Así es ser médico y paciente en la zona rural del siglo XXI

Para ir al médico en Torremelgarejo hay que pedir cita, pero si debe sacarse sangre tiene dos opciones: Ir en coche, a Nueva Jarilla o La Granja, o coger un autobús a las siete de la mañana. Los consultorios médicos de la zona rural están dirigidos a un grupo de población concreto, las personas que no cuentan con un medio de transporte propio. Así que montarse en un bus a las siete de la mañana, se tenga a la hora a la que se tenga la cita, es algo común. Porque en el Jerez Rural abunda ese segmento de la población que no se desplaza generalmente en automóvil, la gente mayor. Es de lo que más hay en la cola para el consultorio de Torremelgarejo, donde un médico de familia pasa cita apenas un par de horas en toda la semana. "No necesitamos tampoco mucho más", cuenta una vecina. "Con lo que viene está bien". La delegada de alcaldía en Torremelgarejo, Concepción Martínez, es Mari Conchi para el enclave junto al circuito. "El problema del médico es más bien el problema del transporte, que pasa poco".

Un consultorio médico puede llegar a ser más pequeño despacho, en total más pequeño que una sola consulta. Una mesa. Un ordenador. Y atendiendo, depende del caso, un médico que hace lo que puede en el poco tiempo que se le ha asignado. "Nunca se va si queda gente esperando, ¿eh?", señala otra vecina de Torremelgarejo. El mayor problema de esta barriada, que lleva 30 años funcionando, es la poca privacidad existente porque en una misma sala realiza las curas el enfermero y pasa consulta el facultativo. Otra mujer, viuda, entrada en años, le salen las cuentas por los años que hace que falleció su padre. "Y ya estaba aquí el primer médico". En los primeros años, no paraban de rotar los facultativos, algo que no hacía bien a la atención primaria. Después, ha sido por épocas el mismo médico el que ha estado arrancando hojas del calendario. "La que está ahora lleva como ocho años, por lo menos", explica Martínez.

Los problemas para las pacientes de la zona rural son evidentes. Depende del número de horas de servicio, de las instalaciones y de la lejanía del Jerez Urbano. "Es evidente que no se puede llevar a cabo la misma atención que en la ciudad, porque no se pueden disponer los mismos medios para grupos pequeños de personas", señala el facultativo de Nueva Jarilla. "Igual que tiene sus cosas buenas vivir aquí, no se puede poner un centro de salud en cada pedanía". El único en toda la zona rural es el de La Barca. Los demás son consultorios dependientes. El de Guadalcacín cuenta con consultas pediátricas y más horas que el de otros núcleos menos poblados. El delegado de alcaldía de La Ina, Carlos Vidal, cuenta que llevan tiempo luchando por aumentar el número de horas en los que está abierto el consultorio, sólo cuatro a la semana. "O por lo menos, que en vez de dividirse en dos días de atención, vengan tres aunque sean las mismas horas".

Por otro lado, resulta reseñable que el consultorio de Gibalbín dependa de los centros de Jerez, que obligan al desplazamiento de los médicos por más de media hora de coche, mientras por alrededor de la mitad de tiempo llegarían los que se encuentran en Arcos. Quitando este tipo de cuestiones propias de la gestión más o menos eficiente, todas las partes señalan su satisfacción con el servicio.

La subdirectora del área de gestión a la que pertenece Jerez, María del Mar Fernández, señala que "se da una asistencia muy buena, aunque a lo mejor debemos coordinarnos más con el servicio de transportes para la cuestión de las pruebas que se realizan en los centros de cabecera. Para las personas con movilidad reducida los análisis se hacen en casa. Pero para la población general prima que se realicen en las condiciones necesarias, para que la muestra llegue a tiempo al laboratorio". Para Fernández, "la medicina rural es una de las más agradecidas que existen para los médicos de familia, porque la relación con los pacientes es mucho más cercana y agradecida"