La saeta en Jerez, el paisaje sonoro llevado al papel de Juan Salido Freyre

El investigador jerezano publicará en 2026 su tesis doctoral, con datos inéditos, sobre la evolución de la saeta desde su expresión preflamenca hacia la flamenca por seguiriyas

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El autor de la tesis, Juan Salido Freyre, tras la entrevista en Diario de Jerez. / Manuel Aranda

Sacarse una espinita con mucho arte. Juan Salido Freyre (Jerez, 1949) es el primero de diez hermanos. En su casa, el flamenco era una constante, una vida pegada al mundo gitano de la mano, sobre todo, de Luisa, que trabajaba con la familia y que llevaba a Juan, que tendría entonces unos 12 años, a algunas de las ceremonias de familias y amigos gitanos.

El economista, máster por la UCA, miembro de la Cátedra de Flamencología y presidente de la Academia San Dionisio, ha desarrollado la tesis doctoral que realmente quería hacer. Licenciado en Dirección y Administración de Empresas, años atrás decidió desarrollar una investigación sobre su labor como economista, un trabajo enfocado en el mercado de capitales y la evolución de la Bolsa. Finalmente, por cosas de la vida, no lo llevó a cabo. El deseo de enfrascarse en una tesis quedó ahí.

Sea como fuere, todos los caminos le llevaron tiempo después, y felizmente, a la 'Evolución de la saeta llana y salmodiada a la saeta por seguiriyas: la influencia de la etnia gitana en el proceso evolutivo'. Un trabajo académico que investiga la evolución de la saeta, una forma de oración cantada enraizada en la religiosidad popular andaluza, desde su expresión pre flamenca hacia la saeta flamenca por seguiriyas, destacando especialmente la influencia de la etnia gitana en este proceso. El estudio se centra en Jerez de la Frontera durante el periodo comprendido entre 1875 y 1936, un marco histórico que permite comprender cómo las circunstancias sociales, religiosas y culturales propiciaron este cambio.

Con un enfoque multidisciplinar, combinando perspectivas históricas, sociológicas y musicológicas, utilizando fuentes primarias y secundarias literarias y periodísticas, la investigación también incluye grabaciones discográficas tempranas en discos de pizarra en los inicios del siglo XX, para reconstruir el contexto de esta evolución musical.

La tesis presentada subraya cómo la transmisión oral y el protagonismo de los cantaores gitanos jerezanos, particularmente en los barrios de Santiago y San Miguel, fueron elementos clave en la transformación de la saeta hacia un estilo por seguiriyas, marcando un hito en la historia del flamenco. Además, documenta la relación entre las grabaciones iniciales y los cambios estilísticos, consolidando la saeta flamenca como una expresión singular de la cultura andaluza.

"No es la primera tesis sobre la saeta en España, porque saeta hay en todo el país. Es un tema que siempre me ha interesado y he sido durante diez años jurado del concurso de la peña Buena Gente de Jerez. Una afición desde niño porque he estado muy pegado al mundo gitano y lo he vivido. Además, el trabajo fin de máster para la Universidad de Cádiz (UCA) en Investigación y Análisis del Flamenco fue sobre la saeta. Tenía mucha documentación a raíz de este trabajo y decidí ponerme manos a la obra para llevar a cabo la tesis que he presentado".

Un trabajo que ha contado con dos fuentes de información y documentación principales: las ciudades en las que las saetas de canto llano son muy importantes (Marchena, Castro del Río, Puente Genil, Arcos, Vejer, Lebrija, Rota, etc.). Y la segunda, prensa local y nacional.

Juan Salido cuenta como anécdota, como ejemplo de la importancia de este trabajo, que el antropólogo Arcadio Larrea realizó en Jerez, en 1948, una serie de grabaciones. Entre ellas, graba a Mariquita Pantoja, maestra de Angelita Gómez y de Lola Flores. La maestra, gitana, canta una saeta a la Piedad que recoge Arcadio Larrea. "Una saeta que no hace por seguiriya, hace por un canto llano. Eso es interesante para saber y demostrar que en Jerez se cantaba canto llano sin aflamencar. Y el fondo de la tesis es hablar de cómo se aflamenca y que yo documento. Y es que está constatado que la primera grabación de saeta por seguiriya la hacen Manuel Torre y La Serrana en 1908. La gran aportación de Jerez en este campo es ser los primeros que oficialmente han documentado la saeta por seguiriya. Probablemente, se cantaría antes por seguiriya, sí, pero no está grabado".

