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Un gitano de Jerez, víctima de la ocupación francesa y otro, mártir del saqueo de Cádiz

Jerez, tiempos pasados Historias, curiosidades, recuerdos y anécdotas

El primero se llamaba José Pantoja y fue fusilado, acusado de conspirar contra los franceses. Otro gitano, llamado Heredia había muerto también, heroicamente, en 1596, luchando contra las tropas inglesas de la escuadra del conde de Essex, en la invasión de Cádiz por la misma

Juan De La Plata

16 de abril 2012 - 01:00

La invasión francesa duró en Jerez desde 1810 hasta el 15 de julio de 1812, día este en el que, a las cinco de la tarde, las tropas ocupantes abandonaban la ciudad por el camino de Cartuja.

Durante la ocupación, los franceses habían creado un cuerpo de policía, nada menos que al mando de seis comisarios, un secretario, un alguacil, un escribano, un portero y dieciocho cabos y numerosos guardias; además de una compañía de policía rural compuesta por cincuenta y seis plazas, a caballo, para perseguir a los jerezanos que andaban huidos por los campos.

Continuamente se hacían redadas y los reos eran juzgados sumarísimamente, siendo condenados a muerte y pasados por las armas inmediatamente. Esto ocurría a principios de 1811, cuando fuera relevado el gobernador militar francés de la plaza, entrando en su lugar mr. Tilli, al cual se le libraron veinte mil setecientos veintidós reales y, además, pidió a la municipalidad una arroba diaria de vino de superior clase, para su propio consumo y el de sus allegados, y correligionarios.

Entre los compatriotas fusilados, ahorcados o agarrotados por las fuerzas policiales francesas de ocupación, durante los años que duró ésta, desde 1810 a 1812, nosotros tenemos noticias de que sufrió igual destino un gitano jerezano, llamado José Pantoja, cuyo segundo apellido y demás datos personales no hemos podido conseguir, pero cuya detención y muerte documenta, en sus crónicas sobre la invasión francesa, el historiador y archivero municipal Adolfo Rodríguez del Rivero.

José Pantoja había sido detenido por la policía represora francesa, acusado de "conspirar contra las tropas francesas", por lo que el día 20 de abril de 1811 fue fusilado, junto a otros patriotas jerezanos. La acusación, juicio sumarísimo y consiguiente ejecución de este gitano de Jerez, puede decirse que reúne en el mismo todas las cualidades de heroísmo, llevado al máximo en unos momentos históricos, realmente peligrosos para la convivencia de los jerezanos con las fuerzas ocupantes.

HEREDIA, OTRO HéROE GITANO

Parecidas circunstancias las encontramos, siglos antes, cuando otro gitano de Jerez, llamado Heredia, soldado a la sazón de las tropas jerezanas, que acudió a la defensa de Cádiz contra el asedio de los ingleses, en 1596, formando parte de las dieciséis compañías de infantería y una de caballería. Sufrió un verdadero martirio, muriendo también como un héroe, en el enfrentamiento contra las tropas de la escuadra inglesa, al mando del conde de Essex, el día 29 de junio; batalla en la que también fallecieron heroicamente los nobles caballeros jerezanos Juan García de Cuenca y Diego de Villavicencio Zuzo.

Esta otra heroicidad de un gitano de Jerez, del que tan solo ha llegado hasta nosotros su primer apellido de Heredia, está igualmente documentada por el historiador Bartolomé Gutiérrez, en su obra 'Historia y Anales de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Xerez de la Frontera', acabada de escribir el 7 de septiembre de 1757 y publicada por primera vez en 1887.

El historiador narra la escena de la heroica acción de Heredia, que tuvo verdaderos visos de martirio, con las siguientes textuales palabras: "En esta invasión, un gitano de Jerez llamado Heredia, viendo que en la catedral de Cádiz estaban los herejes despedazando la imagen de María Santísima, quitó la espada a uno y mató muchos con ella; pero la multitud lo mató y le cortó la cabeza; y ésta, cortada del cuerpo, dicen que clamó: "¡Viva Jesús y la Virgen de Consolación!".

Los invasores ingleses permanecieron ocupando Cádiz, durante varios días, haciendo prisioneros a destacados personajes de la vida gaditana, por cuya libertad pidieron cuantiosos rescates. A otros se los llevaron como prisioneros en los barcos de su escuadra, que zarpó de Cádiz repleta de importante botín de guerra.

En esta lucha contra los ingleses del siglo XVI, no solo participaron los heroicos soldados jerezanos, con el gitano Heredia entre ellos, sino que también cuenta la historia que un numeroso grupo de frailes agustinos y franciscanos que esperaban embarcar hacia las Indias, formaron una compañía para combatir contra los invasores herejes. Pero pese a la resistencia de la ciudad, auxiliada por los jerezanos, ésta fue sometida a saqueo, por los quince mil soldados de la marina inglesa, como anteriormente lo fuera por el pirata inglés Francis Drake; expoliando e incendiando sus templos y sus casas, hasta que el pueblo gaditano tuvo que capitular, falto de armas.

Al conocerse en Jerez el asalto a Cádiz de la escuadra inglesa, las campanas tocaron a rebato, juntándose en la plaza del Arenal los caballeros veinticuatro, presididos por el corregidor Leonardo de Cos, quienes al mando de las fuerzas de caballería y de infantería, de las que formaba parte como soldado de a pie el gitano Heredia, acudieron prestamente al socorro de los gaditanos, con un ejército compuesto por más de mil trescientos hombres. A la entrada en Cádiz de las tropas jerezanas, la historia cuenta que el dantesco espectáculo que se ofrecía a sus ojos era totalmente desolador: "calles llenas de hombres y animales muertos, ya corrompidos, de los que resultaba un olor intolerable; las mejores casas, quemadas…".

De esta historia podemos sacar la conclusión de que "quien a hierro mata a hierro muere". Y eso fue lo que, pocos años después, le sucedió al conde de Essex que, al igual que el gitano Heredia, murió decapitado. Si bien, el jerezano lo hizo con honor, heroicidad y olor de mártir, mientras Essex sería decapitado, sin honor, en la torre de Londres, como un traidor; acusado de conspirar contra los consejeros de la reina de Inglaterra en 1601, la cual le había destituido de todos sus cargos un año antes.

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