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Jerez

La ex alcaldesa recupera el timón

  • García-Pelayo ya puede decidir sobre su futuro, incluido un nuevo asalto a la Alcaldía en 2019 El PP la ha apoyado sin fisuras, incluso cuando fue investigada por el Alto Tribunal

María José García-Pelayo, una vez perdida la Alcaldía, optó por mantener un perfil muy bajo. Aunque fue designada como portavoz municipal de su grupo, en los más de 10 meses del actual mandato, ni ha intervenido una sola vez en el pleno, ni ha presentado propuestas y sus comparecencias públicas han sido contadas. Solo rompió su enclaustramiento político, y tampoco sin demasiada exposición, durante la pasada campaña para las Generales del pasado mes de diciembre cuando tuvo que pedir el voto para obtener un escaño en el Congreso.

Su partido decidió protegerla, y así lo reconoció, de los continuos ataques conforme iban avanzando los procesos judiciales abiertos por los contratos con empresas de la trama Gürtel que realizó el Ayuntamiento en 2004. Pero a este apoyo implícito se le sumó otro explícito, de palabra, por parte de los principales dirigentes del PP. El cierre de filas fue rotundo. Ni siquiera, cuando fue formalmente declarada investigada -anteriormente imputada- por el Tribunal Supremo, hubo un solo resquicio de pérdida de apoyo por parte de los suyos. Es más, su círculo de confianza (conformado por ediles como Antonio Saldaña y Lidia Menacho, entre otros) no dudó en acompañarla a Madrid cuando tuvo que pasar el trago de declarar ante el magistrado del Alto Tribunal. La fotografía saliendo de un juzgado nunca es agradable para nadie, por mucho convencimiento de que se tenga en la inocencia del compañero.

Su partido había optado por el camino complicado y de consecuencias impredecibles, si acababa mal. Lo fácil, y lo que desde fuera le pedían, era abandonar a Pelayo a su suerte. No en vano, la pieza jerezana de la Gürtel era una bala de mucho calibre contra un PP asediado por casos de corrupción en los tribunales que han hecho caer a dirigentes que parecían intocables. Sin embargo, los populares mostraron un convencimiento apostando todo a un archivo que, salvo que el fiscal presente unos argumentos irrefutables, se hará efectivo en próximas semanas.

Aquel principio del fin al que parecía predestinada Pelayo por obra y gracia de la justicia iba a conllevar al PP a adoptar decisiones que rehuía cuando se le planteaban públicamente. Su destino político había dejado de depender de ella pero ayer recuperó el timón. Ya no hay mancha y hoy, en una comparecencia junto Antonio Sanz, podrá empezar a ajustar cuentas. Ella misma reconoció tiempo atrás que había sido un calvario de siete años cuando la ex regidora Pilar Sánchez decidió mandar al Tribunal Superior de Justicia de Madrid aquellos contratos que se hicieron en 2004.

¿El futuro? Ella misma decidirá qué quiere hacer a partir de ahora. Podrá seguir o retirarse pero lo dirá ella, no un tribunal o un partido apaleado por la corrupción.

A corto plazo, su partido la propondrá para que revalide el próximo 26 de junio el escaño de diputada que logró en diciembre. También seguirá como concejala y, a buen seguro, es previsible que incremente sus apariciones públicas tras haber estado prácticamente escondida desde principios del mandato municipal. Vuelve a un lugar de privilegio para, incluso, tratar de volver a la Alcaldía en 2019. Puede seguir en el Congreso, su partido la ha apoyado en sus momentos más duros y tampoco tiene, a día de hoy, alguien que pueda hacerle sombra.

Cuando era alcaldesa, dijo que quería repetir en 2015 porque su programa de gobierno era de ocho años. Aquel deseo quedó inconcluso por la imposibilidad de su partido de cerrar un acuerdo de gobierno con otra formación a pesar de volver a ganar las elecciones. Con una García-Pelayo impoluta, judicialmente hablando, serán pocas, o nulas, las voces que osarán cuestionarla internamente si decide dar el paso. No obstante, esa decisión será suya y la tomará cuando ella quiera; en su partido ni le meterán prisa ni tienen interés por hacerlo porque tampoco hay necesidad de ello en este momento.

Ahora comienza una nueva campaña electoral donde, claro está, seguirán habiendo ataques y comentarios sobre el caso Gürtel porque en elecciones cualquier argumento es válido. Eso sí, ya hay una diferencia respecto a diciembre: nadie le podrá decir que está investigada por el Tribunal Supremo. El camino queda expedito para el 26-J y para lo que ella quiera. Y su partido no ha dejado de quererla.

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