El Servicio Andaluz de Salud no realizó ayer ningún tipo de valoración acerca del colapso que sufrió el servicio de Urgencias del hospital de Jerez el pasado domingo, cuando más de dos centenares de personas se vieron 'atrapadas' durante horas en el hospital sin que se les prestara servicio sanitario alguno. Fuentes del ente sanitario autonómico consultadas por este medio tan sólo fueron capaces de señalar que los retrasos en la prestación de servicio se debieron "a una avalancha de pacientes en demanda de atención médica". O lo que es lo mismo, que fueron tantas las personas que coincidieron en Urgencias que no se dio abasto a atenderlas. Dicha versión choca de forma frontal con la de los enfermos y sus familiares, los cuales aseguraron a este medio que "Urgencias es incapaz de atender a los pacientes porque buena parte del personal está de vacaciones y varios servicios en planta están cerrados hasta después de las Navidades". Cabe destacar que el SAS, sobre las razones oficiales que provocaron dicha saturación en el servicio, no apuntó argumento ni causa alguna.

Lo que se puede dar por seguro es que las más de doscientas personas (entre enfermos y familiares) que en dicha jornada se concentraron en los servicios de Urgencia del hospital de Jerez tardarán en olvidar el mal servicio que recibieron. Tanto es así que las numerosas hojas de reclamaciones presentadas en los mostradores del hospital llegaron a provocar que servicios cerrados por vacaciones del personal -como el de la planta de ginecología- fueran abiertos de nuevo para dar cabida a una decena de mujeres enfermas cuyos doctores determinaron su ingreso hospitalario.

Al día de ayer, la sala de Urgencias permanecía repleta de enfermos pendientes de ingreso hospitalario, mientras que la sala en la que se clasifica a los enfermos (donde se determina el orden en que los pacientes son atendidos en función de la gravedad de sus afecciones) se mantenía celosamente vetada al acceso de cualquier persona no relacionada con el hospital.

Ayer por la mañana, la situación en Urgencias había cambiado sensiblemente, ya que el número de pacientes en espera había descendido notablemente.

Entre los récords padecidos durante tan nefasta jornada, cabe destacar el caso de personas que llegaron a estar casi un día entero a la espera de que se les asignara una cama en planta o el de una mujer que tuvo que esperar nueve horas a que se le realizara un análisis de sangre y una radiografía. Esta paciente en concreto está aún a la espera de que se le pase a planta. Padece una neumonía.