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Tío Pepe Festival

Luz Casal: "El concierto, como todos, no será encorsetado, somos muy flamencos"

La cantante Luz Casal.

La cantante Luz Casal. / Sergio Pérez /Efe

Luz Casal vuelve a Tío Pepe Festival este 4 de agosto dentro de la gira 2023 en la que presenta su nuevo disco, 'Las ventanas de mi alma', y hace un recorrido por sus canciones de siempre, acompañada de su banda y el regreso especial de Tony Carmona a la guitarra como ella comenta con ilusión. "Hacía tiempo que no podíamos coincidir por determinadas vicisitudes y en esta gira me acompaña. Con él siempre me he sentido más arropada". Tras más de 30 años en los escenarios, esta gallega de nacimiento, madrileña de adopción e internacional por sus premios, se ha currado un nombre en el mundo de la canción y ahora disfruta de los escenarios y de su carrera como nunca, porque como ella misma matiza, "subirse a un escenario es una responsabilidad, pero a la vez supone un momento importante donde nos cruzamos dos puntos de partida diferentes. Por una parte, lo que yo quiero expresar y transmitir y por otra, lo que el público percibe. Es tan especial como ese momento donde tú te sientas ante una puesta de sol y lógicamente una experiencia es la vivida por mí y otra la forma en que la otra persona, aunque esté a mi lado, recibe ese momento".

Ante la pregunta de cómo vive esta nueva visita a Jerez y al Festival, afirma que le encanta venir ya que siempre percibe buenas sensaciones. "Siempre me encuentro un espacio amable, lleno de alegría, la gente de la organización muy entregada, el público es muy expresivo, con lo que a la hora de hacer un concierto todo suma. Agradecida de que de nuevo hayan contado conmigo para estar ahí y con muchas ganas de que llegue la fecha y entregarnos en cuerpo y alma como debe ser".

Sobre el nuevo trabajo hablamos de muchas de sus canciones. "Este álbum llega en un momento muy especial porque es fruto de varios años de composiciones y arreglos, pero sobre todo por nacer durante una pandemia". Etapa que ella misma califica como "un proceso de inspiración muy especial, porque durante la pandemia hemos sacado conclusiones como lo hace cualquier persona que tenga interés por lo que sucede a su alrededor. Ha sido una experiencia que hemos tenido que vivir, sacar los reflejos positivos y además tener la posibilidad de aprender de ella".

-Ahondando en lo que nos comenta, es curioso que su anterior álbum, de 2018 fuese el titulado 'Que corra el aire', y el actual, 'Las ventanas de mi alma'. ¿Guardan relación los dos títulos buscando aire limpio después de tanto sufrido?

-Pues sí, porque la verdad es que ha sido una etapa muy especial. Está claro que composiciones como la de la canción 'Dame tu mano' si no hubiera sucedido todo durante ese año largo de encierro en casa y de la nula posibilidad de podernos acercar los unos a los otros, no la habría hecho. Lo mismo sucede con otra de las canciones, como 'Hola, qué tal', que rememora aquellas llamadas telefónicas en las que estuve cerca de la gente y que para mí fue un honor y a la vez una necesidad. Eran testimonios de la vida de la gente que me llegaban muy hondo, pero para hacer canciones llenas de sentido, lo que hacemos es sentir y de esa manera modificamos el momento dramático de la realidad, hacia una expresión más esperanzadora de la vida, donde avanzamos con la mano tendida, sin cargar las tintas en lo menos bonito de la pandemia, volviéndonos más sensibles hacia lo más amable de todo lo que sucedió y además ofreciendo esperanza en el futuro.

Avanza poco a poco nuestra agradable charla y el tiempo parece haberse parado. De esta manera tan romántica, Luz es capaz de trasladarnos la magia de su verdad a través de sus palabras y de su tono sosegado que prima durante toda la entrevista. En cuanto a la semilla creativa en el proceso de creación de la mayoría de las canciones de este nuevo álbum, afirma que hay "una gran carga emocional que ha sido el caldo de cultivo de este álbum, porque hay canciones que surgen de la realidad que hemos vivido".

