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Siendo voluntario aprendes a minimizar lo que te pasa

  • Entrevista de Marco A. Velo con José Soto Ríos, voluntario de la AECC en Jerez (Asociación Española contra el cáncer)

Entrevista de Marco A. Velo con José Soto Ríos, voluntario de la AECC en Jerez (Asociación Española contra el cáncer)

Entrevista de Marco A. Velo con José Soto Ríos, voluntario de la AECC en Jerez (Asociación Española contra el cáncer)

Una persona tan dinámica como usted, tan presencial en distintos órdenes de la ayuda al prójimo, tan relaciones públicas… ¿cómo ha llevado las semanas de confinamiento y las sucesivas posteriores fases de desescalada?

Yo creo que las he llevado, como todos, por fases. Primero no me creía la magnitud de esta pandemia, después con incredulidad, incertidumbre y, más tarde, con preocupación. He vivido, y sigo viviendo, con mucha tristeza el asunto de los ancianos en esta tragedia, donde muchos han fallecido solos, sin la más mínima compañía de ningún ser querido. Ni en el peor de los sueños podíamos imaginar lo que está sucediendo en el mundo. En la AECC hemos mantenido grupos de comunicación, a través de videoconferencias semanales, donde han participado profesionales, enfermos y voluntarios, y la verdad es que han sido de una gran ayuda para todos y nos ha servido para crear unos lazos increíbles entre nosotros.

¿Cree que esta pandemia nos obliga de alguna manera a ser mejores personas, quizá más humildes y probablemente menos semidioses?

Sería deseable, pero no confío mucho en que vayamos a cambiar sustancialmente nuestro estilo de vida. Deberíamos aprender todos a saber distinguir lo esencial de lo superfluo, darle importancia a la familia y los amigos, valorar en su justa medida las pequeñas cosas de cada día, esas que hacen que merezca la pena vivir. Cada cierto tiempo le toca a la humanidad una convulsión de este tipo, que pone en cuestión los grandes temas del ser humano. Lo ideal sería que esta pandemia nos hiciera reflexionar sobre nuestra manera de estar en el mundo y nos hiciéramos un poco más solidarios y más humildes.

Permítame una pregunta según las enseñanzas del escritor indio Rabindranath Tagore: ¿quién no vive para servir no sirve para vivir?

Me parece genial y así debería ser. Yo siempre he creído en el voluntariado, sea del tipo que sea. Tú das 10 pero recibes 100 a cambio. Todos somos necesarios y un poco de nuestro tiempo es vida y esperanza para un enfermo de cáncer, para un anciano que está solo o para un niño autista, por poner algunos ejemplos. Dice el profesor José Antonio Marina que “para educar a un niño hace falta la tribu entera”. Pensamos que hay que dedicar al voluntariado una parte muy importante de nuestro tiempo, y no es así. Un poco de cariño, una mano tendida, un abrazo es mucho. Es una manera también de devolverle a la sociedad un poco, solo un poco, de lo mucho que hemos recibido de ella.

Háblenos de la Asociación Española Contra el Cáncer, de Ándex -Asociación de Padres de Niños con Cáncer de Andalucía- y su implicación en la misma.

Cuando me prejubilé en 2012 mi primera llamada fue para María Luisa Guardiola, fundadora de Andex. Es una mujer a la que sigo admirando profundamente, porque ha dedicado y dedica su vida a los niños con cáncer. Me hice voluntario y han sido unos años muy felices, donde he aprendido muchas cosas, entre ellas a minimizar lo que te pasa. He visto a los niños con cáncer jugando en el hospital, sonriendo a veces y a unos padres-coraje que son un ejemplo de vida. En 2015 publiqué, con mi amigo Josele Amores, el librito “Sonrisas solidarias” y recaudamos unos 10.000 € para Andex.Después, ya en Jerez, me hice voluntario de la AECC (Asociación Española contra el cáncer) y ahí intento poner mi pequeño granito de arena. Soy un voluntario atípico, porque creo que cada uno debe aportar lo que tiene. En ese sentido, he organizado algunos conciertos en los Claustros y en el hospital, y procuro contribuir a una mayor visualización de esta enfermedad y de la AECC.Tengo en la cabeza otros proyectos para esta organización y espero que puedan hacerse realidad a medio plazo.

Hace unos días también usted ha participado de lleno en la campaña ‘Saca pecho por ellas’. ¿Qué le diría a tantísimas mujeres valientes que sacan fuerzas de flaqueza para luchar tan ejemplarmente?

Quienes me conocen saben que no me gusta el protagonismo. He aceptado esta entrevista para significar que soy un simple botón de muestra de los miles de voluntarios de Jerez, de tantas y tantas organizaciones de todo tipo. A ellos mi reconocimiento por la labor tan fantástica que realizan. Piense que estas organizaciones llegan donde las instituciones oficiales jamás podrán hacerlo. Estrechar la mano de un paciente, acompañarle, jugar con un niño en el hospital, eso no tiene precio. Dicen que la empatía es ponerse en el lugar del otro, aunque eso es materialmente imposible, pero sí podemos intentarlo cada día. Admiro a esas mujeres luchadoras que afrontan esta enfermedad mirándola a los ojos, cara a cara, con tristeza en algunos momentos, con incertidumbre y miedo en muchos, pero también con la esperanza de salir de ella. Y afortunadamente, gracias a la investigación y a la prevención, el cáncer de mama se cura en un porcentaje muy alto.

¿Qué desea añadir?

Quisiera tener una palabra de aliento y esperanza para aquellos jerezanos que sufren por cualquier causa, que sepan que no están solos. Y a los profesionales del Servicio de Oncología del Hospital de Jerez, la sociedad les debe un homenaje. Son personas que están hechas de un tejido especial, de una altísima humanidad y de una enorme profesionalidad. Seres especiales, esos que tanto necesitamos cada día. Dice un amigo mío que “no es lo que te pasa, sino lo que haces con lo que te pasa”. Por eso es muy importante ser voluntario, porque aprendes a colocar las cosas que te pasan en su sitio.