Javier Ojeda | cantante

"El rock ya no es el lenguaje de la juventud española"

Javier Ojeda

Javier Ojeda / D.S.

El ciclo de Noches Icónicas en Meliá Sevilla llega a su final con el concierto de Javier Ojeda que se celebrará el próximo jueves. El cantante de Danza Invisible está durante este año apareciendo en los escenarios sin sus antiguos compañeros de grupo, sustituidos por una banda propia que varía según el recinto en el que vayan a actuar. Ojeda se halla presentando su actual disco, Más de 2.000 noches sin dormir, publicado a principios de este verano, con canciones grabadas en directo en una sola toma desde 2005 hasta este mismo 2023, por seis formaciones distintas, que van desde su propia banda de acompañamiento hasta la Orquesta Sinfónica de Málaga, pasando por otras de jazz latino, funk e incluso un rescate con Danza Invisible de 2008. La única excepción es Por amor viviremos, una versión castellanizada del Love will keep us together, de Neil Sedaka, popularizada por Captain & Tennille en los años 70, que Ojeda ha grabado en el estudio.

-¿En qué formato viene usted y qué nos va a ofrecer?

-Al ser este un ciclo de conciertos acústicos voy solamente con Agustín Sánchez a la guitarra y Daniel Lozano a los teclados, haciendo también coros los dos. Ambos me han acompañado a lo largo de todo el verano y son fijos de mi formación habitual, aunque el primero la comparte con Antílopez y el segundo con Efecto Mariposa. Casi siempre toco con la banda eléctrica entera, pero tengo este otro formato preparado y escojo bien que sean espacios adecuados para ello, como este del Meliá a dónde iré encantado. Alguna vez me ha ocurrido en el pasado que he tenido que hacer un concierto acústico en una feria, con todo el mundo gritando alrededor, y decidí que jamás volvería a repetir esa experiencia.

-Empezó su carrera en Danza Invisible con 17 años. Ahora, con esa edad la está empezando su hijo, Jazzy Ojeda. ¿Está viéndose reflejado en él de alguna manera? ¿Cómo están funcionando esos genes familiares?

-Me hace una ilusión increíble, sobre todo porque veo que va a más. Las primeras cosas que ha publicado son las típicas de un adolescente que está buscando su camino, pero cada vez canta mejor y se está uniendo a gente de su edad muy interesante que prueban distintas cosas. Espera debutar en formato grande el próximo verano. Y claro que tenemos muchas cosas en común, como el gusto por los géneros latinos y la expresividad vocal, pero yo me encuentro más cómodo con el formato convencional de música con instrumentos reales, que es con lo que me he criado, aunque no tengo nada en contra de un buen uso de la electrónica, como hace él, que, al fin y al cabo, tampoco deja de ser música pop.

-Aparte de su gran voz y de su marcada influencia en algunos músicos que lo reconocen abiertamente, como Bunbury; de haber sido un frontman perfecto para una banda de prestigio, hay que reconocerle, contrariamente a lo que hacen la mayoría de los músicos, la implicación en la escena musical de su ciudad, Málaga, de la que incluso llegó a escribir un libro con su historia. Desde 2009, que fue el año en que esa historia terminaba, hasta ahora, ¿cómo ha sido su evolución, y cómo se sitúa usted dentro de ella?

-En estos momentos Málaga da muchos más solistas que bandas; de ninguna manera tenemos en Málaga una escena de rock semejante a la de Granada, que creo que es la más sólida de Andalucía. Solistas y gente que canta bien hay una barbaridad, pero el principal problema que tiene mi provincia es que recibe muchísimo turismo y ahora mismo se repite el fenómeno que ocurría en los años 60, que los músicos viven muy bien simplemente haciendo versiones, porque hay muchísimo trabajo en la costa y la gente se acomoda con eso y deja de componer sus propios temas. Se conforman con su banda de versiones de los 80, de versiones de soul y funk y eso hace que te encuentres musicazos impresionantes en ellas. Seguramente algunas de las mejores bandas de versiones de toda Andalucía están en Málaga, pero al mismo tiempo nos falta alguien que venga con sus canciones propias; espero que esto mejore en el futuro. Es verdad que tengo mucha implicación como malagueño, porque me encantaría que hubiese una gran escena de aquí; además por comodidad, porque disfruto mucho con la música y si los malagueños hacen muy buena música pues me siento muy feliz porque tengo más motivos para disfrutar e irme de fiesta.

