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La belleza y la piedad de la mujer jerezana dieron nombre a varias calles

Jerez, tiempos pasados Historias, curiosidades, recuerdos y anécdotas

Como muestra de admiración y homenaje a la belleza y la piedad de la mujer jerezana, nuestro pueblo dio nombres a calles que hace siglos ya existían y los cuales, tarde o temprano, serían oficialmente ratificados por el cabildo municipal.

Calle de las Naranjas, así llamada en recuerdo de las piadosas mujeres de este apellido que en ella habitaron.
Juan De La Plata

14 de octubre 2013 - 01:00

HUBO tiempos pasados, ya muy lejanos, en que se tomó como costumbre arraigada en el pueblo designar a determinadas calles con el nombre, mejor apellido, de bellas mujeres de las que nuestros abuelos y tatarabuelos se hacían lenguas. Y así surgieron en el nomenclator popular los nombres del Callejón de La Rendona, o Calle de Las Lealas, pongamos por ejemplos más conocidos. El primero de dichos nombres, por María García, apodada 'La Rendona' y hermana de Catalina del mismo apellido y apodo, que aparecen ya en el siglo XVI. Aunque existieron también otras 'Rendonas', en el mismo siglo, según nos dice el historiador por excelencia de nuestras calles, el archivero Agustín Muñoz y Gómez, quien afirma que todas estas mujeres, pertenecían a la noble familia de García Pérez de Rendón.

María García 'La Rendona', especialmente, y su hermana Catalina, viuda del guarda de términos, al que asesinaron unos vecinos de Arcos, matándole el caballo, son las que Muñoz cita como más posibles beneficiarias del nombre del citado callejón, al comienzo de la calle de las Lealas. Esta, por su parte, debe su nombre - siempre siguiendo la investigación del archivero Agustín Muñoz - a las hijas de un vecino de la misma calle, llamado Leal, las cuales "por su notable belleza y cristianas devociones, eran muy celebradas y dieron título a dicha calle, a virtud de ser conocida con el nombre de las Lealas"; nombre que data igualmente del siglo XVI, con el que también se debió conocer la casa donde la citada familia parece ser que vivía, que no es otra que la que ostenta en su fachada principal - salvada hace pocos años del derribo y reconstrucción del resto de la finca - una cruz de hierro, que no es la original, puesto que fue repuesta en distintas ocasiones. Esta casa es la que hace esquina a la calle de San Francisco Javier, hoy día convertida en dependencia de una cercana bodega.

Otras calles de tiempos antiguos, que aún subsisten, recibieron también del vulgo el nombre que aún conservan. Las de las Becerras, es una de ellas, en el barrio de San Mateo. Otra la de Berrocalas, en San Miguel. Ya nos dice el forzosamente citado historiador Muñoz y Gómez, que "ha sido antigua costumbre en Xerez denominar las calles, dando desinencia femenina, y en plural, a algunas de ellas, de los apellidos de ciertos vecinos, cuyas hijas, o se distinguían por su belleza, o por su abolengo, o por cualquier otro concepto. Tenemos en lo antiguo y moderno calle de las Tocinas, las Toribias, las Polas, las Gilas, las Becerras, las Lealas, las Gastonas, las Barraganas, etc.; y aplicando este gracioso origen" cambió de llamarse, en el siglo XVII, Almanza, a llamarse Berrocalas, un siglo después, "por las hijas doncellas de algún Berrocal o Berrocaldo, en ella avecindado".

Advierte Muñoz que el nombre de Berrocal data de la Reconquista: la casa 220 de San Dionisio se repartió a Juan Pérez de Berrocal" Y en el s. XVI, ya aparece una mujer apodada La Berrocala.

En cuanto a las Becerras, una pequeña plazoleta de San Mateo, que va de Cordobeses al Mercado, donde hoy existe uno de los pocos tablaos que tenemos en Jerez, lleva su nombre, al parecer, por la misma razón que las calles anteriores: dos hermanas llamadas Isabel y María Antonia Becerra, hijas de Victorio Becerra, apellido noble muy antiguo en Jerez. Por su parte, la plaza Cordobeses, se llamó antes de la Cordobesa, por una mujer muy piadosa, natural de dicho lugar que luego pasó a denominarse por sus hijos, Cordobeses, como ella.

Y por último, citaremos la céntrica calle de las Naranjas, que no se llama así porque allí hubiera algún puesto de venta de esta fruta, sino por las hermanas conocidas como Beatas Naranjas, como confirma el historiador y archivero municipal Agustín Muñoz, en cuya fuente hemos bebido para este artículo, quien nos dice que hubo un tal Naranjo que tuvo dos hijas, apodadas las Naranjas, "no solo por la costumbre de Jerez, y por el apellido Naranjo, que venía en su padre y abuelo, sino para recuerdo de su tía Leonor García la Naranja, que era también del Pedro Naranjo. Y siendo Naranjos el abuelo, el padre, y la tía, lógico es que el vulgo llamáralas las Naranjas, distinguiéndolas luego por su piedad, con el nombre de las beatas Naranjas, a causa de las fundaciones que instituyeron en San Marcos,como el catastro nos revela, demostrando que eran ricas".

Y este es el recorrido que hoy hemos querido hacer por algunas de nuestras calles más populares, bautizadas por el vulgo con el nombre de sus mujeres más bellas y piadosas. Calles que serían confirmadas posteriormente por el Cabildo de la Ciudad, para que quedara ejemplar memoria de las mismas, en el nomenclator de la ciudad.

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