Objetos inútiles
una vuelta por el rastrillo de la Alameda Vieja y otra por los cajones de mi casa demuestran la propensión que tenemos los seres humanos a guardar todo tipo de cosas inútiles con la vana esperanza de que nos den veinte céntimos por ello. No es que tenga síndrome de Diógenes, pero casi: encuentro un llavero del brasileño Club Atlético Mineiro, una camiseta del Mundial del 82 con Naranjito y su amigo Citronio , y una ‘casete’ con los éxitos de los Bee Gees. Y para qué seguir. Y menos mal que alguna que otra mudanza se encargó de que perdiera algunos discos y libros, porque si no en vez de vivir en una VPO tendría que alquilarle la casa a los descendientes del ‘Pantera’. Pero, ojo, no todo es culpa mía o de ustedes: ¿quien no tiene en su casa seis teléfonos móviles, dos o tres ‘routers’ y cables para que la mismísima Benemérita haga una operación cobre en el domicilio? Y es que la tecnología y el consumismo nos llena la casa de cachivaches y nos despoja de valores al mismo tiempo.
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