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Jerez

El profesor que vino de Shangai

  • Unos ochenta niños han podido por fin comenzar a dar clases de chino en el instituto Coloma, después de que el docente nativo solucionara los problemas con sus visados · Otros ochenta están en lista de espera

Wang Shaojun es un joven de 25 años de Shangai y ahora, pese a que su dominio del castellano es bastante flojo, es el encargado de impartir clases de chino a unos ochenta niños en el instituto Padre Luis Coloma. Debería haberse incorporado a principios de curso, pero una serie de problemas con sus visados han provocado que su incorporación no haya podido producirse hasta hace dos semanas.

Para los españoles ha decidido llamarse Fernando, Fernando Wang, una costumbre frecuente entre las personas que vienen de dicho país, cambiarse el nombre a uno castellano y preferiblemente uno que lleve la letra r, porque es la que a ellos les cuesta más pronunciar: Teresa, Roque... o Fernando. "Cogí un diccionario y me gustó ese nombre" -cuenta-.

Ha estudiado enseñanza de chino para extranjeros y aunque es la primera vez que viene a España, cuenta que "he estado antes en Perú, Jamaica y Cuba". Asimismo, reconoce que "mis alumnos de chino van a ser también mis profesores de español".

Su estancia en Jerez, como becario, obedece a una oferta que le hizo la embajada de China a la Consejería de Educación, a través del Instituto Confucio (el equivalente del Instituto Cervantes en China) a la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía para promocionar su lengua y su cultura. Gracias a esta oferta, en la actualidad se imparten clases de chino en diez centros docentes andaluces y en la provincia ha sido seleccionado el instituto Coloma.

¿Los motivos? Según cuenta el director del centro, José López, "nos lo ofreció la Consejería, a través de la delegada de proyectos de bilingüismo de la delegación provincial de Educación, porque reuníamos ciertas condiciones como estar abierto por las tardes y también porque acogemos a varias clases del Conservatorio y algunos de esos alumnos también han aprovechado y se han apuntado a las clases de chino".

Se han formado cinco grupos, de unos veinte alumnos por cada uno de ellos, de alumnos de Secundaria procedentes de cualquier colegio público de Jerez. "En otras localidades -explica José López- no han cubierto las plazas y las han abierto a los concertados, pero aquí se han quedado al menos otros ochenta en lista de espera". Muchos de estos alumnos son niñas chinas adoptadas, a las que sus padres han inscrito "para que no pierdan sus orígenes" o estudiantes que ya habían comenzado a estudiar chino con una profesora en El Retiro.

Para iniciar sus clases, Fernando ha utilizado proyecciones en las que responde fundamentalmente a una pregunta: ¿Qué hay en China?, "ya que mi intención es principio es que conozcan mi país y luego pasaré a la conversación, cosas como los saludos o preguntar el nombre a alguien". Por su parte, de lo poco que ha podido conocer hasta ahora de España, y concretamente de Jerez, dice que le parece "muy bonito", aunque su opinión sobre la gastronomía de la zona no es tan buena. En este sentido reconoce que "no me gusta el pescado, ni siquiera en mi país. Me gusta más el pollo o el cerdo". Lo que sí le ha impresionado gratamente es el hecho de que "aquí los coches respetan los pasos de peatones, no como en mi país".

De momento se va a llevar ocho meses en Jerez "y luego volveré a Shangai para seguir estudiando, pero cuando termine quiero regresar a España para siempre".

Uno de los padres que ha decidido inscribir a su hijo a clases de chino es precisamente un profesor del instituto Coloma, Juan Luis Borrego, que cuando se enteró de esta oferta se lo preguntó a su hijo. "Tiene 7 años y estudia en el colegio Antonio Machado -explica, y de ese colegio también han venido muchos alumnos, quizás porque yo le he hecho 'propaganda'. Me pareció una cosa novedosa para mi hijo, porque me interesa de que toque muchos 'palos' para ver qué es lo que le gusta. Como hasta ahora sólo ha tenido un día de clase no ha podido calibrar, aunque llegó contento. Además, esto es una cosa con visión de futuro, porque el mercado chino está en auge".

Gracias a la oferta de la embajada China, los diez directores de los centros donde se imparten estas clases han viajado la pasada semana a este país, donde han podido visitar su sistema educativo. "Hemos visitado colegios públicos y privados -explica José López- donde hemos comprobado que allí se apuesta mucho por la enseñanza. Cuentan con recursos bastante buenos, aunque los públicos flojean en audiovisuales. Además, las familias se implican muchísimo, tanto que se está generando la figura de la 'madre tigre', que tiene un altísimo nivel de exigencia con sus hijos". En el apartado negativo señala que "hay unos cuarenta o cincuenta alumnos por clase, aunque están muy bien disciplinados. En una escuela normal puede haber unos 2.500 alumnos y 150 profesores".

Precisamente le impresionó "ver a 2.400 niños en una pista haciendo tai-chi y luego bailando la yenka". En Jerez, Fernando se metió esta pasada semana de lleno en sus clases, porque algunos de los estudiantes no se habían enterado de que había llegado. El jueves 24 a segunda hora ya sólo le quedaba un alumno, David Peña, de un alumno del instituto Sofía de 13 años que se ha inscrito "porque me lo comentó un amigo y me gustó la idea". La pasada semana contó ya con muchos más compañeros. No en balde hay hasta ochenta en lista de espera.

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