El agua merma la jornada grande de la fiesta motera
Gran Premio de España
Las inclemencias meteorológicas provocan la suspensión de varios de los conciertos previstos en muchas plazas, que albergan menos público del que se esperaba
Sábado noche en Jerez. Pero no cualquier sábado, sino que es el sábado del fin de semana del Gran Premio, aunque por la afluencia de público que se puede encontrar por las calles del centro cualquiera lo diría. Atrás quedaron las calles colapsadas de motos durante esta gran fiesta del motociclismo, porque el que debió ser el plato fuerte del fin de semana se quedó apenas en entremés, aderezado con algún que otro corrillo de amantes de las dos ruedas dispersados por el casco histórico de la ciudad.
Las causas pueden ser variadas y cada uno aportará una distinta. La más usada es la lluvia, y es que también es mala suerte que aparezcan las precipitaciones precisamente estos días. Que me perdonen los hombres del campo, pero podría haber esperado unos días. Egoísta que es uno. Otros dirán que la experiencia de años anteriores, cuando se impidió la entrada al centro a los moteros, ha quitado esplendor a la zona, o que simplemente, el anuncio de la reapertura no ha llegado a oídos de muchos visitantes. Cualquiera de estas excusas puede ser válida, pero así las cosas, lo cierto es que salvo honrosas excepciones, el público prefirió quedarse en las avenidas —llámese Europa o Arcos— o en los aledaños del circuito.
Comencemos con el repaso: en las diferentes plazas del centro había organizadas numerosas actuaciones y actos a fin de atraer el ambiente motero a esta zona, reabierto este año durante el fin de semana del Gran Premio. Empezamos esta andadura mi compañero Pablo —autor de las fotos que ilustran este reportaje— y un servidor, por la plaza San Andrés, donde había previstas actuaciones desde media tarde, pero la lluvia quiso amargar la fiesta, e impidió que se celebraran estos conciertos. Una lástima. Los pocos osados que se atrevieron a acercarse a esta zona tuvieron que refugiarse bajo paraguas esperando que el tiempo mejorase, pero no lo hizo, y se vieron obligados a irse resignados, pues a primera hora de la noche se comenzó a dejar ‘pelado’ el escenario instalado en la plaza, pues los cantantes de los grupos que debían tocar en ella se empezaron a llevar sus equipos de allí. El destino no estuvo muy lejos, pues se instalaron en un pub cercano a buen resguardo de la lluvia. Primera parada, primera decepción.
Decidimos probar suerte paseando por el Mamelón y Alameda Cristina. Una fila de motos aparcadas nos hicieron pensar que los alrededores estarían llenos de moteros. Nada más lejos de la realidad. Al pasar por la plaza Rafael Rivero nos llevamos la segunda decepción de la noche. En las mesas instaladas por los comercios de hostelería de alrededor, cubiertas bajo sombrillas, no había nadie sentado. Una vez más, las precipitaciones impidieron ver un buen ambiente.
Mejor aspecto tenía la plaza Plateros, aunque no estrictamente por la celebración del Gran Premio, ya que la mayoría de las personas que se veían por los alrededores no tenían mucha pinta de haber llegado en moto. La imagen era la habitual de otro fin de semana cualquiera, aunque algún que otro mono y cascos bajo el brazo se vieron. Pero pocos.
Sin duda, la plaza más animada fue la del Banco, donde la actuación de un joven grupo de Algeciras que creo que se llamaba ‘Excéntrico Milú’ concentró a un buen número de personas en la zona. Las animadas canciones de este conjunto tenían entretenidos a algunos aficionados a las motos que se refugiaban debajo de sus paraguas, aunque pocos se fueron antes de que terminara la actuación. Inmaculada López y Miguel Ángel Silva eran dos de los que se encontraban en la plaza esa noche. Ataviados con sus respectivos monos de cuero, azul él, rojo ella, este matrimonio jerezano, que lleva “casi desde que abrió el circuito” yendo a las carreras, aseguró que los actos organizados durante el Gran Premio, “dan mucha vida al centro”. Inmaculada apuntó que “la intención es buena, porque se anima la zona sin haberse gastado mucho dinero en la organización”. Su marido opinó que “se está mejor que en las avenidas”, y se congratuló de que este año se haya vuelto a abrir el centro a los moteros. A buen seguro que los hosteleros de la plaza del Banco se alegraron de que Inmaculada y Miguel Ángel se animaran a salir en esta zona, ya que en los últimos meses se han venido quejando por la mala iluminación de la plaza, que según ellos, presenta varios desperfectos. Pero sigamos con el repaso por el ambiente de las plazas del centro, que me pierdo. Aunque, ciertamente, poco más habría que señalar.
De vuelta a la Alameda Cristina, ¡sorpresa! Olor a goma quemada. Un motero que venía de alguna de las plazas del centro, acompañado por varios amigos, decidió animar el ambiente haciendo patinar su moto aprovechando la superficie deslizante del carril bici. Un acto incívico para muchos, tan habitual en ediciones anteriores y que congregó a varios curiosos que no dudaron en sacar sus móviles y cámaras de fotos para inmortalizar el “espectáculo”.
Uno de los moteros que observaba esta escena era Carlos Pérez, un vecino de la localidad de Iniesta —sí, como el futbolista— de la provincia de Cuenca. Este conquense, quien venía de disfrutar de la actuación que tuvo lugar en la plaza del Banco poco tiempo antes, es un visitante habitual durante el fin de semana del Gran Premio.
“Llevamos muchos años viniendo unos amigos y yo, aunque últimamente notamos que hay menos ambiente que otros años” y apuntó también que “es bueno que se abra el centro”. Carlos cita el mal tiempo y la crisis como las principales causas de la reducción de turistas. Aunque tanto él como sus amigos no faltan a su cita conJerez, a pesar de tener que circular durante más de cinco horas en sus motos. Este mediodía vuelven a su Iniesta natal tras tres días en la ciudad.
Vayamos hasta plaza Esteve. Allí, instalados desde las seis de la tarde, había varios stands. En uno se vendían productos de limpieza para motos, otro informaba a todo el que se acercara sobre las ‘bondades’ de una revista dedicada al motor, y para los más pequeños, había una colchoneta donde podían saltar hasta hartarse —o sus padres, más bien—. A las diez de la noche apenas había gente por la zona. La música a todo volumen que salía de los altavoces instalados en Esteve hacía presagiar que habría público, pero no.
Terminemos el repaso por la avenida alcalde Álvaro Domecq, zona de mayor concentración de moteros desde el pasado viernes. Sin que hubiera una cantidad demasiado escandalosa, la adecuación de un carril para motos en cada sentido de la avenida hace que sean muchos los moteros que copen los bares de la zona por la facilidad para circular.
Así concluye este ‘paseo’ en el año de la reapertura del centro, que, desagraciadamente, no tuvo la respuesta esperada. Habrá que esperar al año que viene para ver si respeta el tiempo. Por el bien de Jerez, esperemos que lo haga.
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