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El sector cerealista de la provincia se une para evitar precios ruinosos

Las cooperativas de cereal y Asaja-Cádiz defienden la calidad del trigo duro frente a las presiones de la industria El mosquito verde y las lluvias tardías provocan una merma del 35% en la cosecha

El sector cerealista de la provincia se une para evitar precios ruinosos
Á. Espejo Jerez

30 de junio 2016 - 05:05

Presiones en el mercado siempre hay, pero esta campaña son más evidentes y se centran en el trigo duro. El sector cerealista de la provincia ha unido sus fuerzas para paliar el impacto sobre los agricultores de una cosecha mermada por los efectos de las lluvias tardías y el mosquito verde (Mayetiola destructor), situación que la industria quiere aprovechar para bajar los precios pese a la escasa repercusión de las adversidades de la campaña sobre la calidad del cultivo.

Responsables de Asaja-Cádiz y de las cooperativas cerealistas -que concentran más del 70% de la producción- ofrecieron ayer en rueda de prensa los datos finales de producción final en la provincia del cereal de invierno, en general, y del trigo duro, en particular, cultivo en el que no se han cumplido las expectativas que había antes de la cosecha. La caída ha sido más sensible en la zona sur y en la provincia, especialmente perjudicadas por las precipitaciones tardías y poco habituales por estas latitudes, lo que ha obligado a las cooperativas a realizar un esfuerzo adicional, con el consiguiente sobrecoste, para realizar los análisis y la separación de los trigos en función de su calidad.

En el norte de España la situación es muy distinta, ya que posiblemente superen la media de un año normal, no así en la provincia, en la que el presidente de Asaja-Cádiz, Manuel Vázquez, indicó que con datos reales y la cosecha terminada, la producción de cereal de invierno no llega a las 200.000 toneladas, de las que 91.000 son de trigo duro, con un rendimiento medio de menos de 2.000 kilos por hectárea, cuando hace menos de un mes se esperaban 3.000 kilos para el trigo blando y 2.500 para el duro.

En países más húmedos como Francia están acostumbrados a esta situación, pero en la provincia falta experiencia, motivo por el que Asaja ha recurrido al instituto francés Arvalis, especializado en la materia, para determinar el grado de calidad que debe tener el cultivo para su uso industrial. Con los informes del instituto francés en la mano, y tras una importante inversión en la maquinaria y aparataje necesario para los análisis, las cooperativas han clasificado los trigos por su calidad para separar los que sufren mayor deterioro -el 10% de la cosecha, que se destinará a otros usos- y agrupar el resto en partidas homogéneas con la calidad necesaria para su uso industrial.

Y para los agricultores no agrupados en cooperativas, Asaja ha contratado los servicios de un laboratorio para que puedan conocer la calidad de sus trigos antes de venderlos. En palabras de Manuel Vázquez, "hay trigo duro de calidad en la provincia y el que no tiene calidad se ha apartado", motivo por el que Asaja recomienda a los agricultores que no vendan sus producciones sin antes conocer la calidad de las mismas.

Los productores de cereal, un cultivo commodity -se siembra en todas las explotaciones para la rotación de las tierras- hacen un llamamiento a las Administraciones públicas para, una vez acabada la cosecha, agilicen la publicación de la norma con las medidas aprobadas para la lucha contra el mosquito verde: la quema de rastrojos y el volteo de las tierras. . Según Asaja, las Administraciones han sido sensibles al levantar el veto sobre estas medidas, pero ahora hace falta que no demoren la publicación de la normativa que las autorice.

La cooperativa de San Dionisio, que abarca Jerez, Sanlúcar y Trebujena, ha sido la más afectada por el mosquito verde, lo que unido a las lluvias tardías ha provocado una merma del 40% de la producción de trigo duro. Para su presidente, José Antonio Vega, este problema afecta a parcelas de la zona desde hace más de una década y, en la presente campaña, ha arrasado con la producción en algunas parcelas, "en las que había expectativas en abril de superar los 2.000 kilos y que han acabado con cero". "El resto de la cosecha, con un rendimiento medio de 1.600/1.700 kilos por hectárea, reúne una calidad muy aceptable", explicó.

En la zona de la sierra, donde opera la cooperativa de Villamartín, el problema de caída de la calidad se ha concentrado en las siembras extratempranas (apenas un 5 o 6% del total) y en las semillas de ciclo corto, explicó el presidente, Ramón Holgado, quien significó que es la primera que en la provincia se detecta el índice de caída en el trigo duro. Holgado recordó que hace años si hubo un episodio de este problema en el trigo blando y dio pie a la "especulación". Su recomendación para los agricultores es "que vendan por el índice de caída que tenga el trigo a la salida, no a la entrada, porque el cultivo mejora con el almacenamiento".

El trigo duro de La Janda, donde opera la cooperativa de Conil, también se ha visto más afectado por el clima que por el mosquito. Pero más allá de la merma en la cosecha, Francisco Javier Leal, presidente de esta cooperativa, subrayó ayer el 90% de la producción tiene el índice de caída que requiere la industria. "Los agricultores van a notar en sus rentas, no obstante, la merma del 30% en la cosecha, pero en enero o febrero la cosa pintaba muy mal", manifestó.

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