-Y mirando la música del resto de España, ¿en qué facción se sitúa: el rock ha muerto, el reguetón no es música, si en el escenario no hay instrumentos eso no es un concierto, ya no se hacen canciones como las de antes…?

-Escucho música muy mezclada a diario. No me atrevo a decir que el reguetón no sea música, porque decir eso es de carcas; la gente de mi generación, cuando salió el indie decían que era una basura y ahora dicen lo mismo del reguetón. No se puede generalizar; el reguetón básicamente es un ritmo de influencias africanas que surge del ragamuffin, que es un estilo que vino de Jamaica, de allí pasó a Panamá, luego a Puerto Rico y al resto del mundo latino. ¿Que tiene muchas canciones con letras un poco burdas, de contenido sexual?, pues sí; ¿que hay reguetón de calidad?, pues también, por supuesto. Sobre lo del rock, está clarísimo que ya no es el lenguaje de la juventud española. Hay una cosa buena en que la música esté muy mezclada: yo he visto que en los últimos años hay unos festivales muy híbridos y a mí me encantan; nunca he entendido porque en España en los primeros festivales que surgieron solo había grupos de una cuerda musical; ahora los veo más mezclados y veo también que hay festivales intergeneracionales; por eso digo que me encantan, porque voy para pureta y me encanta ver a gente de mi generación todavía en plena forma. Muchas veces nos encasillan a todos en los festivales de los 80 y no sé por qué no puedo estar cantando en un festival de gente más joven; y a la inversa, ¿por qué la gente de mi generación no puede ver a grupos de chavales que hagan rock de calidad?

"Hay carreras que dependen de un 'hit' y hay artistas buenísimos que tienen varios 'semihits' pero no terminan de romper"

-Estoy recordando ahora que si usted no fuese cantante hubiese sido periodista. Imagine que el Ojeda periodista entrevista al Ojeda artista; pregúntese algo interesante. Y contésteselo, claro.

-Qué difícil. Más que preguntarme algo le diré que yo he llegado a ser músico un poco sin pretenderlo, por una serie de casualidades flipantes; porque antes que nada he sido, y todavía lo sigo siendo, un entusiasta total de la música. Cuando de pronto descubrí que yo podía ser músico me volví loco, y a partir de ahí toda mi carrera ha consistido en intentar aprender a seguir siendo cada vez mejor músico. Luego he hecho unos discos más malos, otros más buenos, pero siempre he tenido el afán de hacer música de mucha calidad y de no perder el compás de los tiempos; siempre me esfuerzo en seguir escuchando cosas nuevas, que creo que es vital para un músico. Y después, al paso de los años, también desarrollé una cosa que no tenia al principio, lo que los andaluces llamamos duende; es decir, capacidad de improvisar en directo y de crear algo desde la nada en un momento de euforia, que eso no lo tiene todo el mundo y yo creo que desde hace unos años puedo presumir de ello.

-¿Siente que con Sabor de amor es usted más cautivo o prestigiado?

-Lo que siento con respecto a la canción es lo muy afortunadísimo que he sido de haber podido contribuir a crearla, porque seguramente, si estoy hablando ahora mismo con usted, es en parte gracias al éxito de esta canción. Hay un momento que ocurre, cuando eres más jovencillo, que dices: hay que ver, con la pechá de canciones buenas que tengo y todo el mundo se fija nada más que en la misma; pero es que hay carreras musicales que dependen de un hit y hay artistas buenísimos que tienen varios semihits pero no acaban de romper con ninguno y eso les perjudica a la larga.

