Perspectivas estables en las divisas
"Pensar que cada presidente pretende su carrera oficial es una falsedad"
pedro pérez. ex presidente de la unión de hermandades
"Jamás provocaría que el presidente desayunara una mañana con un titular mío diciendo que su gestión no es buena"
"Las cofradías siguen siendo una buena herramienta de apostolado"
Mateo López, que regenta una floristería que bien podría haberse llamado el palquillo del diagnóstico de las cofradías en lugar de la Esperanza, fue el que definió en alguna ocasión a Pedro Pérez como 'el incombustible'. Es corredor de fondo y no se cansa. Le ocurre como al galgo y al mastín: El que lleva motor gasoil, al final, gana. "Si me llamaran para llevar el cántaro de agua al lado de un paso diría que sí. Es imposible que me niegue a nada en lo que pueda ayudar a las cofradías", sostiene. Tuvo que ser por esa razón por lo que, con ese motor diesel de largo recorrido, fue secretario de su hermandad de las Tres Caídas y delegado de juventud del consejo de Paco Garrido -conocidos como los hombres de traje gris-. "Don Rafael me dio dispensa para ocupar los dos cargos". Pedro Pérez era un jovenzuelo con sueños cofrades. "Mi madre me traía los viernes a San Lucas. Era muy devota del Señor y quería meterme por los ojos la devoción. Lo consiguió. Por supuesto que con el Señor también, pero yo me quedé extasiado con la belleza serena de mi Madre Dolores", asegura.
Y de ahí a meter el cuello bajo los palos del palio de la Virgen de los Dolores fue un suspiro. "Le pregunté al hermano mayor si podía sacar a la Virgen con los profesionales. Diego Gorrión no puso problema. Así que yo era el único hermano que calzaba el paso. Lo que ocurría ahí debajo para mí se queda", afirma Pedro Pérez -es incapaz de hablar mal de nada ni de nadie-. Dos años más tarde logró calzar el paso con hermanos. Meses recogiendo nombres en la puerta de San Lucas. "Cada vez que veía a un hermano bajito lo asaltaba para apuntarlo en la lista", recuerda.
Pedro Pérez presidió su cofradía años después. Y posteriormente llegó a ser presidente del consejo directivo de la Unión de Hermandades. "En ambos casos casi me vi abocado a aceptar. Me cuesta trabajo decir que no y a José Antonio Casas lo destinaron a La Línea. Él era el que se iba a presentar. Pero vinieron las cosas así y tuve que tomar yo el timón", sostiene Pedro. El caso del consejo fue distinto. Algunos hermanos mayores lo llamaron para que se presentara. Las apuestas cofrades iban diez contra uno a favor de Natera, que pretendía salir reelegido. Sin embargo, las tornas se cambiaron en el pleno de hermanos mayores. Quien entró papable salió cardenal. Pedro escarba en el pasado y asegura que "no es que no me lo esperaba. Pero tuvimos episodios ciertamente desagradables en la campaña. Muchas cosas a la contra. Sin embargo, finalmente me vi en Curtidores".
Fue el consejo del consenso, o al menos así se definió. Todo se quería hacer con el beneplácito de los hermanos mayores. Curiosamente, la carrera oficial de Pedro Pérez -la actual de Aladro, en aquellos meses denominada como la del Tigre- sobrevino sin la aprobación del pleno. Inmediatamente Pedro interpela corrigiendo esta aseveración: "No fue así. Hacía falta un cambio porque lo de Monti y Manuel María González no gustaba. Se erigió una comisión y el pleno aprobó volver a Asunción y comenzar en el monumento del marqués. Se montó una tribuna que empeoró todo, y, por imperativos de los abonados y del Ayuntamiento, se trasladó a Aladro. Fue una extensión, y además con el consenso de la mayoría de hermanos mayores a los cuales se les pidió opinión".
