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Jerez

Hallan en Jerez un tramo del acueducto romano Tempul-Gades

Imagen del tramo del acueducto romano Tempul-Gades.

Imagen del tramo del acueducto romano Tempul-Gades.

Las obras de la línea de evacuación de una planta fotovoltaica en la zona de La Rendona, al inicio del Valle de Los Arquillos, en el término municipal de Jerez, han sacado a la luz un tramo del acueducto romano Tempul-Gades. 

La empresa promotora, cumpliendo así con la Ley de Patrimonio, puso en conocimiento de la Delegación de Cultura estos hallazgos, el pasado mes de mayo. Se iniciaron entonces una serie de trabajos por parte de los arqueólogos Manuel Montañés y Francisco José Delgado, así como por la restauradora Macarena Aguilar, vinculados a la empresa Atrium; y por el arqueólogo Óscar González, de las empresa Ades.

"El tramo del acueducto hallado estaba en perfectas condiciones, soterrado. Lo podemos datar en el siglo I.d.C. Estamos hablando de una zanja de un metro y medio, pero a raíz de la cual se ha seguido excavando y se han localizado incluso estructuras constructivas, vinculadas quizás con el acueducto". Los expertos explican que esta pieza enlaza con la torre de La Rendona, resto también de época romana vinculada con el acueducto. El acueducto al que pertenece este tramo partía desde el manantial del Tempul, en San José del Valle, y llegaba hasta Puerta de Tierra en Cádiz, a lo largo de 83 kilómetros. Una auténtica obra de ingeniería. La mayor parte del trazado estaba soterrado. 

El hallazgo, que se encuentra en una finca privada, hizo necesaria la modificación del proyecto original de la vía de evacuación para preservar estos restos, que han llegado perfectamente conservados hasta nuestros días y al que el arado tampoco ha afectado, ya que la pieza se encontraba a medio metro de profundidad.

"Hay que destacar que la conservación de este bien patrimonial es totalmente compatible con la infraestructura contemporánea que se ha desarrollado en los terrenos, cuyo cableado se ha pasado por debajo del acueducto y se ha desviado del trazado original para no afectar a ninguna de las estructuras encontradas en esta intervención. Esto es algo que no siempre es posible y hay que elegir entre una cosa o la otra. De hecho, todo esto no has permitido redimensionar el yacimiento y ver hasta dónde llega". 

Una construcción, el acueducto, que apenas funcionó 100 años por su costoso mantenimiento, pero que sin embargo ha llegado por tramos hasta nuestros días. "Hemos tomado unas muestras de carbón del interior para hacer la prueba del carbono 14, así como un fragmento de cerámica muy característico de la segunda mitad del siglo I-II, que nos habla del momento de abandono". 

Tras los intensos trabajos de intervención arqueológica, concluidos en septiembre, el tramo de acueducto volvió a ser debidamente soterrado, tapado con geotextil, "que es la mejor forma de conservarlo. Y, de hecho, es su estado natural, estar bajo tierra. Iríamos contra su naturaleza si lo dejáramos a la intemperie o lo sacáramos de su entorno para trasladarlo a un museo. No se descarta que en un futuro, por futuras generaciones, se pueda volver a abrir. La conservación en Arqueología es lo más costoso. No todo lo que se halla tiene que estar a la luz, sería imposible mantenerlo por parte de la Administración. Sólo se hace en lugares puntuales". 

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