-¿Hay alguna canción suya que considere que debería haberse llevado la gloria que se llevó esta?

-No soy quién para decirlo, la verdad. A lo largo de los años incluso voy cambiando el repertorio; no hay una que yo diga: esta es la que voy a tocar siempre porque es la mejor que he hecho; hay una muy antigua, que hice con Danza Invisible en el 85, que se llama El ángel caído, que dejé de tocarla durante cuatro o cinco años porque pensaba que era más mala, pero hace unos años la volví a recuperar en directo y la disfruto enormemente. Este año hay una que se llama Pero ahora, que la dejé de tocar muchos años y la estoy tocando esta temporada y tanto mis músicos como yo estamos encantados con ella.

Javier Ojeda Javier Ojeda

Javier Ojeda / D.S.

-Si a una inteligencia artificial le pidiésemos que compusiera una canción como las de Javier Ojeda ¿qué escribiría?, ¿algo como lo de la primera época de Danza Invisible, como lo de la época posterior, como lo de sus discos en solitario, como lo de Van Morrison?

-No tengo ni idea; supongo que dependerá de los datos que le introduzcan de una u otra época. De lo que sí estoy seguro es de que saldría una canción malísima. No sé como funciona eso, pero vi una noticia sobre que la IA había creado una canción de Nick Cave y él mismo llegó a decir que estaba bien que lo intentase, pero que la canción era una inmundicia de gran altura. Lo que ocurre precisamente con los compositores humanos es que todo lo que hacemos tiene un toque de imperfección y de imprevisibilidad y de eso depende muchas veces una canción; o de otras circunstancias raras: hay veces que estás en casa trabajando y tienes pensado hacer el puente y a lo mejor con el programa que estás editando te ha salido el puente al doble y te parece más bonito así. Creo que no hay ningún futuro en la IA para componer música; para ayudar a hacer otras cosas, pues seguramente sí.

-Su disco más reciente se llama Más de 2.000 noches sin dormir, aludiendo a los más de 2.000 conciertos que lleva ofrecidos en su carrera. Considerando que esa carrera cubre 40 años y que en ese tiempo hay más de 14.000 noches, sale de media que ha dado usted un concierto a la semana… o 52 conciertos al año. ¿Eso es mucho o poco para una banda de éxito, para poder vivir de la música…? Contextualicemos esas cifras.

-Si me pongo a contar con las colaboraciones, conciertos en los que salí a interpretar una sola canción, seguramente llego a los 3.000 sin problema; pero dicho esto, resulta que nosotros tuvimos una franja a mitad de los años 90 en la que no tocamos tanto, ni mucho menos. Teníamos una agencia de management que lo hacía bien, miraba por nosotros y trabajamos de una manera mucho más parecida a la de los artistas que están en boga ahora; nos poníamos a componer un disco y nos tirábamos dos meses sin hacer conciertos; después de grabar el álbum tampoco tocábamos porque nos tomábamos un mes de vacaciones, y a lo mejor en ese año dábamos solo unos 30 conciertos, pero teníamos cachés superiores y eso nos permitía mantenernos. Luego pasaron los años y yo en estos últimos, desde 2015, he doblado el numero de conciertos, sencillamente porque ya dirijo mucho más mi carrera y no me importa tocar más barato y hacer mas conciertos; pero porque yo soy así y me gusta mucho tocar en directo.

-Sea sincero, ¿lo de apartarse de Danza Invisible no ha sido porque le ha desilusionado seguir formando parte del circuito de festivales ochenteros, de conciertos municipales que apuestan al valor seguro de la nostalgia…? El año pasado dio usted más conciertos en solitario que con Danza Invisible, ¿se han convertido el grupo en un lastre desde la pandemia para acá?