Cambios de carrera
Ahora estamos envueltos en nuevos proyectos. Pedro Pérez es una voz autorizada. Sabe de lo que habla porque él pasó ese 'Rubicón'. "Sólo puedo ofrecer mi apoyo al consejo. Sé las horas que se invierten en estos proyectos. Y quisiera dejar claro que eso de que cada presidente pretende dejar su carrera oficial es una falsedad. Cualquiera desearía encontrarse con una carrera perfecta y dejarla igual que la encontró cuando entregue las llaves. Eso no es cierto. Todos nos hemos visto obligados a retocar. Desde Lete hasta Dionisio. No sabes bien cuánto se trabaja y cuánto se sufre con este tema porque cambiar una silla en la calle Larga se puede convertir en un auténtico quebradero de cabeza", sostiene. Más allá, Pedro Pérez se solidariza con el equipo de Dionisio Díaz. "Sin duda que nada negativo puede salir de mí hacia el consejo. Jamás provocaría que el presidente desayunara una mañana con un titular mío diciendo que su gestión no es buena -comenta-. Además, en esta materia no se sabe nada hasta que se prueba. Quizá la plaza del Banco era la fórmula que todos buscamos. Pero hasta que no se lleva a la práctica nada se puede aseverar".
Pedro Pérez quiere tanto a las cofradías que sería más probable que un dentista extrajera a pelo una muela sin dolor a sacarle una manifestación con cierto tinte de polémica. Natera no cumplió con este axioma del respeto al presidente cuando él mandaba. Sin embargo, se pasa la muleta a la mano izquierda mientras afirma que "no suelo hablar de nadie sin que esté la persona aludida. Cítanos un día juntos a los dos y entonces podré contestar a esa pregunta".
Desde la atalaya del descanso del guerrero se observa con cierta perspectiva la realidad cofrade de la ciudad. "La Semana Santa está muy por encima de lo que pensamos. Muchas veces nos hace falta ese punto de creérnoslo. Yo estuve en muchas reuniones de presidentes de consejos y todos sostenían que Jerez era la segunda más importante de Andalucía. A nosotros nos cuesta mucho creérnoslo. Nos hace falta ver las cosas desde cierta lejanía para darnos cuenta de nuestro patrimonio, de nuestra organización de lo que significa la Semana Santa para la ciudad", sostiene.
Las redes sociales, la falta de compromiso de muchos cofrades o la realidad de las cofradías en la actualidad no son tampoco argumentos para sacarlo de su casi optimismo antropológico. Le puede el amor a la Semana Santa. "Con las redes sociales ocurre lo mismo que con el coche. Está para hacernos la vida más fácil y para estar interconectados. Y eso es positivo. El problema es cuando el coche se convierte en un arma para atropellar", comenta.
En cuanto a la falta de compromiso replica que "siempre he pensado que la persona que no se compromete con su hermandad tampoco lo hace con nada. Por tanto hoy en día gobiernan las hermandades quienes lo tienen que hacer".
Quizá la única queja que se le puede encontrar muy al fondo de su bolsillo sea la formación. "Sin duda que es necesaria. Y nos falta mucho en esa materia. Pero no te olvides que las hermandades son hoy en día uno de los testigos de esperanza más provechosos y una herramienta muy buena para el apostolado". Una vez más, con ese motor imperecedero que lo hace fuerte en su voluntad, devuelve la carta con un 'as' de corazones. Ya con cierta lejanía desde que dejara la presidencia, se podría asegurar que las hermandades salieron ganando con su paso por Curtidores.
Los cinco puntos no cumplidos de la era Pedro Pérez
Cuando Pedro Pérez llegó a casa tras dejar la llaves de Curtidores cerró la puerta y comenzó a tener conciencia de los cinco puntos que no tuvo más remedio que dejar aparcados. No todo se puede llevar adelante, pese a ser incombustible. El museo de las cofradías, un local para guardar parihuelas y pasos de las hermandades, la declaración de interés turístico internacional, una sede distinta a la actual y el reglamento de régimen interno. Fueron proyectos que quedaron en el cajón. Alguno, quizá, se pueda retomar o se esté retomando ya con este nuevo consejo.
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