Vargas, en el top de los apellidos gitanos

Una investigación de la que su autor destaca, especialmente como novedoso, el tema de la población gitana en Jerez en el periodo 1875-1935, "con algo que es inédito que es la evolución de los apellidos más frecuentes de los gitanos en Jerez", siendo Vargas en los años 1875 y en 1904 el más popular; Moreno (1875) pasó a sexta posición en 1904, pasando a ser segundo Jiménez, que en 1875 estaba en octavo lugar. En tercer lugar, en 1875 estaba Soto, que pasa a cuarto en 1904, siendo el tercero en esta fecha Fernández. Además de los ya citados, debe resaltarse entre los más comunes Monje, De las Heras, Junquera, De los Reyes, Vega, Valencia, Ramos y Carrasco. Una curiosidad, pero ahí está.

Paisaje sonoro urbano de la saeta

Otro de los temas destacados de su tesis es 'el paisaje sonoro urbano de la saeta', "de lo que no se ha escrito nunca nada. Es importante considerar, en primer lugar que, como expresión sonora, la saeta se ubica dentro de un concreto contexto histórico y social que define un paisaje sonoro específico. La saeta y el paisaje sonoro que se construye a su alrededor desarrollan una narrativa que define y se define en relación con los espacios donde se ejecuta. Poner el foco de atención en conceptos como “paisaje sonoro”, “objeto sonoro”, “sonido clave” o “marca sonora” nos va a permitir enriquecer el estudio de la saeta, considerándola como un discurso sonoro que forma parte de un devenir socio-histórico específico. Un campo de investigación que, como decimos, ha sido escaso o nada explorado en el caso de la saeta, pero que resulta imprescindible para completar una historia de la sonoridad o del paisaje sonoro histórico", explica Salido.

"La saeta cabe, en efecto, ser clasificada dentro de la Teoría del paisaje sonoro como una “marca sonora”. Una marca sonora, en primer lugar, de la religiosidad popular de la ciudad de Jerez que transita entre los siglos XIX y XX. Es imposible describir el sentimiento religioso jerezano de esas fechas sin atender a la saeta. El canto del saetero, ya fuera espontáneo o programado, como veremos, es una parte principal de la puesta en la escena urbana de las procesiones de las cofradías de Semana Santa. O, dicho de otro modo, una procesión de la Semana Santa en Jerez era inimaginable sin el punzante sonido de la saeta".

La musicalidad de la saeta

Juan Salido subraya el análisis de la musicalidad de la saeta, que permite catalogarla en tres grupos bastante definidos. En el primero hay que situar aquellas saetas llanas o litúrgicas, como son la Samaritana de Castro del Río y la saeta Marchenera, "las cuales no poseen rasgo alguno en lo que se refiere a la estética vocal de una interpretación flamenca, ni tampoco en cuanto a lo que más adelante se definirá y entenderá estructuralmente como saeta por seguiriya". El estilo analizado de Puente Genil también se puede encuadrar en este grupo pues, aun encontrando algunas características interpretativas flamencas como son algunos giros melódicos y melismas, no se encuentran ni ayeos ni estructura en la que se realice repetición de versos, manteniendo la estructura de “saeta antigua”.

En un segundo grupo se encuadrarían las siguientes saetas: la interpretada por La Serrana, la de Manuel Zapata y la de María Pantoja. Este grupo se podría denominar como pre flamenco, pues en tales saetas se encuentran una ejecución interpretativa flamenca y características en su estructura como la repetición del tercer verso o los ayeos en su comienzo y/o incluso entremedio de la interpretación, como en el caso de la saeta de La Serrana (los ayeos en el principio del segundo tercio que son característicos de las saetas por seguiriyas).