-Muchos más; y en particular desde 2018 o 19 he tocado mucho más solo que con Danza Invisible. Pero no, nunca pueden ser un lastre, porque entre otras cosas estamos hablando de amistad, antes que nada; pero sí es verdad que durante demasiado tiempo no hemos avanzado juntos, no hemos hecho nada nuevo. Te sigues juntando para hacer las viejas canciones y aquello suena muy bien, te lo pasas estupendamente, pero no hay una voluntad colectiva de hacer un nuevo trabajo futuro. Yo estaba casi seguro de que la pandemia iba a acabar con la banda, pero luego coincidió el 40 aniversario, nos salió una oferta muy buena del Brisa Festival para celebrar ese concierto, y entonces, milagrosamente, nos reactivamos, volvimos a ensayar y el año pasado hicimos cuarenta y tantos conciertos juntos que en general sonaron muy bien. Pero me dije que tenía demasiados proyectos en mente y que tenía que terminar con alguno, aunque fuese temporalmente; es que me iba a dar un ataque de tanto curro el año pasado.

"Estoy eligiendo los conciertos y los cachés que me apetecen; pero no quiero dar a entender que estoy más a gusto sin Danza Invisible, sencillamente es que lo necesitaba"

-Este es el primer año en el que no está compaginando su carrera en solitario con la de Danza Invisible. ¿Cómo lo está llevando? ¿Hay más sensación de alivio o de agobio?

-Me encuentro muy bien en el sentido de que dirijo mi carrera, como le dije antes; no tengo ningún manager en exclusiva, estoy eligiendo los conciertos que me apetecen y los cachés que me apetecen y ya no tengo la obligación como otros años de decir: vaya, ahora tengo que dar este concierto… pero sea con Danza Invisible o con otro formato que tenía, como el de Rock and Roll Star o cosas así, ahora la verdad es que me siento muchísimo más aliviado porque escojo yo; pero no quiero dar a entender que estoy más a gusto sin ellos, sencillamente es que lo necesitaba

-¿Una cifra tan redonda como 40 años es un punto de corte total, o la situación es pasajera?

-Espero que sea pasajera; hablé con mis compañeros y les dije que este año me lo pedía para mí, pero la idea es volver el año que viene a hacer algunos conciertos. Y para cosas que podamos hacer en el futuro menos inmediato, ya veremos; pero seguro que lo cogeremos con muchas ganas; tenga en cuenta que llevamos toda la vida los mismos tíos juntos y eso quema.

-En sus dos últimos discos, Los castillos del mar y el de las 2.000 noches, no hay ninguna canción nueva, solo Por amor viviremos y es una versión de otra antigua. ¿Cuándo vamos a tener canciones suyas a estrenar?

-Voy a poner en plataformas una canción para la Cruz Roja. Hay un par que he hecho, pero de encargo, que me salen bien y acabo publicándolas todas en los discos, porque no las hago tan publicitarias, siempre tienen la letra con algo de doble sentido. Este año publico una que es para el 150 aniversario de Cruz Roja y también me encargaron una canción, Hambre de ti, para la marca gastronómica Sabor a Málaga. Aparte de esto, mi hijo quiere grabar una de mis canciones inéditas, me la quiere quitar, y al mismo tiempo hay también otra a la que le hemos hecho la melodía vocal entre los dos, que seguramente sacaremos el año que viene a dúo. No sé si sacar singles sueltos o un LP, pero ya tengo material suficiente. El de Castillos se iba a publicar mucho antes, pero coincidió con lo del 40 aniversario y lo guardé -finalmente salió el pasado mes de diciembre- decidiendo mientras tanto que iba a grabar otro; el primero está hecho con la misma banda y el otro con seis distintas, pero la idea era la misma: repasar prácticamente toda mi carrera; de hecho, busqué que hubiese una canción de todos y cada uno de los álbumes; y menos algún detalle pequeño, prácticamente lo he conseguido.

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