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Coronavirus Jerez

La hostelería no levanta cabeza

Terrazas de bares prácticamente vacías este lunes en la calle Consistorio.

Terrazas de bares prácticamente vacías este lunes en la calle Consistorio. / Vanesa Lobo

Los hosteleros, en horas bajas, tachan los días del calendario con la esperanza de que la pesadilla del covid se esfume más pronto que tarde. Este fin de semana tocaba puente festivo, con el lunes de añadido por la coincidencia del Día de Andalucía en domingo, pero los bares y restaurantes apenas notaron la diferencia con un laborable más, un mal laborable más como los que arrastran desde el inicio de la crisis sanitaria.

El sector descuenta otro festivo en blanco, este en plena Cuaresma, cuando las calles de Jerez se llenaban de cofrades en peregrinación por los templos para ver a los titulares de sus hermandades en las funciones solemnes propias de estas fechas. “Algo más de gente se ha visto en la calle el fin de semana, pero apenas se ha notado en la caja”, explica Luis Arriaza, propietario de El Tabanco de la plaza Rivero, un imprescindible del circuito cofradiero de la ciudad.

Arriaza, como todos los autónomos de la hostelería, está cansado, muy cansado de una situación que perdura desde hace cerca ya de un año y en la que “el horario nos está matando, sobre todo los fines de semana”, comenta entre paseo de ida y vuelta de la barra a la terraza para atender a la clientela de un local que, por sus reducidas dimensiones, sólo puede explotar los veladores, siempre que no llueva.

Este lunes no se cumplieron las previsiones que anunciaban lluvia, pero el día tampoco invitaba a sentarse en las terrazas, medio vacías en los establecimientos que abrieron sus puertas, pues el lunes es día de descanso para muchos hosteleros, que por muy festivo que sea, no se aventuran a echar más horas de las que acumulan sus cansadas piernas ni a asumir más riesgos de los que ya pesan sobre sus espaldas.

Imagen de la calle Larga este lunes con escasa clientela en los bares y buen ambiente en la calle. Imagen de la calle Larga este lunes con escasa clientela en los bares y buen ambiente en la calle.

Imagen de la calle Larga este lunes con escasa clientela en los bares y buen ambiente en la calle. / Vanesa Lobo

El Bar Cristina, en la cercana Alameda del mismo nombre, respetó ayer la tradición de cerrar los lunes. “El descanso es sagrado”, comenta su propietario, Andrés Vivero, que el domingo sí notó el chorreo constante de gente por el besamanos del Nazareno en San Juan de Letrán, donde relata que había colas para entrar a la iglesia que le reportaron un buen flujo de clientela hasta el cierre anticipado a las seis de la tarde. “Con dos horas más, hasta las ocho, habría sido perfecto”, indica el veterano hostelero de Cristina, quien si bien ha percibido este fin más ambiente de calle, asegura que la caja del domingo vino a ser la mitad de lo que solía facturar por estas fechas en los años previos al covid.

Entre la calle Algarve y la plaza del Banco se ubica Camachuelo, entre los bares del centro que ha notado cierta mejoría, aunque limitada. “Este fin de semana ha sido mejor que los anteriores, que tampoco es mucho decir, pero se ven la gente con más ganas de salir a la calle”, espeta Israel Cala, quien puntualiza, no obstante, que “la limitación horaria es mortal, porque no da tiempo a aprovechar la tarde y la noche”.

“Dentro de las limitaciones estamos trabajando bien”, señala Cala, quien coincide con el resto de hosteleros consultados por este periódico en que “Madrid sería un buen ejemplo a seguir”, en alusión al cierre de la actividad a las once de la noche sin que los contagios se hayan visto disparados por ello.

El presidente de Horeca define el puente festivo como “un fin de semana que pudo ser y no fue”

La reciente ampliación del aforo de la terraza, en la que ya se permite una ocupación del 100%, y del interior de los establecimientos, limitada al 50% apenas está teniendo repercusión en los bares y restaurantes, que una semana antes, con la tasa de incidencia del coronavirus aún en niveles de alto riesgo en Jerez, podían explotar el 75% en el exterior y el 30% en el interior de los locales.

