LA AUDIENCIA Provincial acoge hasta hoy un juicio por el que se sientan en el banquillo cinco personas, dos de las cuales están acusadas de crear y vender un producto –medicamento dicen ellos– que supuestamente curaba todo tipo de enfermedades degenerativas. Lo peor de todo es que estos sinvergüenzas de medio pelo, estos pseudo profesores Bacterio que parece hubieran salido de un tebeo de Ibáñez, han tenido la desfachatez de reafirmar ante un juez que su mejunje es milagroso, jugando encima con los sentimientos de decenas de personas que, como bien decían varias, se agarraban a un clavo ardiendo con tal de evitar la muerte de un ser querido. Me queda la duda de si eso que dicen es porque realmente lo siguen creyendo o porque son unos mentirosos compulsivos que ya no saben qué hacer para eludir una pena de cárcel que, desgraciadamente para ellos, cada vez ven más cercana.