mi segunda familia. Nos enseñaron todo". A pesar de todos los intentos, la familia de Olena no consiguió los papeles oficiales y en 15 días tuvo que dejar el programa de Tharsis Betel. "Nos fuimos de allí y teníamos un piso en alquiler de 550 euros. Fue una época bastante complicada. Llamé a todas las puertas que pude para conseguir avanzar, trabajar, aprender... Y llamé a Cáritas", relata Olena.

"Con Cáritas entró la luz a mi vida. Nos acogieron porque ya no podíamos estar más en el piso de alquiler y entramos en un recurso de emergencia de la entidad. Ahora soy otra persona, tengo ilusión, tengo vida", declara la mujer ucraniana. 

Miriam Durán, técnica de Cáritas Diocesana, acompaña a Olena y a su familia desde que entró en el programa. A ella también se le ilumina la cara al escuchar a Olena hablar cómo le cambió la vida la mano tendida de Cáritas. Aunque esta familia tenía un techo físico bajo el que dormir, es un claro ejemplo de 'persona sin hogar'

Desde la entidad subrayan que en términos generales se entiende que una persona en situación de sin hogar es la que carece de alojamiento o no puede acceder a él por sus propios medios, o es incapaz de mantenerlo, salvo que cuente con la ayuda de algún servicio social de apoyo. Pero además, muchas personas en esta situación no disponen de un alojamiento en condiciones dignas de habitabilidad de acuerdo con las pautas vigentes en la sociedad. 

La definición que aporta FEANTSA (Federación de Entidades Europeas que Trabajan con Personas Sin Hogar), expone que “las personas sin hogar son todas aquellas que no pueden acceder o conservar un alojamiento adecuado, adaptado a su situación personal, permanente y que proporcione un marco estable de convivencia. Esto ya se puede dar por razones económicas o bien porque presentan otras barreras sociales o personales, que les impiden llevar una vida autónoma".

Gracias a un programa de colaboración entre Cáritas y Hogar La Salle, Olena hizo un curso de camarera de piso con el que aprendió mucho de español y le permitió relacionarse con otras mujeres. Gracias a su capacidad de superación y su aprendizaje del idioma, Tharsis Betel la llamó para que hiciera de traductora en la entidad a raíz de la llegada de los refugiados por la guerra de su país. Además, también está varias tardes en el colegio Luis Vives con niños ucranianos, del que destaca que "me encanta cómo el equipo de este centro nos acogieron y nos aceptaron". 

"Hay que darle visibilidad al sinhogarismo, porque va mucho más allá de la persona que duerme en la calle", subraya Durán. 

290 personas atendidas en la Diócesis

Cáritas Diocesana de Asidonia-Jerez acompañó durante el pasado año a 288 personas en situación de sin hogar y sin techo, y concretamente, a través del recurso del Centro de Día “El Salvador” se llevó a cabo una atención integral y continuada a 66 personas. En cuanto al perfil de los participantes, se observa que en su mayoría es hombre (88%), con edad de 18 a 25 años (42%), soltero (80%), con estudios primarios (79%) y extranjero, en un 62%, frente a un 48% de españoles.

Actualmente, además de este recurso diurno para personas en situación de sinhogarismo, Cáritas Diocesana hace una importante apuesta por ofrecer alojamiento digno a los participantes de este proyecto mediante 3 viviendas de autonomía para que las personas puedan iniciar un proceso de cambio en sus vidas.

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