Programación
Zambombas este fin de semana en Jerez

"La pobreza también está en el norte"

Una charla con José Manuel Guzmán, el cura de Santa Ana, una parroquia desbordada por los 'nuevos pobres'

El párroco de Santa Ana, fotografiado ante la fachada de la iglesia.
J.p.s. / Jerez

03 de junio 2010 - 01:00

Su padre, un funcionario del Ministerio de Justicia, pensó para su hijo un futuro en la medicina. Pero José Manuel Guzmán (Granada, 1974) prefirió tomar el camino de los hábitos. Con 18 años ya entró como franciscano en Nuestra Señora de Regla, muy cerca de aquí, en Chipiona. Estuvo trece años en la orden franciscana. Al joven José Manuel le descubrieron grandes dotes para el estudio y los idiomas y fue enviado como profesor a Alemania. El párroco de Santa Ana, por su ascendencia judía, conocía y tenía pasión por Alemania. Sin embargo, los problemas de orden académico le llevaron cuatro años a Roma.

-¿Y qué ocurrió?

-Yo sentí desde el principio una llamada tan fuerte, que nunca fui ambicioso. Mi vocación era darme a los demás y hacer el bien. Hacer todo el bien que podía. En Roma estuve en la Universidad Pontificia Gregoriana de los jesuitas y comencé el doctorado. Pero la del profesor era una vida demasiado cómoda. Sufrí una crisis. Y me decía: 'Yo no estoy aquí para esto; lo mío es la parroquia y su proyección social, no la erudición'. Pedí traslado a Chipiona, donde ejercí un año hasta que colgué los hábitos de fraile y me pasé al clero secular. Mi primer destino como cura fue Jédula.

- ¿Le gustaba vivir en los pueblos?

-Sí, me gustaba. Fui feliz en Jédula. Fueron cinco años. Aunque hubo un pequeño problema con el Ayuntamiento de Arcos, que se empeñó en construir por su cuenta y cargo la iglesia de la pedanía. Me chocaba que una autoridad política invirtiera en ello. Con el tiempo, faltaban ocasionalmente materiales y los obreros acudían a mí. Lo denuncié en varios medios. Luego, Pepa Caro me acusó de haberle restado votos en las elecciones.

- Y medió don Juan del Río.

- Al final, dejé construida la iglesia, pero para evitar más fricciones, fui nombrado párroco de Santa Ana un 26 de julio de hace dos años.

- ¿Con qué se encuentra?

-Me encuentro con una parroquia con una pésima economía, una feligresía hundida, una parroquia lánguida, que intento levantar y que creo que lo he conseguido.

-Dicen que están desbordados por la demanda de necesidades.

- Cuando hace dos años entré de párroco tan sólo había 23 personas a la que, a través de Cáritas, ayudábamos. Ahora son 157 familias en una feligresía que estimo en unos 4.200 parroquianos. No sólo cubrimos la falta de alimentos, también hemos pagado facturas de luz y agua, hemos evitado dos desahucios y frenado un embargo.

- ¿Qué transmite en las homilías a sus feligreses en estos momentos tan complicados?

-Dos mensajes: El primero, que la Iglesia llega hasta donde puede. Y bastante hace. Que estén tranquilos. Y que es un Estado, un Gobierno, el que realmente debe de ayudarles. Y en segundo lugar, que dar es la mejor forma de ser feliz. Es mejor dar que recibir y, por supuesto, reducir el afecto a todo lo material. Yo comencé a notar una 'avalancha' desde septiembre del pasado año y se produjo un crecimiento gradual.

-Le dieron muchas vueltas y, al final, decidieron poner en marcha la campaña 'Kilos de Sonrisas'.

-Debo de decir que el alma de la campaña no he sido yo. Ha sido Carlos Perdigones, policía local. Escuché su idea y le dije: 'Adelante'. A continuación, Carlos me dijo que no se podía pedir sin más, que aquello era muy descarado. Se le ocurrió entonces pedir la colaboración de los grupos 'Kanela', 'La Gotera de Lazotea', 'Tras el Trapo' y 'De-Dos Cuatro', que interpretarían una pieza para los niños, con mensaje incluido. Yo me impliqué en la idea, trasladándola a los medios de comunicación. Durante dos años, estuve con don Juan del Río en el Obispado como secretario de medios de comunicación social. Sabía, por tanto, dónde me movía. Se implicó también Cáritas parroquial, la Policía Local e, incluso, María del Carmen, la directora de la guardería pública que está a espaldas de la parroquia.

- ¿En qué consiste ?

-Hasta hoy estamos realizando una campaña, en la que intervienen Cáritas de Santa Ana, la asociación 'El Alcázar' de la Policía y cuatro grupos de teatro. La campaña 'Kilos de Sonrisas' se desarrolla en varios colegios hasta el día 4, en los que actuarán los diversos grupos teatrales a cambio de tan sólo un kilo de alimento por alumno, o lo que puedan. También 'El Alcázar' hará una recogida de alimentos entre los agentes municipales. Se ofrece, pues, la sonrisa gratis y que aporten lo que ellos puedan, porque no vale pedir sin más.

- ¿Cómo es el perfil del nuevo pobre que acude a la parroquia?

-Son personas o parejas que gozaron de una buena estabilidad laboral, principalmente en la construcción o la hostelería, que nunca utilizó los servicios de Cáritas ni de centros de barrio y que, en su primer contacto, manifiestan su vergüenza y que, todos coinciden, les ha costado mucho dar ese paso. Ese perfil puede situarse entre los cuarenta y cincuenta años.

- ¿Qué asuntos solucionan?

-A mí, personalmente, la labor de Cáritas me apasiona. Como las de nuestras voluntarias. Me impresiona el buen trabajo que hacen los responsables de la Cáritas parroquial, que estudian en una entrevista previa cada caso en particular.

- ¿Los jerezanos son generosos?

- Por mi experiencia, creo que sí. Y yo soy muy sensible al trabajo de Cáritas. Me ha respondido. Y eso, pese a que el Banco de Alimentos Provincial ha anunciado que recortará las ayudas.

9 Comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último