"No entiendo qué quiere decir la palabra chuchería"
Manuel lleva toda la vida dedicada a la venta de pipas, caramelos, chicles y muchos más productos relacionados con la confitería. Llegó con doce años a Jerez desde su Algar natal, y aunque las cosas han cambiado mucho, sigue al pie del cañón en su pequeña tienda de la calle Lealas.
-¿Cómo le gusta llamar a su profesión?
-Confitero o dependiente de confitería. Las dos formas me parecen bien.
-¿Qué ha cambiado más en estos tiempos, los niños o las chucherías?
-Es que yo la palabra chuchería no la he entendido nunca. Aquí a veces viene la gente y dice: deme unas porquerías de esas. Mire usted, yo no vendo porquerías.
-¿Es muy diferente la mercancía?
-Yo tengo los caramelos de siempre. Y los tengo porque tengo clientes que vienen a buscarlos especialmente aquí porque difícilmente los van a encontrar en otro sitio.
-¿Cuántas horas detrás del mostrador cada día?
-Como mínimo diez o doce horas, pero antes eran muchas más. Cuando era más joven y estaba abierto el Cine Riba, por la tarde abría a las siete y me iba de aquí a las tantas de la noche.
-El cierre del cine sería un palo gordo para el negocio.
-La verdad es que sí. Yo vi cómo se ponía en pie el cine y cómo lo echaban abajo. Todavía me acuerdo del encargado y todo. Eran otros tiempos que se echan bastante de menos, pero todo depende también de la edad.
-¿Qué otras cosas son diferentes en esta calle desde que llegó?
-Antes nos conocíamos todos. Además, estaba la Escuela de Empresariales y había más vida. Hoy la gente que entra es la que viene de paso.
-Teniendo en cuenta que los precios de muchos de sus artículos son en céntimos, ¿supuso mucho inconveniente el paso al euro?
--Recuerdo que dos años antes de que el euro fuera la nueva moneda yo ya tenía los precios marcados de todos los productos al cambio. Me ponía en mi casa y tenía los precios tal y como los puede usted ver ahora.
-¿Cree que la gente repara en el mérito que tiene un negocio como el suyo, tan antiguo y tradicional?
-Hoy nadie valora esas cosas.
-¿Y merece la pena todo este tiempo de trabajo?
-A veces miro la caja que hago y la verdad es que es difícil. Tenga en cuenta que aquí los precios son pequeños. La verdad es que sí, son muchas horas y el esfuerzo es muy grande.
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