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Juicio a los Ruiz-Mateos por los pagarés

¿Quién tomaba las decisiones en Nueva Rumasa en sus últimos años?

Zoilo Ruiz-Mateos, saliendo de la Audiencia Nacional.

Zoilo Ruiz-Mateos, saliendo de la Audiencia Nacional. / EFE

La Audiencia Nacional acogió este martes una nueva sesión del juicio por la estafa de los pagarés contra los hijos del empresario José María Ruiz-Mateos. En esta jornada declararon nueve exempleados de las compañías del 'holding' empresarial donde, entre otras cuestiones, fueron cuestionados por el papel que tuvo su padre en la gestión de las empresas. No en vano, la principal defensa de los hijos de Ruiz-Mateos es que el padre era quien tomaba todas las decisiones. 

Ahora bien, los trabajadores que este martes declararon como testigos difirieron sobre el papel que tuvo el empresario, fallecido en 2015, en los años en los que se emitieron los pagarés (2009 a 2011) y que acabaron con la entrada en concurso de acreedores de todas las sociedades. Así, hubo quienes señalaron que el control del grupo empresarial ya estaba en manos de los hijos mientras que otros aseguraron que las decisiones más importantes las seguía adoptando exclusivamente el padre. 

En primer lugar, declaró Estrella Torres, la secretaria personal de José María Ruiz-Mateos hasta 2006 y que, con posterioridad, hasta su despido, pasó al departamento de recursos humanos de Nueva Rumasa. La exempleada aseguró que en el verano de 2010 recibió una orden de Javier Ruiz-Mateos, hijo del empresario, para que llamara a un listado de inversores de pagarés que vencían y les convenciera de renovarlos. Asimismo, indicó que desconocía la situación económica del grupo de empresas porque, de haberlo sabido, se hubiera “negado”. En este sentido, aseguró que uno de los hijos de Ruiz-Mateos le comentó únicamente que tratar de que renovasen los pagarés ya que el Banco Santander “había cerrado el grifo”.

La exempleada también formó parte de un grupo de trabajadores que acudieron a Valencia en el verano de 2010 a una reunión con Ángel de Cabo, procesado también en esta causa, donde supo que la familia tenía previsto venderle las empresas. “Nos dijeron que se iban a quedar con la empresa y que la iban a remontar”, dijo. En el auto de apertura de juicio oral, se apunta De Cabo y los Ruiz-Mateos llegaron a un acuerdo para que este adquiriera las sociedades del grupo a través de las matrices extranjeras y tratar de “salvar el mayor patrimonio” porque ya se habían iniciado los procedimientos judiciales contra las empresas.

También apuntó que en los últimos años de Nueva Rumasa eran los hijos de Ruiz-Mateos quienes gestionaban la empresa ya que José María padre no podía hacerlo por sus problemas de salud. Sí señaló que en los últimos años de vida del empresario mantuvo varias conversaciones telefónicas en la que aseguraba que “estaba obsesionado con devolver el dinero de los pagarés” a los inversores.

Mientras tanto, hubo un trabajador de un 'call center' que creó Nueva Rumasa como servicio de atención a los inversores de pagarés que negó que hubiera recibido la orden de convencer a los inversores de que renovaran los pagarés. En ese sentido, dijo que siempre se ofrecía la posibilidad de renovar o de percibir las cuantías acordadas.

“Don José María tenía la decisión final”

En la sesión de este martes también contestó a las preguntas de las partes como testigo Enrique Guitar que, según explicó a la Fiscalía, trabajó unos 10 años en el grupo y le encargó dar cuenta directamente a José María Ruiz-Mateos padre de la tesorería de las compañías del conglomerado empresarial. “Yo veía el día a día de la compañía con el responsable y luego reportaba a Don José María", dijo.

A pesar de los problemas económicos que arrastraba, el testigo señaló que nunca detectó que hubiera problemas de liquidez, salvo en momento “puntuales” como pagos de nóminas a finales de mes o de “cobros retrasados”. Aunque la Fiscalía le mostró correos electrónicos que él remitió a miembros de la familia sobre la necesidad de buscar liquidez para atender vencimientos de pagarés o sobre la situación de los pagos de las hipotecas de las viviendas de los hijos del empresario, negó que los hubiera hecho limitándose a señalar que, si los envió, fue porque alguien le ordenó que lo hiciera.

Incluso, y al contrario que apuntaron otros trabajadores, aseguró que José María Ruiz-Mateos tuvo facultades para tomar decisiones hasta que las empresas entraron en concurso de acreedores. “Él tomaba las decisiones finales”, aseveró.

También intervino en la vista oral Luis Sanz Martín que estaba encargada del área patrimonial del grupo. Este aseguró que despachaba "cada viernes" con Ruiz-Mateos padre hasta que fue despedido cuando las empresas entran en proceso de quiebra. Asimismo, apuntó que participó en reuniones con el empresario y algunos de sus hijos para buscar soluciones a los pasivistas de los pagarés. De hecho, se le mostró un documento elaborado con él con una propuesta de solución aprovechando los bienes que tenía el grupo, aunque esta finalmente no fue adoptada. 

"Yo no preguntaba nada"

Uno de los últimos testigos que declaró en la jornada de este martes en el juicio contra los hijos de José María Ruiz-Mateos declaró el que fuera director-gerente del equipo de fútbol Rayo Vallecano, Jesús Fraile Delgado, cuando fue propiedad de la familia. Lo hizo en calidad de testigo ya que, además de esta función, fue administrador de unas 17 sociedades que formaban parte del entramado de empresas de los Ruiz-Mateos y que fueron vendidas al liquidador Ángel de Cabo cuando

Al igual que hicieron otros comparecientes en anteriores sesiones, alegó que estuviera al frente de sociedades ya que así se lo pidió personalmente José María Ruiz-Mateos al ser “persona de confianza”. “Yo no preguntaba nada; me dijo que firmaba y firmaba”, indicó. Así, alegó que él aceptó por el “trabajo” que realizaba en el Rayo Vallecano y en otras empresas como la de Chocolates Trapa.

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