Una artista como Luz Casal tiene muy clara su profesión. Reconoce que sus canciones han marcado época. Que, desde su primera etapa más rockera hasta la actual se ha desenvuelto por múltiples caminos de la música. De todas ellas se siente orgullosa. Además es consciente perfectamente de las diferencias entre lo que significa un concierto con público a lo que es capaz de hacer sentir una canción en la intimidad cuando cualquier persona escucha sus canciones.

De la propuesta que trae a Tío Pepe Festival tiene claro que, "como todos mis conciertos, éste va a ser muy especial. No somos un espectáculo medido y encorsetado sino que, en función de las vibraciones de cada día, así avanza la noche. En ese sentido, mi banda de siempre y yo somos muy flamencos, nunca mejor dicho en un sitio como Jerez, y cada día en un escenario es totalmente diferente a otro". Asegura con bastante orgullo que en los conciertos, "mis canciones están vivas, tienen vida propia. En realidad, hago un planteamiento muy simple pero muy real, y es que en un concierto hay dos mundos paralelos que se entrecruzan entre sí. El de nosotros encima del escenario y el del público ahí presente. Todo ese momento es único e irrepetible, las canciones se transforman en algo vivo e inesperado, cada día yo misma canto diferente, en muchos aspectos, sobre todo por cómo me ha ido el día, cómo lo llevo, pero también todo el mundo allí presente cada día de sus vidas es diferente y afronta su estado de ánimo en el concierto de manera diferente según el día e incluso dentro de la misma noche según vayan cambiando sus emociones". Incluso, nos afirma, con la humildad y la bondad que nos transmite, que cada concierto, cada canción, cada público "me da lecciones de vida cada día".

Hablamos de su timbre de voz. Nos acepta que nos atrevamos a decirle que es única. Hablamos cómo su voz es reconocida en todo el mundo, con su timbre oscuro y resonante. De cómo con escuchar sus ritmos, sus baladas, sus boleros o sus canciones rockeras, el público reconoce inmediatamente a una de las voces más singulares a nivel mundial. Que sus notas son bandas sonoras de muchas pelis y de muchos de los que la conocimos. Hacemos parangón con ser fieles a su voz. Igual que pasa con Sabina a nivel masculino. O con Bruce, Van Morrison o Norah Jones, entre otros. "Por supuesto, que además de las canciones de este álbum, habrá otras ya conocidas", nos asegura para esa noche en los jardines de las bodegas Tío Pepe.

Nos agradece que le felicitemos por su trayectoria y por los muchos minutos y a las muchas personas que ha hecho feliz con su música. Nos regala una carcajada y a la vez es capaz de hacernos partícipe de su alegría: "Vaya, pues lo agradezco y me viene muy bien este subidón en esta mañana parisina". Nos recuerda que estos días está allí y se nos muestra contenta desde la distancia de estar trabajando en una ciudad como París, en la que anda promocionando su nuevo trabajo y nos comenta el amor permanente por un país como el francés que, además, es mutuo entra ella y él.

Sus canciones dan que hablar, regalan estribillos pegadizos y, sobre todo, hacen sentir. En el rato de charla telefónica tenemos la sensación de serenidad que la rodea desde hace años y que se deja entrever en sus canciones. Un auténtico placer poder hablar con una persona tan especial, que derrocha empatía. No solo tenemos la sensación de que podemos hablar con la cantante, sino que de sus palabras nace una escala de valores de una gran persona y de un gran ser humano, que ha vivido tanto que quiere que sus vivencias sirvan de una forma u otra a los demás. Un ser humano con mayúsculas y una mujer que, en las distancias cortas, aunque sea por teléfono, es tan seductora y atractiva como su música y su voz. Con la sensación de que ha sido un suspiro, nos despedimos hasta que nos volvamos a encontrar. Pero, por favor, hay que hacer lo posible por encontrarla quienes aún no la conozcan. Por sus canciones y por su forma de ver la vida. Merece la pena.

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