Una medida con aristas
El hospital retrasa la puesta en marcha del plan para limitar el número de acompañantes en Urgencias en busca de mayor consenso
La regulación del acceso al servicio de Urgencias del hospital, que desde el área sanitaria se denomina también plan de acompañamiento en Urgencias, deberá esperar aún un tiempo. Aunque la idea era ponerlo en marcha a finales del pasado mes, desde el SAS argumentan que la iniciativa, que en la práctica supone una restricción del número de acompañantes que podrán entrar con el paciente, requiere un gran consenso y concienciación por parte de la ciudadanía, por lo que se ha preferido retrasar su aplicación. Aunque sin reconocerlo abiertamente, no obvian que la iniciativa puede ser una fuente generadora de conflictos, sobre todo, tras años de permisividad que han propiciado que en determinados momentos las Urgencias soporten importantes aglomeraciones por el elevado número de personas que acompañan a un mismo enfermo.
Además existe también una razón estructural, ya que la restricción del número de acompañantes, uno por enfermo en el caso de las Urgencias generales y dos en el caso de los menores de edad, como se pretende, requiere de la instalación de una especie de mostrador que impida el paso de personas no autorizadas a la zona donde se realiza el triaje. En cualquier caso sería una obra menor y parece pesar mucho más en la puesta en marcha de esta medida los otros motivos.
El asunto se lleva abordando desde hace meses en la Comisión de Participación Ciudadana, de la que forman parte 25 asociaciones del área de influencia del hospital. Manuel Cazorla, en representación de la federación de asociaciones de vecinos 'Solidaridad', señala que en términos generales desde este movimiento vecinal se está de acuerdo en que es el momento de "poner pie en pared. El problema no sólo está en Urgencias también en las habitaciones de las plantas. No puede ser que personas que están enfermas soporten seis visitantes suyos o del paciente que está en la cama de al lado. En el Virgen del Rocío, por ejemplo, no ves más de dos visitantes por enfermo. El hospital no se puede convertir en un espacio donde se vaya a conversar molestando a los enfermos y a los trabajadores. Debe ser una zona de máximo silencio y no sólo en Urgencias sino también por ejemplo en la sala de espera de familiares de pacientes que están operando". Entiende Cazorla que es el momento de adoptar decisiones como ocurre ya en muchos hospitales andaluces, y hacerlo de una forma conjunta empezando por la dirección del hospital y con la implicación del personal sanitario y los vecinos.
No obstante desde 'Solidaridad' opinan que el área de Urgencias precisaría de una serie de mejoras para poner en marcha este nuevo plan de acompañamiento, empezando por dotar a las instalaciones de una sala de espera de familiares más amplia, donde pudiesen aguardar los que no han podido entrar con el paciente. "Lo lógico es que el acompañante sea el que informe al resto de los familiares sobre la situación del enfermo en una sala que esté en el exterior. El hospital atiende a una población muy importante y consideramos que las salas de espera de Urgencias no tienen capacidad suficiente. Lo mismo que se han hecho otros edificios, deberían ampliarse las Urgencias".
Cazorla mantuvo que en la Comisión de Participación se acordó que desde el movimiento vecinal se aportarán sugerencias para este plan de acompañamiento. Una vez que éste tenga establecidos los protocolos, tanto el hospital como 'Solidaridad' consideran que habrá que llevar a cabo una campaña de información a la ciudadanía. "Nosotros pensamos que si a la gente se le explica que es en beneficio del enfermo y del trabajo de los médicos, no tiene que haber problemas. Además no es algo que se esté haciendo sólo en este hospital, sino que ya se ha puesto en marcha en otros muchos".
En el hospital de Jerez hace más de una década que se intenta abordar la regulación de entrada en el centro sanitario, con el fin de evitar un trasiego de personas en pasillos y plantas perjudicial para los propios enfermos, pero tras la puesta en marcha de un plan de visitas fallido, pocas cosas han cambiado. Otros hospitales andaluces han hecho frente a esta cuestión que se asocia a una muy implantada costumbre social, estableciendo también restricciones. Sin embargo en alguno de los decálogos de estos regímenes de visitas se evita a toda costa la palabra prohibición y se prefiere hablar de información y persuasión a la hora de afrontar el tema con las familias.
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