Jerez

El mensaje mágico de los Reyes

  • Su Majestad Gaspar fue el encargado de leer la carta dirigida a las familias en el Belén monumental de Santo Domingo · En el discurso 'real' se hizo hincapié en la crisis y en las necesidades de los barrios

Queridos niños y niñas de Jerez: 

A las plantas de este Niño que nos reúne cada Navidad en el portal de Belén, que tan bellamente instaláis a las puertas de esta iglesia conventual de Santo Domingo, y al aguardo de que crezcáis mirándoos en su loable ejemplo, os saludamos cansados pero contentos en esta noche cargada de ilusión y de alegría.

Melchor, Baltasar y quien en nombre de los tres os habla, Gaspar, hemos llegado también cargados de entusiasmo por reencontrarnos un año más con los jerezanos. Si somos Reyes lo somos para todos. Si tenemos algún tipo de magia a nuestro alcance es preciso que os beneficie todos. Alentar lo mejor de vosotros, de todos, nos hace felices.

Veros a los más pequeños, todos un poquito mayores que cuando os vimos hace 365 días, nos recuerda que en vosotros encontramos la certeza de una misión para la que los ojos niños, ésos que si ponéis empeño podéis conservar durante toda la vida, son imprescindibles para entender qué es lo que nos mueve a cruzar desiertos y ríos, calores y fríos, alegrías y penas con tal de estar hoy aquí.

Encontrarnos con vuestros papás además nos insta a tener para ellos la mayor comprensión en medio de una situación un poquito difícil. Ellos lo llaman crisis. Se lo habréis escuchado. Y les lleva a pasarlo mal cuando no consiguen todo aquello que quieren para vosotros. Por ello les pido que tengan esperanzas en el futuro y a vosotros que los queráis mucho. Necesitan vuestro cariño.

También nos resulta entrañable comprobar que vuestros abuelos están igualmente pendientes de nuestra llegada. También somos ya ancianos y sobrellevamos a nuestras espaldas no solo el peso de los regalos que os traemos, que para eso ya nos ayudan los pajes, sino también nuestros achaques. Ser abuelos es una bendición de Dios. Sed con ellos, queridos niños, los mejores nietos.

Todos sois vecinos de una ciudad preciosa. Cuidadla bien. Jerez de la Frontera es muy famosa más allá de vuestras fronteras y su prestigio llega incluso hasta el Oriente. En nuestros países de origen llegan los ecos de vuestros monumentos, vuestros vinos, vuestros caballos, vuestro circuito, vuestra Feria, vuestra Semana Santa... ¡Vuestra incomparable Navidad!

Sed buenos vecinos. Solo si lo sois podréis luego pedir que os ayuden en vuestras necesidades cotidianas. Sabemos que son muchas y que es difícil atenderlas todas en estos momentos por parte de nuestros gobernantes. Pero pedid y se os dará. Pediros también vosotros mismos ser cada vez mejores personas, mejores ciudadanos, mejores vecinos.

No es momento de prolongar este parlamento. Sabemos los tres que sentís la extraña sensación de no querer que nos vayamos ahora, que sigamos con vosotros un ratito contándoos cosas de nuestro impresionante viaje, pero a la vez estáis deseando que desaparezcamos inmersos en la noche jerezana para que cuanto antes os dejemos vuestros regalos.

Es por ello que solo quiero, en nombre de los tres Reyes Magos y tras haber completado el recorrido para el que habéis preparado la ciudad, añadir una cosa: la estrella que hace 2012 años nos llevó hasta Belén es la misma que año tras año nos trae hasta Jerez. Es el cielo el que guía nuestros pasos.

En el cielo están las respuestas a todo lo que ocurre en esta noche que llaman mágica. Allí se dibujan las gracias que nos aguardan una vez pasen los malos momentos que vivimos y las que aún en medio de ellos también obtendremos. En el cielo se proyectan todos vuestros sueños y se convierten en anhelos cumplidos en cuanto los pedimos con fe y en cuanto sabemos que los lograremos con esperanza.

Pero es imprescindible que os acordéis también de aquellos niños y niñas, y también de los mayores, que lo están pasando peor y que requieren de vuestra solidaridad. Sed generosos ante aquellos que os necesiten y ese cielo, en el que tenemos la estrella que nos guía, os recompensará. Sabed, queridos niños y mayores, jerezanos todos, que os tenemos en nuestro corazón.

Id pronto a casa, acostaos lo antes posible, tened los más dulces sueños y no perdáis las esperanzas si habéis sido verdaderamente buenos. Y si no lo habéis sido, siempre estad convencidos de que nosotros tenemos para vosotros aquello que deseáis bajo el compromiso de que procuréis sed cada vez mejores. No desfallezcáis en ese empeño.

¡Os queremos, sed felices y creed siempre en nosotros!

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