Jerez vive los primeros mostos o vinos del año

aEl vino representa el elemento central de las más importantes fiestas y manifestaciones culturales de Jerez de la Frontera. Una ciudad que constituye un destino enoturístico de primer orden, donde cada año se suceden festejos tan célebres como la Feria del Caballo o las Fiestas de la Vendimia.

Más allá de estas fiestas de calado internacional, la llegada del invierno nos trae un Jerez popular, auténtico, y campechano, donde la cultura del vino sigue impregnando la vida de sus gentes. Reza el dicho que por San Andrés el mosto Vino es, lo que viene a indicar que ese zumo de uva, fruto de la reciente cosecha, ya ha pasado a ser un vino del año, preparado para un largo envejecimiento en las bodegas. Un acontecimiento que los jerezanos y jerezanas viven y comparten a través de los tradicionales almuerzos en las "casas de viñas".

Estas fechas constituyen una ocasión de adentrarse en el viñedo jerezano y disfrutar de la gastronomía más autóctona. Es costumbre popular, y deleite de locales y visitantes, comer en las llamadas casas de viñas y probar en ellas el primer vino del año -o mosto como suele denominarse en esta tierra-. Muchos son los lugares, entre casas de viñas y ventas, donde es posible disfrutar de aquel vino joven que no ha pasado aún por el silencio de las bodegas y la prolongada crianza en soleras y criaderas. Junto a él se pueden saborear cualquiera de los platos jerezanos por excelencia, propios de los cortijos y del personal que acudía a trabajar a la vendimia, como el ajo campero, las tradicionales papas aliñás o la berza.

Desde final de noviembre, los accesos a las viñas jerezanas comienzan a lucir esa bandera roja que indica que el mosto ya está disponible y los caminos y carreteras secundarias se llenan de visitantes en busca del mejor mosto. Y no puede ser de otro modo en una región con una tradición vitivinícola milenaria, con un alma de vino que se muestra en tradiciones únicas, estrechamente ligadas a sus gentes y costumbres.