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Una mezcla entre la alegría y el realismo

  • Tabárez es el primero en reconocer que los suyos, pese a la clasificación, están lejos de su mejor nivel

Óscar Tabárez llega al entrenamiento de los suyos con sus muletas.

Óscar Tabárez llega al entrenamiento de los suyos con sus muletas. / kiko huesca / efe

El objetivo se logró. Uruguay fue el primer equipo en avanzar a octavos de final del Mundial de Rusia al ganar este miércoles a Arabia Saudí. Pero dentro y fuera del plantel hay coincidencia en que queda mucho por mejorar. Sobre todo pensando que grandes como España o Portugal esperan en el horizonte.

"Conseguimos el resultado y la clasificación, que era lo que buscábamos", dijo el técnico Óscar Tabárez después del triunfo por 1-0 en Rostov del Don ante una Arabia Saudí "con mucho poder físico", en palabras del Maestro. Uruguay se jugará ahora el primer puesto del Grupo A el lunes, en Samara, ante la anfitriona, Rusia.

La clasificación estuvo rodeada de motivos para celebrar. Luis Suárez cumplió su partido 100 como internacional y marcó su primer gol en Rusia. El guardameta Fernando Muslera igualó el récord de más actuaciones mundialistas con La Celeste: 13. Y Tabárez metió al equipo en octavos por tercer Mundial consecutivo.

Pero parte del éxito uruguayo nace de la sensatez de Tabárez, y el técnico fue el primero en poner límites a cualquier posible euforia. "Lo único que me sorprendió del partido es el bajo nivel que tuvo mi equipo durante muchos minutos", avisó. "Si lo comparamos con cosas que hemos hecho en otros partidos, estuvimos muy lejos".

También Luis Suárez pidió cautela. "No se está jugando de la forma que nos gustaría", reconoció el máximo goleador histórico de Uruguay, que en su encuentro centenario como internacional fue elegido, además, hombre del partido y se dio el gusto de anunciar que espera un tercer hijo.

Lo cierto es que fue una iluminación del delantero del Barcelona -aprovechó un error grave del meta saudí para marcar- lo único que desequilibró el partido ante un rival físico pero modesto.

Algo similar pasó ya en el debut ante Egipto, cuando Uruguay ganó también por un ajustado 1-0 con un cabezazo del defensor José María Giménez en el último minuto: dos tantos en dos partidos ante los mismos dos rivales a los que Rusia, que no puede considerarse precisamente una potencia futbolística, marcó ocho goles.

La prensa uruguaya pidió por eso "alegría y realismo" para que el alivio por la temprana clasificación no oculte los déficits que el equipo tiene que mejorar aún si quiere llegar lejos en Rusia.

La preocupación apunta sobre todo a la falta de verticalidad del equipo. Tabárez renovó el mediocampo en las eliminatorias con talentos jóvenes que ofrecen más fútbol y circulación para que la pelota llegue con más claridad a Suárez y Edinson Cavani, su temible dupla ofensiva.

El toque se da; la profundidad, no. Ocurrió ya ante Egipto, por lo que Tabárez reaccionó cambiando a Giorgian de Arrascaeta y a Nahitan Nández por Carlos Sánchez y Cristian Rodríguez. El funcionamiento mejoró, pero sigue sin convencer. Y Matías Vecino, otro pilar del nuevo mediocampo uruguayo, no termina de inspirarse.

Tampoco pasa desapercibida la ajustada cuenta goleadora teniendo en punta a una de las mejores duplas ofensivas del Mundial y a los dos mayores anotadores históricos de Uruguay. La buena noticia: Suárez se quitó la presión con su primer grito. La mala: Cavani, que perdió un mano a mano ante Arabia Saudí, sigue peleado con la red.

Son mecanismos que Uruguay necesitará engrasar para unos octavos en los que esperan con toda probabilidad Portugal y España, líderes y favoritos del Grupo B. Lo que no quita que la clasificación dé a La Celeste una tranquilidad para trabajar esos aspectos que ya querrían Brasil, Argentina o Alemania, aún en lucha por avanzar a octavos.

"A Uruguay lo vi bien, bien paradito, sin arriesgar absolutamente nada, el gol de Suárez los tranquilizó", elogió el mismísimo Diego Armando Maradona en el programa "De la mano del Diez", de Telesur.

Sin amonestados, sin lesionados, con un grupo cohesionado y un partido por delante para probar rotaciones y dar descanso a los más exigidos, Tabárez tiene todo para resolver los últimos problemas y llegar a octavos de final en una situación envidiable.

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