"Cabe señalar -apunta Salido- que en las saetas del segundo grupo, aun conteniendo características flamencas y algunos matices de saetas por seguiriyas, también se observan varios rasgos de saetas llanas como los tercios que alternan su final en tónica y dominante; aspecto que no ocurre con las saetas por seguiriyas, al igual que su estructura en la que se resuelve en un menor número de tercios aún con la citada repetición del tercer verso".

En un tercer grupo pueden englobarse las siguientes saetas: 'Por no saber qué hacerle' (Manuel Torre), 'Había sonado un clarín ronco' (El Gloria), 'Los Hermanos del Calvario' (El Guapo), 'Se rompió el velo del templo' (Manuel Moneo). "Aunque se puede comprobar que corresponden a interpretaciones de épocas diferentes, tales saetas coinciden en numerosos rasgos que las definen como lo que actualmente son consideradas como saeta por seguiriyas. Su interpretación vocal es eminentemente de características flamencas, tanto por su tipo de melisma como por su tímbrica. En ellas se observan unas estructuras comunes".

José Aliaño (el rey de las saetas), retratado por el pintor Juan Padilla. Un valioso documento gráfico que a través de esta presente tesis se hace público por primera vez gracias a la gentileza de su familia. / Familia Aliaño.

"Otro punto fundamental que deriva del presente análisis es que si se presta atención a las transcripciones de las saetas de los dos primeros grupos, se puede constatar que muchos giros melódicos y arranques los tienen en común con la saeta por seguiriyas. Por tanto, parece lo más lógico que estas sean el resultado de una paulatina evolución de muchas de las saetas anteriores (llanas, litúrgicas), pasando por una etapa intermedia de “aflamencamiento” (que son las que se han clasificado en el segundo grupo) y derivando en las saetas por seguiriyas".

Entre otras de las cosas interesantes que han surgido de esta investigación está el descubrimiento por parte del autor del cantaor al que llamaban 'El rey de la saeta' (José Aliaño), que no era gitano, era gachó, "que quizás no vaya a pasar a la historia, pero, sin embargo, era el que más cantaba, y además cobraba".

Una escuela de saeta en Jerez

Juan Salido defiende que Jerez "debería haber tenido desde hace muchos años una escuela que defendiera la saeta por seguiriya de Jerez. Hubo intención en su día por diferentes entidades, pero no se llevó finalmente a cabo".

El investigador destaca que es "una pena que muchas saetas históricas, que han sido cantadas por generaciones, hayan desaparecido. Eran extraordinariamente motivadoras. Lo que hoy se hace, se hace adecuadamente, pero se ha perdido culturalmente un repertorio de letras extraordinario. Y de esta tesis precisamente han surgido infinidad de letras que son un patrimonio. Sería interesante mantener el repertorio seguiriyero de la época, de un tiempo en el que además hubo voces extraordinarias como María La Jerezana, Isabelita de Jerez, etc. Se murió el que hacía las letras y se acabó. Es una pena porque es un patrimonio particularmente casi jerezano".

La nota, el jurado y la directora

La tesis, que obtuvo la calificación sobresaliente cum laude, ha estado dirigida por la catedrática de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla Silvia María Pérez González. El tribunal estuvo compuesto por Cristina Cruces Roldán, Francisco de Paula Ollero Lobato y Luis Javier Gutiérrez Jerez. "La verdad es que estoy muy satisfecho porque el tribunal era de muy alto nivel. Lo he trabajado mucho, le he dedicado muchísimo tiempo, y ahí está". Una tesis que se publicará en el año 2026.

Juan Salido agradece la labor de su directora de tesis, Silvia María Pérez, "que se ha volcado y ha insistido siempre en que no es sólo qué se dice, sino cómo se dice. Es una gran profesional que se merece ser lo que es hoy". Esta tesis, concluye Salido, "ha sido un reto que me tenía que poner a mí mismo. Estoy muy satisfecho".

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