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Jerez

Por aquí huele a 'pescao'...

  • Hace menos de un mes que la carpa abrió sus puertas y las críticas aumentan cada día . Los comerciantes cercanos y los pescaderos denuncian las deficiencias de la instalación y reclaman una solución rápida

"Tiene mil problemas". Ésta es la primera frase que dicen la mayoría de los pescaderos sobre el funcionamiento de la carpa en la calle Doña Blanca. "La peste es descomunal y eso que ahora, en invierno, con las temperaturas bajas, se puede ocultar un poco el olor. Cuando llegue el verano, o incluso los meses de primavera, aquí no se va a poder entrar. Lo que no entiendo es que si en Cádiz hicieron lo mismo en seis meses cómo lo han podido hacer aquí en tan sólo uno. Al final, lo que se hace corriendo acaba teniendo problemas y eso es lo que estamos sufriendo tanto los pescaderos como nuestra clientela", apuntó María Carmen Méndez, una de las portavoces del gremio.

Lo cierto es que son pocos los que ven en la carpa una buena solución ante la remodelación de la plaza de abastos. En los primeros días de apertura, surgieron los primeros problemas como la recolocación de los puestos, la hora de carga y descarga y las temidas concentraciones de agua sucia a la entrada de la misma. Esos mismos inconvenientes son los que hoy día viven los pescaderos, que ven como no hay desagües suficientes para recoger el agua que sale de las instalaciones.

"Esto tiene mil y un problemas. Fallan muchas cosas y supuestamente las están arreglando, pero nos da la sensación de que la cosa va muy despacio, demasiado lento. Estos fallos nos repercute mucho y creo que deben subsanarlo cuanto antes", reconoce Tomás Pantoja, pescadero, que denuncia que "nuestro gran problema es el agua, porque en poco tiempo todo se encharca y la gente se molesta. Además, hay que decir que de vez en cuando se va la luz", explica Pantoja. En cuanto a las ventas este trabajador apunta que "sabemos que con estos fallos no hay más que aguantarse. Ahora no hemos notado un descenso de clientela porque son las fiestas y se compra aunque no se quiera. Lo que hay que temer es lo que viene ahora".

Pero no son sólo los pescaderos los que se quejan de los problemas de esta 'plaza', sino también es la clientela la que pone el grito en el cielo con sólo poner un pie en las instalaciones. "No me gusta nada, es asqueroso venir a comprar", denuncia Méndez, que no puede evitar recogerse un poco el pantalón para bajar los escalones. "Podría estar mejor, hay fallos", apunta Juan Manuel Barroso, mientras que otras clientas se resienten ante la situación, "la carpa no está del todo mal, lo peor es que se ve muy agobiado en las horas puntas. No hay más remedio que venir", señala Catalina Méndez.

Otro de los sectores más afectado por la instalación de la carpa son los comerciantes de la calle Doña Blanca. Desde una de las 'víctimas', la perfumería Marionnaudd, se afirma que "una vez tuvimos que cerrar durante una hora porque era insoportable estar aquí con la cantidad de moscas y el olor. En menos de media hora la calle se llena de charcos y como hay desniveles, tenemos la mala suerte de que el agua se planta casi en la puerta del establecimiento", denuncia Diego Ortega, responsable del comercio. Los problemas no acaban en el mal olor "ya que hemos visto caerse a más de cinco personas porque se han resbalado. La media de edad de nuestra clientela es alta y tienen mucho problemas para no caerse cuando han salido de la tienda. Esto parece una pista de patinaje. Lo que incrementa esta mala situación son los barrenderos que el lugar de barrer y recoger los papeles aumentan el nivel del agua con las mangueras. Aquí no hace falta regar, sino recoger", recalca Ortega, que por estos motivos se le ha pudrido el mármol del escaparate.

Esta perfumería no está sola en su 'batalla' frente a la carpa. La encargada de la tienda Pétalos, Rosario Jaén, asegura que "es insoportable trabajar así. No entiendo cómo no han esperado a que pasen las fiestas, un mes donde la tienda tiene sus mayores beneficios. La carpa lo que hace es taponarnos la entrada del negocio". "Me río del montaje, esto es tercemundista. Aquí lo que hay es mucha imagen para los que son de afuera y mira cómo nos tienen a nosotros", manifiesta Jaén. Además, si en la perfumería la clientela no había descendido, Rosario denuncia que "nosotros hemos perdido al cliente 'de paso'. Antes contábamos con la clientela fija y la que paseando entraba y compraba, pero ahora ¿quién viene a pasear por aquí?". La limpieza en los establecimientos del alrededor de la carpa se ha intensificado, hasta el punto de tener que fregar el suelo en más de tres ocasiones durante el día. "Cuando cerramos limpiamos el suelo con lejía y luego llenamos la tienda de ambientadores. Esto hay que vivirlo, no se puede aguantar", declara Rosario, con cierta incertidumbre ante la fecha de finalización de las obras de la plaza. "Lo peor vendrá cuando empiece el calor, cuando esté el suelo mojado y comience a aumentar el mal olor. Creo que va a suponer un gran impacto para el sector del comercio", declara Marco, un camarero de La Vega.

El día de la inauguración de la carpa el delegado de Urbanismo, Juan Pedro Crisol, señaló que los problemas de los charcos en la calle no eran consecuencias de los desagües, una teoría que choca con las opiniones de los que allí trabajan. "Lo que pedimos es que pongan una alcantarilla a lo largo de las salidas de la carpa. No se puede contar con las de la calle que llevan taponadas desde hace años", reclama Diego Ortega.

No ha cumplido ni un sólo mes desde que se abrieron sus puertas y a medida que pasa el tiempo las deficiencias de la instalación van surgiendo ante los ojos de los que se ganan la vida en la carpa. "A ver si se dan cuenta que hay que cambiar cosas, nosotros no podemos hacer nada, no tenemos los medios", reclama Méndez.

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