El caso de esta joven de 29 años, licenciada en ingeniería informática técnica de sistemas, es un tanto diferente. Verónica comenzó sus andaduras en el terreno de los idiomas cuando aún estaba en la facultad, a través de varias asignaturas de libre configuración de  inglés. Sin embargo, no ha sido hasta que este mismo año se planteó meterse en un máster de profesorado de educación secundaria y bachillerato, formación profesional y enseñanza de idiomas en la rama de tecnología informáticas y procesos industriales  que se vio en la obligación de meterse en una academia de inglés para sacarse el B1, requisito principal para poder acceder a dicho máster. "Además del hecho de que me hacía falta para optar al máster, y teniendo en cuenta mi carrera, no viene nada mal tener conocimiento de varios idiomas y, de hecho, he llegado a plantearme estudiar alemán por su 'utilidad laboral' actual e italiano por gusto", comentaba. Ante su situación de búsqueda de empleo, Verónica comentaba: "Si en este año no encuentro trabajo, primero me planteo sacarme otra titulación de inglés para mejorar currículum y si aún así no consigo nada me planteo muy seriamente irme al extranjero." Esta joven confesaba: "A lo largo de este año, tras haber finalizado el máster y no haber conseguido trabajo a pesar de haber estado moviéndome por toda la provincia, me he planteado varias veces irme de España, y en cuanto pueda lo haré porque esta situación no tiene pinta de que vaya a mejorar y necesito encontrar algo ya e independizarme." Preguntando a cerca de la exigencia de un B1 para los estudiantes de grado, Verónica afirmaba: "Me parece estupendo y me hubiera gustado que me lo hubieran exigido a mí también, dado que al terminar la carrera es una cosa menos que te queda pendiente y a la que le tienes que buscarle tiempo" y añadía: "Me parece perfecto que se pueda elegir el idioma, así los estudiantes se sienten menos 'presionados' y con eso lo afrontan  mejor."