Vino y flamenco, dos caras del mismo arte
LA PÁGINA DEL JEREZ
Vino y flamenco. Jerez y Jerez. Del mismo modo que Jerez es conocido en el mundo entero por ser la cuna del arte flamenco, Jerez es sinónimo de vinos de alta calidad, únicos y excepcionales, vendidos en más de un centenar de países. Igual que el flamenco nace de la tierra, de las calles de los barrios con más solera de la ciudad, de sus gentes, los vinos de Jerez son producto de las tierras albarizas, de los 300 días de sol al año de que goza esta tierra, de las bodegas que desde hace siglos han contribuido a configurar lo que es esta ciudad y sus habitantes.
Hay quien encuentra una relación entre el misterio del Jerez, sus características únicas, su elaboración casi religiosa en bodegas en semipenumbra que son verdaderas catedrales del vino, y la creación espontánea de un arte que, como nuestros caldos, rompe todas las fronteras. Quizá el flamenco de Jerez sólo podía encontrar su inspiración única en estos vinos inigualables. El flamenco se inspira mejor con una copita de Fino o Amontillado, el flamenco se oye mejor, envuelve todo los sentidos de manera más plena con el catalizador de una copa de Jerez.
Sea como fuere, el flamenco y el Jerez son dos símbolos de una tierra desde hace cientos de años, son las partes esenciales de una manera de ser y de estar en el mundo. El venenciador, figura emblemática que lleva la imagen de nuestros vinos por todo el mundo, tiene algo de artista flamenco, mimando la venencia y el arte de venenciar como el guitarrista templa las cuerdas de su instrumento.
Como no existe una única expresión del arte flamenco: soleá, siguiriya, alegrías, taranto, bulerías, … Tampoco existe un único vino de Jerez: fino, manzanilla, amontillado, oloroso, cream, moscatel….
Ambas manifestaciones no solo constituyen caras del mismo arte, sino que forman parte de un sistema económico que vertebra Jerez. No es posible pensar, diseñar o construir Jerez sin estos pilares que forman parte de la identidad jerezana. Desde los tiempos remotos los vinos dan cuenta de la existencia de Jerez, ya su prestigio era una importante fuente de riqueza para este entorno del territorio.
Y riqueza, también para el territorio y prestigio nos lo ha dado el flamenco en su historia remota, en la reciente, y en la actualidad.
El reto incluye conjugar “especificidad” y “universalidad”. Aún no hemos conseguido que en los mercados se nos valore y se apueste de manera decidida por estos productos de calidad, de ahí que estemos llamados a concentrar voluntades, esfuerzos para que nuestra aportación al mundo vuelva a generar riqueza y empleo en el territorio.
No cabe duda que este Festival contiene estos requisitos.
Feliz Festival con ‘Jerez’ y en Jerez.
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