Claro que entre finales de enero y principios de febrero, la hostelería, como toda actividad no esencial, sufrió un nuevo cierre total, en este caso de dos semanas que se hicieron eternas para un sector que no levanta cabeza y tras las que muchos negocios hosteleros no han vuelto a levantar la persiana porque, como explica Antonio de María, presidente de la patronal Horeca, “sale más caro abrir que permanecer cerrado, aunque muchos abrimos porque no sabemos hacer otra cosa”.

Bares de la plaza del Arenal con algo más de clientela en las terrazas. Bares de la plaza del Arenal con algo más de clientela en las terrazas.

Bares de la plaza del Arenal con algo más de clientela en las terrazas. / Vanesa Lobo

De María se hace eco de la crispación de los hosteleros por unas restricciones, que considera “discriminatorias” y que “están haciendo un daño enorme”. “Una vez más hay que lamentar las medidas que no ayudan y que demuestran que la hostelería ha desaparecido de un plumazo en la consideración de las autoridades”, subraya el responsable hostelero tras lo que considera una nueva oportunidad perdida para levantar las restricciones en “un fin de semana que pudo ser y no lo fue”.

El presidente de Horeca emplaza al próximo jueves, en el que la Junta de Andalucía revisará nuevamente las medidas en función de la evolución del coronavirus, “espero que con más suerte que hasta ahora, porque nos siguen ninguneando”. Según De María, “lo único que queremos es trabajar” y para ello “sólo hacen falta dos cosas: un horario y unos aforos normales”.

La patronal hostelera reclama "un horario y aforos normales" para "poder trabajar"

Los hosteleros defienden que sus negocios no son foco de contagio, menos aún en los espacios exteriores de las terrazas en las que desarrollan mayoritariamente su actividad en Jerez, pero ni el más estricto cumplimiento de las medidas anticovid ha hecho cambiar de opinión hasta la fecha a las autoridades sanitarias, que a juicio de Francisco Díaz, responsable de Horeca en la ciudad, “miran con lupa a nuestros negocios y no tanto otras actividades, por ejemplo ayer –el domingo para el lector– había treinta jóvenes comprando el botellón en la plaza del Arenal, pero eso no tiene control, igual porque aquí no tenemos policía suficiente para actuaciones contra reuniones y fiestas ilegales como las que se han visto en Madrid y otras grandes ciudades”.

Contraste entre veladores vacíos y llenos en dos bares junto al Gallo Azul. Contraste entre veladores vacíos y llenos en dos bares junto al Gallo Azul.

Contraste entre veladores vacíos y llenos en dos bares junto al Gallo Azul. / Vanesa Lobo

Díaz asegura que el puente festivo ha estado en línea con los fines de semana, principalmente los sábados y algo el domingo, pero “no para tirar cohetes”.

Aunque en el centro se empieza a ver cierta afluencia de extranjeros, que los responsables de Horeca no se explican muy bien cómo entran en la ciudad, la clientela es aún muy local y tampoco se ha nota la llegada de vecinos de otras poblaciones de la provincia desde la apertura del cierre perimetral.

“Nadie puede programar un viaje a Jerez, los que vienen de fuera son los menos y no hay visitas a bodegas, ni estancias en hoteles..., luego ha sido un fin de semana más, el sábado mejor que el domingo, pero poca diferencia con los anteriores”, asegura Díaz.

Para este hostelero afincado en la plaza del Arenal, “la ampliación del horario es clave”, como también lo sería algo más de flexibilidad en las normas, por ejemplo, explica, “en las ordenanzas municipales de veladores, que llevamos cuatro años pidiendo que las cambien porque están obsoletas y lo único que nos dicen es que están en ello”. “Que nos dejen trabajar como en Madrid, que bastante difícil es ya con los días laborales en los que ni siquiera hay desayunos ni almuerzos”.

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