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Jerez

Un centro que necesita ser escuchado

  • Padres de alumnos del colegio provincial de sordos demandan mayor atención de las Administraciones públicas por el deficiente estado de las instalaciones aunque están satisfechos con su funcionamiento

El colegio de sordos ha salido en los últimos meses por el mal estado en el que se encuentra, con desprendimientos de cornisas, grietas y boquetes que los padres consideran un peligro para los niños. Se han visto incluso en la tesitura de tener que arreglar la escalera con sus propios medios económicos porque ya se habían producido varias caídas y la Administración no ha hecho nada al respecto. Tras el desprendimiento del revestimiento de la cornisa, la Junta de Andalucía envió a los técnicos y ya se ha picado la zona que se encontraba en mal estado.

Como es obvio, a los padres esto no les parece suficiente, pero ayer hablaron con el delegado provincial de Educación, Manuel Brenes, quien les recibirá la semana próxima junto a representantes del Ayuntamiento "para ver cómo se puede hacer frente a estos desperfectos y ver qué actuaciones urgentes se hacen, porque el resto habría que dejarlo para más adelante por la crisis".

Por orden de prioridades, los padres citan los siguientes desperfectos: "el acerado se ha hundido, las cornisas que se desprendían ya han sido picadas para que no se sigan cayendo, pero hay que arreglarlas, la valla exterior, que da a la carretera N-IV se ha caído, al cerramiento de las ventanas, que data del año 83 en que el centro comenzó a funcionar, no se le hace mantenimiento, por lo que entran el agua, el viento y los bichos, las cubiertas tienen zonas con goteras y cuando llueve algunos niños tienen que ser trasladados de clase. Además, no hay agua caliente y como algunos niños con otras patologías no controlan sus esfínteres tienen que ser lavados con agua fría o toallitas".

También se quejan de que "los autobuses los dejan en la parte de arriba y la bajada se encuentra en mal estado. Además, cuando llueve se mojan". Asimismo, recuerdan que, aunque ellos han arreglado la escalera, "no se le ha hecho el arreglo que verdaderamente le hace falta".

El problema de fondo, según explican, es que "este colegio es 'tierra de nadie'. No pertenece a Jerez porque es un centro provincial, así que ningún ayuntamiento se hace cargo del mantenimiento. De hecho, hay zonas cubiertas por los matorrales que no se pueden utilizar".

El Apa reconoce que "por dentro no se encuentra en tan mal estado como por fuera. Además, los talleres de carpintería y confección de los mismos niños se han encargado de hacer muchas cosas. Incluso la comunidad educativa participa en el mantenimiento cuando no tendrían por qué".

El director del colegio, Joaquín Herrero, explica que este centro se abrió en 1983 con carácter provincial y alumnos tanto externos como internos. Los internos proceden de localidades como Ubrique, Villamartín, Vejer, Bornos, y pernoctan allí de lunes a viernes. El resto en transporte escolar de la Junta no sólo de Jerez, sino también de localidades como Rota, Sanlúcar, Chipiona, Cádiz, El Puerto, Puerto Real, Chiclana y San Fernando.

Además de estos alumnos, también ofrece un servicio de atención temprana de 0 a 3 años derivados del hospital con diagnóstico de sordera.

Los niveles que se puede estudiar este centro son Infantil, Primaria, primer ciclo de Secundaria y dos programas de cualificación profesional: carpintería y reparación de calzado.

En total son 54 alumnos, de los que cincuenta son externos y cuatro internos, pero a estos hay que añadir otros dieciséis niños de atención primaria, por lo que finalmente este colegio atiende a unas setenta familias.

La plantilla está compuesta por diez profesores y una vez que los niños acaban el primer ciclo de Secundaria o los talleres, o bien pasan a un instituto con un intérprete o bien un técnico de inserción laboral contratado por el Apa trata de buscarles una salida. Es el único colegio público de sordos de toda Andalucía y sólo hay dos privados en Málaga y Granada. En los institutos pueden solicitar un intérprete, pero en los colegios no. Según explica el director, "hay niños que difícilmente se pueden integrar con las estructuras que tienen los colegios. Aquí las clases son de cuatro a seis alumnos. Todos los profesores son especialistas en audición y lenguaje o en pedagogía terapéutica, pero aparte un especialista en logopedia le da a cada uno diariamente una hora de clase".

Joaquín Herrero explica que hay alumnos hasta de veinte años, "aunque lo ideal es que este sea sólo un centro de paso. Antes, de cada diez que venían se quedaban nueve y ahora de cada diez sólo se queda uno porque conseguimos con un buen trabajo de escolarización que los demás se puedan integrar en un colegio ordinario. Esto para nosotros es un éxito aunque nos deje con menos 'clientes'. Normalmente, si con seis años el niño no se ha podido marchar, lo normal es que realice aquí ya toda la etapa educativa"

Por todas estas razones, y a pesar de los desperfectos materiales, los padres se muestran muy satisfechos con el funcionamiento del colegio, "porque realizan una labor extraordinaria. Además, tienen también salón de actos, comedor que utilizan todos los niños, sala de audiovisuales, sala de ordenadores y sala de juegos". El director insiste asimismo en que "los desperfectos no han repercutido en el normal desarrollo de las clases". La presidenta del Apa, Lourdes Damián, sí se queja de que "por culpa de esos desperfectos, el recreo de los niños está cada vez más acotado y hay que estar pendientes de que no se salgan"

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