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Jerez

Los halcones no toman vacaciones

  • Estas rapaces que trabajan en el aeropuerto despejando la pista de otras aves, permiten que Aena pueda realizar su trabajo · 'Gestión de Fauna' pretende compatibilizar seguridad aérea y conservación

El pasado mes de diciembre, unos 150 aviones despegaban diariamente del aeropuerto de Jerez. El trabajo de los pilotos y las actividades y/o vacaciones de muchos pasajeros no hubieran sido posibles sin la intervención de Pepa, Estepa, Merlín o Heredia, entre otros. Estos halcones y águilas harry, que se diferencian principalmente por la forma de vuelo y las presas que atrapan, trabajan cada día a pie de pista alejando a otras especies y marcando su territorio para evitar que haya problemas con otras aves. "Hemos intentado ultrasonidos y otros procedimientos pero las aves siempre acaban acostumbrándose", comenta Horacio Rivas, jefe de operaciones del aeropuerto. "El método más eficaz acaba siendo siempre el natural".

Aena (Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea) es la encargada de contratar los servicios de 'Gestión de Fauna' para el aeropuerto de Jerez. Esta empresa, encabezada por Francisco Llopis y José Ignacio Ferrer, trabaja desde 1991 para controlar la fauna en los aeropuertos. "Estas aves realizan vuelos en todo el recinto, vuelos preventivos y vuelos de ataque", indica Llopis.

Así, la función principal de estas rapaces consiste en marcar el territorio, acosar a las otras especies que se encuentran en el recinto para así poco a poco, ir expulsándolas del mismo. Para ello, 'Gestión de Fauna' cuenta con un equipo de ocho aves que se van turnando para realizar un trabajo eficaz en el aeropuerto. "Dependiendo de la especie invasora, necesitamos un halcón o un águila, aunque también influyen las distintas épocas del año".

En el caso de los aeropuertos, la combinación de los dos tipos de ave hace que se consiga el cien por cien de rentabilidad. "Uno está adaptado a operar en espacios cerrados y el otro necesita espacios abiertos, grandes". En el aeropuerto de Jerez, las especies que más afluencia tienen son las denominadas ardeidas, entre las que se encuentran las garzas y las garcillas.

Cabe puntualizar que en el servicio Control de Fauna en el aeropuerto no se realiza únicamente una labor de cetrería, sino que también hay una sensibilidad especial con respecto a la conservación. "Intentamos compatibilizar lo que es la seguridad aérea con la conservación".

El trabajo que realizan estas aves diariamente se resume en un procedimiento casi mecánico.

Los halconeros -las personas que van con la rapaz, el halcón o el águila- sueltan al pájaro y una vez que éste ha realizado su trabajo, vuelven a recogerlo gracias a un sensor que tienen implantadas las aves. "Lo que hacemos aquí es una medida preventiva, aprovechamos el miedo natural que tienen las arras especies a estas rapaces para evitar su ocupación en el territorio". Además, Llopis y Ferrer señalan que los medios pirotécnicos, a parte de ser ineficaces, son muy agresivos con el medio ambiente y las aves, antes o después, se van acostumbrando a estos sonidos.

La cetrería aplicada en los aeropuertos no es algo novedoso, de hecho, se considera el método más eficaz para expulsar a las aves del territorio cercano a la pista y está reconocido a nivel mundial. "Es un método útil y limpio, no tiene efectos secundarios, como la contaminación acústica que produce la pirotecnia".

El adiestramiento es una parte elemental en la preparación de las rapaces. "Necesitan volar todos los días para estar bien entrenados y preparados en todo momento", explican los ornitólogos. "Además, el halconero le exige al halcón volar de una determinada forma, le exige actitudes para prevenir y erradicar la faun". El procedimiento consta de tres fases: primeramente amansar al ave, después ponerlo a punto en musculación y por último realizar una aplicación de los objetivos, especializar a las rapaces en las distintas especies. También es preciso saber cuál es el peso exacto de las aves para que estén siempre en forma. "No es cuestión de que el pájaro esté delgado, sino que se mantenga siempre en su peso, por eso pesamos para que esté totalmente correcto de salud", indica Ferrer. Ese peso idóneo se estipula en el adiestramiento, mediante el cuál se pretende conseguir la finalidad para la que el ave ha entrenado. "Por eso en el adiestramiento se calibran peso, musculación, cualidades y actitudes en el vuelo y capacidades mentales".

Las águilas y halcones que se suelen utilizar para estas prácticas de cetrería son longevos, aunque también se producen accidentes. "Se chocan con las vallas o con las grandes cristaleras, van persiguiendo a la presa y hacen lo mismo que éstas". Cuando estas rapaces ya no pueden trabajar más o se dedican a la cría o, si son demasiado mayores, "se mantienen como mascota".

'Gestión de Fauna' exige a sus empleados que sean ornitólogos, especialistas en aves, debido a la labor que tienen todo el día con estas especies. Además, para trabajar en el aeropuerto, tanto halconeros como aves necesitan de una acreditación, y en el caso de la persona que trabaja con las rapaces, es preciso disponer de un permiso especial.

En determinadas ocasiones, las rapaces capturan especies de cierto valor ecológico. Es entonces cuando los encargados de estas aves llevan a las presas a los Crea (Centro de Recuperación de Especies Amenazadas) con los que están en contacto permanente. "A veces ha entrado aquí un ave herida o en la migración que vienen débiles y las entregamos o bien al zoológico de Jerez o al Crea de Cádiz", puntualiza Ferrer.

Para Aena, es fundamental la labor de estas rapaces, ya que sin ellas resultaría imposible el trabajo y el tráfico aéreo en el aeropuerto de Jerez.

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